Por Alejandra Clavería
Por primera vez una localidad chilena midió territorialmente la cantidad de emisiones directas e indirectas de gases de efecto invernadero que producen sus diferentes actividades económicas. Se trata de Isla de Pascua, comuna que en 2010 produjo en total 59.448 toneladas de CO2, 46% de las cuales fue generado por el transporte aéreo.
Las cifras forman parte de una investigación elaborada por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Católica y financiada con $ 20 millones por parte de la Embajada Británica, que tuvo como principales objetivos no sólo convertir a Rapa Nui en un ejemplo para otras zonas de nuestro país que deseen medir su huella de carbono y mitigar su impacto en el medio ambiente, sino también buscar alternativas para fortalecer la autonomía energética de la isla y potenciar en ella el turismo sustentable.
Para Jonathan Barton, experto a cargo de la investigación, además de establecer como prioridad territorial la preocupación por el cambio climático y potenciar una buena imagen país en el extranjero, el estudio ha ayudado a determinar, por ejemplo, que implementar energía solar (paneles fotovoltaicos y colectores solares) es una de las alternativas más adecuadas para reducir la dependencia que hoy tiene la isla por el diésel proveniente desde el continente.
“Crear un sistema descentralizado de energía es la mejor forma de reducir las emisiones. Para ello, deben crearse incentivos que reduzcan el consumo energético de combustibles fósiles y estimular estándares de construcción y desempeño entre los propios isleños”, dice.
Recomendaciones
Gestionar la capacidad de almacenamiento de combustible, incentivar la compensación de emisiones en el turismo, fortalecer programas de compostaje y reciclaje, reforestar, y controlar la frecuencia de vuelos desde y hacia la isla, son otras de las actividades que recomienda llevar a cabo el estudio.
Luz del Carmen Zasso, alcaldesa de Rapa Nui, estima que gran parte de estas observaciones estará concluida en un plazo de tres años, pero asegura que “la tarea no es fácil pues, aunque existe conciencia, cambiar los hábitos de las personas requiere de mucho tiempo”.
En ese sentido, destaca la labor que las autoridades locales están realizando para disminuir el CO2 proveniente del ganado, y que hoy corresponde al 13% de las emisiones totales de la isla, seguida por la generación de electricidad y el transporte de combustible, con un 10%.
Por su parte, Jeremy Browne, ministro de la cancillería británica para América Latina, valoró la iniciativa y recalcó otras medidas que Chile está implementando en esta materia, como la de reducir el 20% de las emisiones de CO2 al año 2020.