Emprendedor digital, inversionista de riesgo, mentor de startups y hasta ex DJ profesional. El ingeniero chileno Juan José De la Torre ha recorrido el mundo trabajando en empresas ligadas a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) como Orange en Francia y Etisalat en Medio Oriente, desarrollando proyectos de innovación en más de 20 países, además de colaborar con organismos como la OCDE y las Naciones Unidas en estos temas.
Radicado en Dubai, es vicepresidente Digital de Intigral, donde creó los equivalentes a Spotify, PayPal y Netflix de Medio Oriente, la app de fútbol más usada en la región y dos incubadoras. Recientemente visitó el país en el marco del Congreso Chile Digital 2015, donde participó en el Seminario Latam Venture Capital Forum y remeció a la audiencia con su exposición sobre la disrupción digital en empresas tradicionales. "La economía digital está aquí y está cambiando la forma de hacer negocios, lo que afectará a las grandes firmas". Por eso, sostiene, deben participar de ella, pero no expandiéndose comprando startups y alejándose de su core, sino generando partnerships con ellas para hacer crecer al mercado.
- ¿Qué le parece el ecosistema de innovación creado en Chile?
- Hay bastante más talento del que se está utilizando. Existe un pool de talento tremendo, pero una concentración muy fuerte en pocos grupos económicos que no invierten en este para generar cosas, sino que siguen comprando a la empresa chica una y otra vez. A nivel de políticas públicas han surgido iniciativas que han quedado a medias, pero se han cargado a las subvenciones. No creo en ellas porque generan economías falsas, pero sí creo en ayudas versus un delivery concreto.
- ¿Con subvenciones se refiere a instrumentos como los de Corfo?
- Las ayudas de Corfo muchas veces no están estructuradas de una manera en que de verdad añadan valor, sino que generan dependencia. La gente postula, llegan los fondos y al año siguiente va por las mismas, sin la presión real de una startup normal que no tiene nada y no le han regalado nada, y debe ir y competir.
- ¿Cómo solucionarlo?
- Hay distintos planos. Está la regulación, donde efectivamente el gobierno puede generar leyes o normativas que favorezcan a los emprendedores. Esas son las protecciones que necesitan. También hay un tema cultural en esta parte del mundo, principalmente en Chile, que tiene que ver con la aversión al fracaso. Cuando la gente sale de la universidad prefiere irse a una gran empresa en busca del reconocimiento que da una gran marca. Hay que cambiar eso, y es importante que la gente en posiciones de relevancia ayude a ese cambio. No importa tu universidad, sino cuál es tu idea y qué pondrás para sacarla adelante. Luego de crear esa infraestructura podemos empezar a hablar de ayudas.
- ¿Qué tipo de ayudas?
- Reconocer un valor futuro que se creará y anticipar una parte a un costo que puede ser equity u otro, y el gobierno puede rebajar impuestos para invertir en startups y para que grandes firmas innoven fuera de su core, no para que lo aumenten. Eso ayuda a engrandecer al mercado y no a ampliar la cuota, pues si las ayudas hacen al grande más grande, el chico no puede crecer. Pero si una ayuda amplía el mercado todos ganan.
También se debe enseñar a los alumnos desde pequeños a ser independientes y creer en sí mismos, eso necesita el emprendedor. Pero sin pintarlo como lo que no es. Hoy en Dubai todos los millennials lo ven como un estilo de vida, entonces no trabajan y se dedican a hacer networking y eso contamina el ecosistema. Un emprendedor tiene una capacidad de sacrificio muy alta, perseverancia y visión de llegar hasta el final, y muy poca gente está realmente dispuesta a hacer ese sacrificio: seguir viviendo con los papás y andar en Transantiago cuando sus pares ya están ganando un sueldo. La sociedad debe transmitir los valores adecuados y las reglas del juego. Tras cada caso de éxito hay un millón que se pegó diez veces en el suelo sin llegar a ningún lado.
- ¿Y el rol de la gran empresa?
- Latinoamérica tiene el gran problema de la concentración de valor y riqueza, y si las grandes firmas no se vuelcan a apoyar las startups, tarde o temprano llegará una disrupción que les cambiará el escenario. Los gerentes de innovación de las grandes firmas deben bajarse de la nube e ir a convencerlas de que son su mejor partner para que no se vayan a la competencia. Así es en Europa, Asia, Medio Oriente y EEUU, pero la mayoría de las empresas chilenas no están haciendo casi nada en innovación, y el riesgo es que aparezca una startup que se coma su mercado.
- ¿Qué planes tiene para Chile?
- He hecho innovación en Medio Oriente, Silicon Valley, Europa y hace un tiempo me estoy vinculando con gente en Chile para traer las ideas y conceptos. Lo llamo "Innovation as a service" (Innovación como servicio), donde pongo a disposición de las empresas la red de partners que he formado alrededor del mundo, la que incluye herramientas para startups, consultoras digitales, emprendedores y fondos de inversión; y junto a eso trabajamos sus capacidades para acercarlas a la innovación. Pronto iniciaremos conversaciones con las compañías. La idea es generar una red que tenga a Chile como punta de lanza para expandirnos por Latam.