En sólo tres semanas Los Pelambres, de Antofagasta Minerals, logró desactivar un conflicto que se les avecinaba. Esto luego que sus trabajadores contratistas, liderados por Cristián Cuevas, entregaron un petitorio con la intención de negociar directamente con la minera.
Sin embargo, la empresa rápidamente derivó la solicitud a sus empresas proveedoras, decisión que la industria interpretó como un nuevo golpe al movimiento contratista, que impulsa la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC).
En este caso, la propuesta provino de la facción más dura de la entidad sindical y la negativa de la mayor operación minera del grupo Luksic se suma al revés sufrido el año pasado con Codelco en El Salvador, donde un mes de movilizaciones y tratativas culminaron sin que hubiera un acuerdo firmado.
En este caso, los proveedores de Los Pelambres accedieron a formar una mesa con el objetivo de formalizar una serie de beneficios que reciben sus empleados, lo que implicó que los trabajadores redujeran sus requerimientos.
Todo esto se realizó a través del diálogo “que es la forma como nosotros entendemos que se resuelven las diferencias”, aseguraron desde la minera.
Los ojos de la minería privada estaban puestos en este proceso que tras la negativa de la estatal sería decisivo para el sector, pues el movimiento contratista ha manifestado su intención de extender sus exigencias a otras compañías del sector.
Algunas fuentes aseguran que el ambiente no es el más adecuado para hacer exigencias y menos para pedir bonos, dada la caída del precio del cobre, visión que en medio de los procesos de reducción de personal hasta los trabajadores comparten, dejando de lado la idea de que los conflictos sólo se resuelven con la entrega de bonos.
Cristián Vizcaya, presidente de Agema, asociación que reúne a las firmas contratistas de Codelco, asegura que en este momento no hay ningún tipo de negociación con los contratistas, lo que no obsta a que siempre mantengan el diálogo para mejorar las condiciones de trabajo.
“Estamos tratando de ampliar el seguro de salud y lograr más convenios o retirar beneficios que no son tan valorados para destinar esos recursos con otros fines”, dice.
Las vertientes de la CTC
La debilidad del movimiento contratista también explica este cambio en la forma de resolver las diferencias en el sector, dicen en la industria.
A diferencia de los años anteriores, los despidos para reducir costos y enfrentar la crisis de precios en las distintas compañías tienen a los trabajadores más ocupados en mantener sus puestos de trabajo, que en involucrarse en movilizaciones para paralizar las faenas.
Además, la división al interior de la CTC, institución que reúne a trabajadores tercerizados y que actualmente es presidido por Manuel Ahumada, le ha restado fuerza al movimiento.
El surgimiento al interior de la confederación del Frente Nelson Quichillao, en honor al contratista fallecido durante las protestas contra Codelco el año pasado, ha quebrado al movimiento, comentan en el sector.
Esta nueva facción, que surgió por una visión crítica a la forma en que se condujo la negociación con Codelco en 2015, es liderada por el anterior presidente y dirigente histórico de la CTC, Cristián Cuevas.
El dirigente calificó como exitoso el proceso desarrollado en la faena de Antofagasta Minerals. “Gracias a nuestra gestión, se lograron concretar beneficios”, dijo.
Cuevas, quien es muy crítico de la gestión desarrollada por la mesa directiva de Ahumada, a la que califica como “errónea”, está recorriendo el país en busca de apoyos con el objetivo de fortalecer al frente que encabeza. Además, insistió en su llamado a convocar próximamente a una asamblea nacional que defina hacia dónde avanzará la CTC.
“Hay que resolver el tema de la unidad, porque sin duda afecta, entre otras cosas, a poder instalar mesas de negociación”, aseguró el ex delegado laboral del gobierno en España.