Por Francisca Orellana
Un salto en el precio del vino sauvignon blanc ha logrado la firma Dos Andes Wines, del grupo Córpora, liderado por Pedro Ibáñez.
Tras dos años de investigación, la vitivinícola logró mejorar la calidad y ampliar la gama de la cepa -una de las tres junto al chardonay y pinot noir que desarrollan entre los valles Aconcagua y Biobío y también en Neuquén y Río Negro en Argentina-, proceso que también les permitió aumentar el precio de venta en más de un 40% al pasar de
US$ 30 a entre US$ 42 y US$ 46 por caja. Y también, producir el vino de edición limitada Agustino Gran Reserva y que se vende a US$ 80, explica Rodrigo Romero, enólogo de Dos Andes.
Con el apoyo de Innova Biobío, la universidad de Davis de California y consultores externos, más una inversión de $ 160 millones, desarrollaron un proyecto para cuantificar y calificar las moléculas aromáticas de sauvignon blanc conocidas como metoxipirazinas, que permitieron, junto a la experimentación de manejos agronómicos y de laboratorio, conocer su vida metabólica, aumentar la intensidad y gama aromática, al lograr producir hasta un 600% más de dicha molécula en relación a un manejo habitual.
“Esta cepa tiene una gama súper amplia, que viene de los más tropicales a aromas más verdes. Y a nosotros nos faltaba esta última, por lo que ahora tenemos un abanico más completo y atractivo”, dice el ejecutivo de la firma que en 2010 exportó más US$ 14 millones en casi cuatro millones de litros de vino y espumante, según cifras de Vinos de Chile.
La iniciativa también abre la puertas para captar una mayor venta de sus otras cepas en distribuidores y compradores.
Pinot noir
El pinot noir es la variedad más emblemática de la viña, “de hecho somos los que producimos más en Chile. Y posiblemente como empresa, lo que más ofrecemos en el mundo”, explica Romero.
Por ello es que están ejecutando hace tres años un proyecto, también con Innova Biobío y en conjunto con la Universidad de Concepción, para ampliar la gama de esta cepa en Chile, pero específicamente en la Octava Región . “Es súper poco lo que se ofrece, por lo tanto, no hay una variedad clonal suficiente que permita tener una mayor complejidad en los vinos”, dice. Según datos de Innova Biobío, pese a que la zona tiene condiciones para producir vinos finos, un 81% de su producción es de aquellos de bajo valor, lo que económicamente desfavorece a los pequeños productores, sumado a que la oferta de cepas viníferas finas certificadas de viveros es casi nula.
Desde Borgoña, Francia, trajeron seis clones que no existen en Chile y están recién en etapa de multiplicar estas nuevas variedades adaptadas a las necesidades y clima del país. “Vamos a plantar un millón de plantas, las que esperamos transferir a pequeños productores de la zona para que puedan transformar sus cultivos de uva país a variedades más comerciales y puedan aumentar sus precios de venta”, dice Romero.