Por Francisca Orellana
Uno de los “problemas” de los alimentos considerados saludables es que no tienen buen sabor y, por ende, se consumen poco. Por ello es que para lograr productos que contribuyan a una dieta equilibrada y que al mismo tiempo sean sabrosos, de buen aroma y textura, es que Nestlé y las universidades de Chile y Católica se unieron para crear una Plataforma de Innovación en Alimentos (PIAL), que busca generar soluciones en ese sentido. La idea no sólo es hacer investigación, sino también formar capital humano y transferir tecnología, ya que Nestlé aportará el know how del negocio y el desarrollo del prototipo de los productos.
La iniciativa, que será lanzada formalmente en marzo y que tendrá una duración de cinco años (renovables por otros cinco), contempla una inversión inicial de $ 245 millones (88% aportado por Nestlé), más fondos adicionales de organismos públicos nacionales o extranjeros que deberán levantar para ejecutar los proyectos que el comité directivo defina como prioritarios y de mayor impacto para la compañía de alimentos.
“Nestlé tiene 10 áreas de negocios, veremos cuáles son las más importantes para ellos y también para el país”, acota Eduardo Agosín, director del programa Alimentos Sabrosos, Inocuos y Saludables (ASIS) y representante de la U. Católica en el PIAL.
El presidente ejecutivo de Nestlé, Fernando del Solar, ha adelantado que habrá tres ejes: alimentos procesados para una dieta equilibrada (con menor contenido de sal, por ejemplo); alimentos funcionales para prevenir enfermedades prevalentes en la región; y la creación de productos desarrollados a partir de materia prima nacional. En esto último, Agosín dice que hay oportunidades ya que en los últimos 80 años la industria se ha focalizado en cultivos tradicionales, como el trigo o el maíz, pero hay otros con buenas propiedades nutricionales pero poco explorados, como la quínoa o chía. “Esto siempre y cuando exista suficiente abastecimiento, que es el gran problema de estos cultivos”, explica.
La meta es trabajar rápido, por lo que esperan tener, en dos años, al menos un producto en el mercado. Y aunque no se descarta sumar otras empresas al PIAL, ya que el contrato no es exclusivo ni excluyente, “queremos consolidar esta relación”, dice Agosín, subrayando que se trata de la primera vez que se aborda de manera estratégica, entre el mundo académico y el privado, el área de innovación y desarrollo en alimentos.
Mejorar los sabores
Como el desafío está en crear productos sabrosos y nutritivos, la U. de Chile participará a través del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos (INTA) para profundizar temas de inocuidad, microbiología y antioxidantes, entre otros, mientras que el ASIS UC aportará el conocimiento de estudios sensoriales, ingredientes y biotecnología, entre otros.