El presidente de Brasil, Luiz
Inácio Lula da Silva, admitió hoy que Petrobras podría salir de
Ecuador si no alcanza un acuerdo favorable con el Gobierno de ese
país, pero confió en que la negociación llegue "a buen término".
"Estoy convencido de que estas tensiones son, en verdad, menores
de lo que aparentan. Lo que necesitamos saber es si Ecuador tiene
interés o no de tener a Petrobras produciendo petróleo y gas allá y
si a Petrobras le interesa invertir allá por la cantidad de reservas
de Ecuador", comentó Lula en una rueda de prensa.
Lula afirmó que si llegan a un acuerdo, será "muy bueno", pero en
caso contrario, "Petrobras va a buscar otro camino y Ecuador va a
buscar otros socios".
Para el mandatario brasileño, hasta ahora existen "tensiones
normales" de negociaciones que implican a "empresas importantes",
pero que los problemas "serán mucho menores" cuando las discusiones
"entren en la esfera política".
No obstante, Lula consideró que de momento deben ser las empresas
implicadas las que discutan los términos comerciales "hasta llegar a
buen término", antes de que surja la necesidad de que intervengan
los ministerios de Minas y Energía y Exteriores para tratar las
eventuales "implicaciones políticas".
La presencia de Petrobras en Ecuador también fue tratada con
anterioridad por el canciller brasileño, Celso Amorim, que recomendó
"paciencia" en las negociaciones para que la petrolera brasileña
transforme su contrato como operador en ese país en uno de
prestación de servicios, como exige la legislación ecuatoriana.
El pasado lunes, el ministro de Minas y Petróleos de Ecuador,
Galo Chiriboga, advirtió que si Petrobras no cumple las exigencias
del Gobierno ecuatoriano, tendrá que abandonar el país.
El sábado el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, también había
manifestado su impaciencia con la demora de Petrobras en firmar un
nuevo acuerdo como los ya aceptados por otras multinacionales que
actúan en el país.
A finales de septiembre, Correa ordenó la militarización de las
instalaciones de otra empresa brasileña, la ingeniería Odebrecht,
por los defectos estructurales que aparecieron en una central
hidroeléctrica que había inaugurado unos meses antes.