Un equipo multidisciplinario de las escuelas de Ingeniería y Medicina de la Universidad Católica desarrolló un simulador de punciones venosas que permitirá enseñar de forma más eficiente y amigable a ejecutar este tipo de procedimientos. Se trata de Simulmedic, el cual acaba de ser seleccionado por Go To Market de Corfo para viajar a Silicon Valley en busca de clientes y socios.
Fernando Altermatt, líder del proyecto, explica que el sistema de entrenamiento -que posee un hardware y software desarrollado por el Laboratorio de Diseño de Ingeniería- puede simular la piel y los vasos sanguíneos, permitiendo identificar las venas y obtener información exacta sobre cómo se está generando la punción y los errores que se están cometiendo.
De este modo, se tiene un feedback automático que permite corregir el desempeño de los alumnos y y evitar que cometan errores antes de interactuar con pacientes reales, además de dar solución a una de las principales limitaciones de la enseñanza tutorial: la capacidad de un instructor para entrenar simultáneamente a grandes grupos de personas. "A través del Go To Market realizamos análisis de mercado y participamos de talleres con el Stanford Research Institute, donde superamos varias etapas hasta que fuimos seleccionados para buscar financiamiento en Silicon Valley por un mes. Partimos en julio", adelanta Altermatt. El objetivo, es encontrar un socio para seguir perfeccionando el producto junto al Centro de Simulación Clínica UC y otras capacidades de la universidad y, posteriormente, licenciarlo.
El investigador señala que la innovación no sólo es de interés para escuelas de medicina, sino también para la milicia, escuelas de personal paramédico, bomberos, o cualquier otro organismo que capacite gente para estas intervenciones, por lo que ya han agendado reuniones con ellos y también con potenciales inversionistas. "Las punciones con agujas conllevan ciertos riesgos desde cosas tan banales como dejar un brazo morado hasta complicaciones mayores. Nuestra intención es disminuir al máximo la posibilidad de que los pacientes sean sometidos a un riesgo innecesario por la poca experticia de los operadores, educando de mejor forma a las futuras generaciones", sostiene Altermatt.