Por Karen Ríos
Más de diez son las áreas en las que el Holding Mödinger Hnos, más visible en el mercado como Cecinas Llanquihue, ha innovado en sus 90 años de historia. Y, más recientemente, ha fortalecido este ámbito con la creación de un departamento específico para ello.
“Antes existían ideas innovadoras pero no había como encauzarlas y priorizarlas. Con este departamento, creado hace 12 años, lo que buscamos es captar sistemáticamente los desarrollos propuestos tanto por gente interna como externa”, explica Francisco Mödinger, gerente de Planificación y Desarrollo del holding.
Estas innovaciones, añade Mödinger, no sólo responden al negocio in situ de la compañía familiar, que entre otras metas tiene lograr que un 10% de su facturación anual sea de productos nuevos.
Un ejemplo de la diversidad en sus desarrollos fue la construcción del Parque Ornitológico Río Maullín (2005), con más de 100 especies de aves, para complementar la oferta “turística” que ya tenían al abrir las puertas de sus dependencias para visitas guiadas.
Otro caso es el call center que diseñaron y que operan ellos mismos desde un año y medio para coordinar el despacho a domicilio de sus productos en Puerto Varas y Puerto Montt. La intención es expandir el servicio a otras zonas en el corto plazo.
“Estas son ideas en que han participado todos en la empresa. Incluso los que generan las innovaciones pueden participar directamente en su desarrollo”, destaca Mödinger.
Uno de los íconos de desarrollo de esta firma que tan sólo en 2010 facturó unos US$ 60 millones, es su sistema de riego en base a sus desechos líquidos.
Se trata de un sistema diseñado con la Universidad de Chile donde se utiliza biotecnología basada en lombrices. La inversión de esta iniciativa bordeó US$ 1,5 millones.
“Al día generamos 200 mil litros de estos residuos que son tratados en las diez piscinas llenas de lombrices que instalamos y que son las que nos limpian esta agua”, afirma Mödinger.
Spin off
Hasta emprendimientos corporativos ha generado Cecinas Llanquihue. Así pasó con el proyecto de “bombas de calor” que idearon ingenieros de la firma y que hoy formaron su propia empresa.
Este sistema consiste en un equipo que toma el calor del aire y se lo pasa al agua, por ende, calienta el líquido y baja la temperatura del aire, generando grandes ahorros energéticos a las compañías que requieren de una cadena de frío para su funcionamiento.
“En la industria de alimentos, el enemigo número uno de las áreas es el calor porque hay que trabajar en condiciones de temperaturas bajas para inhibir el crecimiento de las bacterias”, explica Mödinger.