Entre los principales pilares de la gestión del ex ministro de Energía del anterior gobierno de Michelle Bachelet y actual gerente general de ENAP (Empresa Nacional del Petróleo), Marcelo Tokman, es que la compañía asuma sus desafíos medioambientales y de relacionamiento comunitario.
“Nuestro objetivo ha sido fortalecer la empresa, recuperando su rol estratégico y eso contempla varios logros en materia financiera y mejoras de operaciones, pero también una nueva estrategia en términos de sostenibilidad”, afirma.
-¿Qué involucra este rol?
-Tenemos el desafío de transformarnos en una empresa eficiente y moderna, lo que abarca no solo resultados financieros, sino también preocuparnos de la seguridad de las personas y lugares de los que somos parte.
-¿Cuáles son las acciones concretas a las que se apunta?
-En 2014 creamos la Gerencia de Asuntos Corporativos, que vela por la implementación de una política corporativa de sostenibilidad. Ésta, contempla una serie de compromisos que tienen el propósito de convertirla en una empresa líder en el cumplimiento de las necesidades de sus clientes y que, además, contribuya al desarrollo de los países y comunidades en la que está inserta. ENAP no solo tiene presencia en Chile, sino también en Argentina, Ecuador y Egipto y, tratamos de asegurar nuestro actuar responsable en todas esas operaciones.
-¿Tener presencia en otros países impone más desafíos?
-En Chile, al ser una empresa del Estado, tenemos la obligación de ser un modelo. En el caso de nuestras operaciones afuera, incluso más, porque de alguna manera, siendo una empresa pública, estamos siendo en cierta forma embajadores, sentimos esa responsabilidad y nos hacemos cargo de ella.
-¿En qué se basa su relación con las comunidades?
-En mantener un diálogo abierto con los vecinos, entregar información transparente de los impactos medioambientales y promover una relación de mutuo beneficio, que considere los programas para abordar los intereses y preocupaciones de las comunidades. Por ejemplo, le estamos pidiendo a la gente de operaciones de las refinerías que salgan a visitar a los vecinos con folletos para informar sobre nuestras operaciones. En Biobío, estamos realizando el plan de sustentabilidad y medio ambiente “Hualpén Suma”, donde hemos tratado de establecer una nueva forma de relacionamiento con la comunidad, mucho más participativo y con tareas definidas. En 2016 estamos ejecutando US$ 30 millones en proyectos de mitigación de olores, una planta de recuperación de azufre y una iniciativa que ayudará a disminuir en más de 80% las actuales emisiones de material particulado.
- Y la transparencia, ¿es importante?
-Sí, de hecho es una de las bases de nuestra política de relacionamiento. Es muy difícil aspirar a una relación de confianza si es que se esconden o tergiversan los impactos ambientales que nuestras operaciones tienen. En ese sentido, hemos avanzado en iniciativas como “Nueva ERA”, realizada en la refinería de Aconcagua, donde se creó un sitio web que publica los principales indicadores ambientales de la refinería y las medidas para reducir las emisiones, ruidos y olores.
-¿Cómo están tratando las relaciones laborales en tiempos de desaceleración?
-Tal vez la coyuntura más relevante para una empresa como ENAP, son las variaciones en los precios internacionales, porque nuestros productos compiten contra la importación directa de los combustibles, y el precio del petróleo y los productos refinados están en niveles mínimos históricos. Pero para ENAP, que quiere desempeñar un rol cada vez más estratégico, es clave tener una mirada de largo plazo. Por eso, estamos en niveles récord de inversión. Esta empresa años atrás invertía bajo los US$ 300 millones, el año pasado invertimos US$ 650 millones y este año sobre US$ 700 millones. Además invertiremos US$ 300 milones en mejoras ambientales de aquí a 2023.