Por Claudia Marín
La tendencia en el mundo agrícola apunta cada vez más a reducir el uso de elementos químicos sobre los alimentos. Por eso, la posibilidad de atacar plagas biológicamente, a través de enemigos naturales que combatan a los principales insectos que atacan los cultivos agrícolas, se ha vuelto más atractiva. Ese es justamente el foco de Xilema, empresa familiar creada hace 15 años y pionera en este rubro en Chile.
“Al comienzo tuvimos que tocar muchas puertas y prácticamente convencer a los agricultores de que éste era un método efectivo y absolutamente viable para el control de plagas. Hoy son ellos los que nos buscan para aplicarlo”, cuenta Eduardo López, gerente general de la firma.
Luego de ganar el Premio Nacional a la Innovación Agraria en 1999, en julio pasado Xilema pasó a formar parte de Anasac, empresa que está buscando integrar diversas formas de manejo de plagas. El acuerdo, además de permitir a Xilema seguir actuando de forma independiente, le está dando a la firma nuevos recursos para destinar a innovación.
“Ahora que Anasac está apoyando a Xilema con inyección de capital, el presupuesto destinado, entre otras cosas, para la innovación bordeará los US$ 2 millones en la etapa inicial”, explica López.
Este trabajo se desarrolla en laboratorios especializados en Quillota y tiene como foco desarrollar nuevos enemigos naturales para plagas de importancia agrícola, y la firma ya considera el desarrollo de predadores para plagas pecuarias. Ahora están trabajando en la crianza de distintos insectos para controlar la escama blanca y los ácaros presentes en diversos cultivos frutales y ornamentales. Además, junto al INIA La Cruz, avanzan en un proyecto para el control del burrito de la vid.
En el mediano plazo esperan crear una estación experimental y una asociación de empresas de control biológico. A eso se suma el desarrollo de “una serie de enemigos naturales para el control de plagas tales como la mosca doméstica, mosquita blanca de los invernaderos y trips, entre otros”, dice López.