Las preocupaciones que sinceró Bernardo Larraín Matte ante la inminente presentación de la política nacional del litio
El vicepresidente de Colbún y CMPC reconoció que el Estado tiene la facultad y el deber de fijar estándares ambientales y un royalty, pero enfatizó que el camino son las concesiones.
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La inminente presentación de la política nacional del litio por parte del gobierno mantiene expectante al sector empresarial. Ese fue uno de los temas que abordó el vicepresidente de Colbún y CMPC, Bernardo Larraín Matte, en medio de sus intervenciones en el panel que se desarrolló en el marco del seminario Latam Focus, de BTG Pactual Chile.
A la hora de responder la interrogante de si se corre el riesgo de populismos, Larraín indicó que no se puede negar que sí, que el riesgo está. En esa línea, señaló que hay una preocupación y cierta displicencia respecto del proceso constitucional "en mundos como el nuestro" en el sentido de decir -por ejemplo- hasta cuándo se seguiría en este debate. Esto, advirtió el empresario, "como si los problemas de la gente no pasaran por un sistema político bien diseñado, como si los problemas de la gente no pasaran por un Estado funcional, eficaz, eficiente".
Fue en ese momento que puso como ejemplo la oportunidad que tiene Chile con el litio. A su juicio, ésta se ha perdido en una discusión dicotómica entre los que dicen que solamente el Estado debe administrar esos recursos y no solo administrarlos sino explotarlos, y quienes dicen que las concesiones no requieren ninguna intervención regulatoria porque eso implicaba violar el derecho de propiedad. "La Constitución tiene que zanjar esa discusión, porque hay mucha inversión", recalcó, agregando que hay muchas empresas que tienen proyectos, pero mantienen pendiente la decisión de inversión.
Y añadió: "Por supuesto que la precisión de cuál va a ser el estatus jurídico de los derechos de uso, de las concesiones, piensen que el litio es el único mineral en Chile que no es concesionable. Veo con una cierta preocupación -vamos a ver en unos días más cuando se anuncie la política nacional del litio- pero me da la impresión que la participación -espero equivocarme- va a ser en sociedad con el Estado, y eso lo encuentro muy malo".
Tras su intervención, consultado por su preocupación, explicó que no hay ninguna razón, ningún distrito minero en el mundo y no hay ningún mineral en Chile que no pueda ser concesionado. "Por supuesto que el Estado podrá establecer estándares medioambientales para la explotación del litio. Podrá establecer un royalty como el que negoció, por ejemplo, la Corfo bajo Eduardo Bitran con SQM, que está generando US$ 5 mil millones de recaudación tributaria", añadió.
Larraín enfatizó que el camino son las concesiones y por supuesto que el Estado tiene la facultad y el deber de fijar estándares ambientales, de fijar un royalty. "Pero mi preocupación sería en el fondo que el espacio que se abrió a la participación privada fuera un espacio que básicamente se materialice a través de participaciones minoritarias de privados de empresas públicas", dijo.
Con todo, el vicepresidente de Colbún reforzó: "Que se constituya la empresa pública del litio, que Enami haga lo suyo, que Codelco haga lo suyo, no tengo problema, siempre y cuando en el fondo cada una de esas empresas lo hagan en igualdad de condiciones que una empresa privada que obtiene una concesión o un contrato de operación para desarrollar un proyecto de litio en el Salar de Maricunga, por ejemplo".
En ese sentido, puntualizó que tiene que ser en el fondo empresas privadas con concesiones, con estándares ambientales elevados, con royalty. Y, por otro lado, empresas públicas exactamente en la misma condición. "Si el camino hubiera sido exclusivamente una empresa pública del litio hubiera sido eterno. Ahora, el camino de hacer un joint venture entre una empresa estatal y una empresa privada tampoco es rápido. Entonces, por qué no en paralelo avanzamos con concesiones o con contrato de operación con las mejores empresas de litio chilenas y del mundo".
Asimismo, en el panel de conversación, rememorando lo que implicó el plebiscito en la hoja de ruta hacia adelante, Larraín indicó que el 4 de septiembre se hizo un cambio en el punto de partida que "nos aleja de esa lógica refundacional". "Esa lógica de asociar los problemas de Chile a la estructura de los sistemas, creo que nos distanciamos de eso", dijo.
Sin embargo, agregó, si uno ve cuáles son los caminos posibles para adelante, aunque se está lejos de volver a esa ruta, apuntó a que se está más cerca de una ruta más bien mediocre. "Quizás no refundacional, no rupturista, pero una ruta mediocre", afirmó, poniendo como ejemplo cuando se ve lo disfuncional que está el Estado.
En cuanto a la Constitución, el empresario dijo compartir que tiene que estar precisado el sistema electoral en la Constitución y que algo tiene que decir también de la estructura del Estado desde el punto de vista de la separación entre gobierno y administración pública.