Surmonte, ligada a familia Zabala, lanza plan de inversión anual por US$ 80 millones
Producto de las restricciones impuestas por los planes reguladores, la empresa busca expandirse a comunas como Peñalolén, Macul, La Florida y San Miguel.
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Un ambicioso plan de inversiones está poniendo en marcha la inmobiliaria Surmonte, ligada a la familia Zabala -controladores de la Universidad San Sebastián, el proyecto de segunda vivienda Puerto Velero, el restaurante Chuck and Cheese, entre otros-, y al fondo SurActivo, este 2018. Y es que según explica el gerente general de la compañía, Francisco Vinagre, el plan consiste en una inversión de 1,8 millones de UF anuales, unos US$ 80 millones durante los próximos cinco años.
La idea es mantener el tamaño de una inmobiliaria boutique, con unos diez proyectos a la venta en simultáneo, para lo que estiman mantenerse activamente en el mercado de compra de terrenos, adquiriendo entre cuatro y cinco locaciones cada doce meses.
Respecto al producto que comercializan, en Surmonte explican que se trata de una propuesta diferente, que busca “un equilibrio con el desarrollo y la renovación de los barrios. Hemos atacado un nicho muy específico, a la gente que vive sola, nos parece que es un perfil desantendido por el mercado. Entendimos que la gente busca repetir la experiencia de cuando van de vacaciones a un hotel boutique, entonces nuestras referencias no fueron inmobiliarias o constructoras, sino que hoteles boutique, de ahí salieron los conceptos de dimensiones mínimas, ventilación, detalles en los baños, entre otros”, explica Vinagre.
Con los números sobre la mesa, la estrategia de Surmonte ha dado buenos resultados, en 2017 duplicaron sus ventas respecto al ejercicio anterior. Así, los ingresos por escrituraciones llegaron a US$ 47 millones, mientras que para 2018 la estimación es que este indicador supere los US$ 58 millones.
En el mediano plazo, para 2020 se esperan retornos por dos millones de UF, unos US$ 87 millones.
Uno de los méritos que destacan en la empresa, es la personalización que se puede dar a los espacios de los departamentos, donde los clientes pueden ir eligiendo la estructura de su vivienda, tanto en la disposición de las habitaciones, como los colores y terminaciones de los muebles.
Y a pesar de que esta no es una propuesta del todo nueva, la diferencia, dice Vinagre, es que la oferta anterior era mucho más reducida. “Estos proyectos costaban varios millones de dólares y nosotros la bajamos a un público más masivo, si antes era de 20.000 UF para arriba, hoy se puede conseguir por 6.500 UF o menos”, asegura.
Estudian nuevas comunas
Una de las dificultades que han tenido que enfrentar las inmobiliarias en los últimos años han sido las mayores restricciones municipales a partir del congelamiento o renovación de los planes reguladores.
Esta tendencia, ha provocado que los precios de los terrenos sean cada vez más altos y ha obligado también a las empresas a buscar desarrollos en nuevas comunas.
Así le pasó a Surmonte, que se concentraba en levantar proyectos en las comunas de Ñuñoa y Providencia, pero que a partir de los últimos cambios, comenzó a evaluar locaciones en Peñalolén, Macul, La Florida y San Miguel, donde estarán los seis edificios que levantarán durante 2018.
“En comunas como Providencia o Ñuñoa, se entiende que no se permita un desarrollo dispar, pero se echa de menos un plan de desarrollo integral, donde las razones para restringir sean compartidas por todos, porque cuando restringes, estás segregando. La tendencia mundial es que la densificación se realice en altura, de lo contrario la expansión el crecimiento va hacia el exterior y hay cada vez más segregación”, asegura Vinagre.