Por Macarena Richmond
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Gonzalo Bofill conversó con el director de Diario Financiero, Roberto Sapag.
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Invitado al ciclo de charlas “Mi Nombre Es ... Historias de Emprendedores”, el presidente de Carozzi, Gonzalo Bofill Velarde, conversó con el director de Diario Financiero, Roberto Sapag, sobre sus claves en el mundo del emprendimiento y el camino que ha transitado la compañía desde una empresa de pastas a una de alimentos, hasta expandirse a una de consumo masivo. “Para emprender, se necesita mucho talento pero, por sobre todo, determinación”, dijo Bofill ante un grupo de estudiantes universitarios.
“Cuando uno tiene pasión y determinación, es capaz de llevar a cabo cualquier proyecto. Una idea aunque sea genial, si se implementa sin determinación puede transformarse en un fracaso. En cambio una idea quizás no tan buena, pero bien gestionada, bien administrada, puede llegar a ser un éxito”, comentó.
Bofill repasó los momentos de éxito empresarial de su familia, que llegó a Valparaíso desde Asturias en 1881, pero también uno particularmente difícil: el devastador incendio que hace poco más de un año afectó a la planta y bodegas de Carozzi en Nos.
“Esa fue una de las situaciones que más dolor me ha causado, pero también, una de las que más aprendizajes y fortalezas me han dejado, además de cohesionar y unir más aun a la compañía que está comprometida con resaltar los valores familiares dentro de la organización”, señaló el empresario.
En los genes
Actualmente, Carozzi es una de las líderes en la industria nacional de alimentos, con productos que son exportados a los principales mercados del mundo. La empresa factura US$1.000 millones y cuenta con alrededor de 10 mil trabajadores.
La firma cuenta con alianzas estratégicas en el extranjero –con Molino Ríos de la Plata en Argentina a través de Compañía de Alimentos Los Andes (CALA), y con TigerBrands de Sudáfrica. Asimismo, opera oficinas comerciales en Paraguay, México, Argentina, Estados Unidos y Ecuador, y tiene 19 plantas productivas de las cuales dos se encuentran en Argentina y otras cinco en Perú.
En varios momentos de la conversación, Bofill recordó a su padre, el fallecido empresario Gonzalo Bofill de Caso, quien comenzó a trabajar a los 17 años como comerciante en la empresa familiar Caso y Cía. y lideró el proceso de diversificación de Carozzi en los 80.
“Este mismo rigor es lo que me enseñó mi padre, quien también me dio la oportunidad de trabajar en los veranos desde pequeño en la empresa, pues deseaba que yo pudiera percibir de alguna manera el esfuerzo realizado por las anteriores generaciones”, relató.
Y la historia sigue: el directorio de Carozzi, ya cuenta entre sus miembros con Gonzalo Bofill Schmidt -hijo de Bofill Velarde-, representante de la quinta generación de la familia.
¿Lo más importante?: Ser Feliz
Emprender no es tarea fácil ni algo que se deba hacer sólo para obtener dinero, señala Gonzalo Bofill.
“En la vida lo más importante es ser feliz, para ello es fundamental hacer lo que a uno realmente le gusta, y esta es a mi juicio la clave para que uno pueda desarrollar de la mejor forma su trabajo. Nada te compensará el hecho de no disfrutar lo que haces. Tener amor por lo que desarrollas es el punto de partida de cualquier emprendimiento exitoso”, relata este empresario, agregando que los valores con los que se dirige una organización no se transan y se deben mantener en las buenas y en las malas, cohesionando a todo el equipo en torno a ellos. “Cuando ocurrió lo del incendio nosotros decidimos no despedir a nadie, por el contrario, hicimos el esfuerzo de reubicar a los trabajadores porque lo consideramos natural de una empresa que practica la cultura familiar”, señala.
Pero lejos, según Bofill, lo más importante es “la pasión y la determinación. Teniendo esto, puedes llevar a cabo cualquier proyecto” concluye.