Viñatero perdió el 90% de sus plantaciones, algunas de más de 200 años
Leonardo Erazo elaboraba siete tipos de vinos en el Valle del Itata. Pocas semanas antes de la vendimia, el fuego impidió la cosecha.
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“Partió el miércoles muy tímido y no se controló. En la noche explotó y el jueves en la mañana ya estaba todo quemado”, relata Leonardo Erazo, productor de vino del Valle del Itata, en la Región del Ñuble.
Erazo tenía 6 hectáreas de vino y en el incendio de la semana pasada se quemaron 5,5 de ellas, más del 90% del total, solo salvándose una parcela que estaba más alejada de las otras.
Si bien él llegó a la zona el 2010, con el objetivo de buscar suelo para hacer vinos de alta gama, algunas de las plantaciones que trabajaba databan de hace más de 200 años. La más antigua, de 1798. “Previo a la Independencia”, subraya el enólogo.
De esta forma, producía vino bajo dos sellos. El primero, llamado “A los viñateros Bravos”, en honor a los históricos productores de las viñas y, el segundo, bajo su propia marca Leo Erazo.
Los vinos incluso habían sido destacados por medios internacionales como Financial Times y The New York Times. Este último, en 2020, incluso lo colocó entre los 20 mejores vinos del mundo.
Erazo exporta vino a países como Estados Unidos, Inglaterra, Brasil, Alemania, Francia, Bélgica, Australia y Canadá.
“Fui mapeando los distintos tipos de suelo, entonces hacía siete tipos de vino distintos, de complejidades diferentes, había un trabajo de muchos años ahí (…) Yo he trabajado en Italia, Francia, España y no hay viñedos en el mundo como los que hay acá en Itata”, dice.
La restauración
El incendio llegó pocas semanas antes de la vendimia, la cosecha suele empezar el 1 de marzo. Erazo cuenta que, además de él, se vieron afectados muchos viñateros, grandes y pequeños productores.
Con esto, Erazo señala que no habrá uva ni para este año ni para el próximo y “hay que ver para el tercero con cuánto rendimiento se recupera”.
“Las que se recuperen, porque algunas están literalmente carbonizadas. Hay algunas chamuscadas, pero a otras las agarró el fuego y se quemó todo (…) No hubo manera de controlar nada, fue tan rápido y tan agresivo. Después, entre el calor, el viento y el humo, no se puede hacer nada”, narra.
El viñatero explica que lo ideal sería comenzar a echar agua, pero como las plantaciones funcionan con secano, tendrán que esperar al invierno y por mientras cortar “con tijeras” para salvar los árboles que aún quedan con madera viva.
Además, el fuego no les ha permitido organizar los planes de restauración por completo. Hasta el domingo, seguían apagando focos.