Por Karen Ríos
Cuatro de 23 incubadoras de negocio apoyadas por InnovaChile ya han postulado al nuevo sistema implementado por esta entidad pública para lograr recursos tanto para sus operaciones como para gestionar emprendimientos.
Las incubadoras de las universidades Católica de Chile, de la Frontera y Austral, junto a Fundación Chile, son las primeras entidades en definirse bajo los nuevos parámetros impuestos por Corfo, que entre sus cambios exige que estas instituciones opten por asesorar a un tipo particular de emprendimentos. O son proyectos netamente innovadores (incubadoras I) o son asesorías para apoyar empresas ya formalizadas que tengan potencial de crecimiento alto (incubadoras D).
“Con esta modalidad vemos varios impactos , pero el principal es que las incubadoras serán más claras en su propuesta de valor, lo que obligará a los emprendedores a buscar cuál le conviene más según el tipo de emprendimiento que esté desarrollando”, afirma Marcelo Díaz, presidente de Asociación Gremial de Incubadoras de Empresas (ChileIncuba).
Según explica Adrián Magendzo, subdirector de Emprendimiento Innovador de InnovaChile, las entidades que opten por ser de categoría “I” podrán acceder a una línea de financiamiento para operar de hasta
$ 200 millones anuales, y a la vez, tendrán la posiblidad de postular al manejo del Subsidio Semilla de Asignación Flexible (SSAF), un nuevo fondo para administrar capitales semillas de hasta $ 700 millones que distribuirá entre sus incubados.
“La mayoría de las incubadoras que estaban relacionadas con universidades hoy en día están en proceso de “independizarlas”, ya que con los incentivos nuevos deberán actuar como fondo de capitales de riesgo”, dice Magendzo.
Otra de las irrupciones que instauró Corfo es limitar en 7% la participación que pueden tomar las incubadoras en los emprendimientos que asesora.
Participación bancaria
Respecto al modelo de incubación “D”, que apunta al apoyo de emprendimientos que ya existen en el mercado -deben tener menos de cuatro años de existencia-, InnovaChile define los últimos detalles.
“Hay un grupo de emprendimientos que ya están funcionando, venden productos definidos, y que a pesar de tener potencial para crecer explosivamente no lo han logrado porque no tienen financiamiento bancario disponible . En ese caso, el Estado debe ayudarla para que se puedan endeudar”, explica Magendzo.
La apuesta es que los emprendimientos beneficiados por estas incubadoras puedan recibir un fondo de hasta $ 10 millones y además, se le emitirá un certificado, con respaldo de Corfo, para que pueda acceder a financiamiento bancario.
“Para el riesgo que sienten los bancos en este tipo de empresas, le daremos un pequeño subsidio y además para el due diligence, si es costoso, Innova lo hace al entregar el certificado para que las entidades bancarias entreguen recursos con confianza”, sostiene Magendzo.
Las incubadoras que opten por trabajar en este tipo de proyectos se verán beneficiadas por una línea de financiamiento para sus operaciones de hasta $ 100 millones y un SSAF que tiene como tope los
$ 400 millones (desde donde saldrán los subsidios de los proyectos incubados).
“Para lanzar esta herramienta aún falta la aprobación final de la Contraloría. Una vez conseguido ese paso, corresponde hablar con los bancos para crear relaciones que puede ser sistemas globales o bien, diseñar un sistema para trabajarlo con emprendimientos en forma individual. Esto aún no está definido”, dice Magendzo.
Y si bien InnovaChile ha establecido una serie de métricas para definir los premios que obtienen las incubadoras por cumplir ciertos hitos (ventas, crecimiento anual y levantamiento de capital privado de los incubados), para este caso en particular, no se medirá el nivel de endeudamiento logrado por el emprendimiento.
“La idea es evitar un incentivo para el sobreendeudamiento de los emprendedores. Por ello no habrá premios por el monto de crédito logrado, sino más bien por el crecimiento de ventas que los proyectos logren tras acceder a préstamos bancarios”, aclara el ejecutivo de InnovaChile.