Consejo del Salmón avanza en su propuesta para la industria: estudio fija los cuatro ejes de una política nacional
Informe encargado a la Universidad Católica insta a una estrategia país con instituciones que posibiliten una cooperación público-privada. Gremio advierte fuerte retroceso en el ranking mundial si no crecen las exportaciones.
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Estudiar las externalidades y la regulación de la industria salmonera de Chile y sus competidores -Noruega, Escocia y Canadá- fue el objetivo de un estudio realizado por Hugo Silva y Raimundo Soto, profesores del Instituto de Economía de la Universidad Católica (UC).
El informe fue financiado por el Consejo del Salmón, gremio que agrupa a cinco grandes empresas del sector, y propone un plan para el desarrollo de la industria que se funda sobre cuatro pilares: la necesidad de una política nacional para la salmonicultura, el crecimiento sustentable, la regulación basada en ciencia y la eficiencia productiva.
“Chile no debe quedarse atrás. Si nuestro nivel de producción se mantiene sin crecimiento, al 2050 nuestra participación en el mercado mundial caería a cerca de un cuarto de la actual”.
La directora ejecutiva de la asociación, Joanna Davidovich, explica que encargaron el estudio para tener un diagnóstico de la industria a nivel global que sirva como insumo para pensar una estrategia a nivel país. A partir de este trabajo esperan que se inicie “un diálogo con los distintos actores del sector público y privado que permita impulsar las oportunidades de progreso” entre los distintos actores asociados a la actividad.
“Los principales países competidores se han propuesto planes estratégicos de mediano plazo para multiplicar su producción de salmón de cultivo ante la mayor demanda mundial de alimentos”, dice Davidovich, y ejemplifica con que Noruega planteó un plan para multiplicar por cinco la producción al 2050, mientras Escocia busca un crecimiento del 50% a 2030.
“Chile no debe quedarse atrás. Si nuestro nivel de producción se mantiene sin crecimiento, al 2050 nuestra participación en el mercado mundial caería a cerca de un cuarto de la actual y eso generaría efectos negativos en la actividad productiva, su cadena de valor y el progreso de la macrozona sur”, sostiene.
Un plan nacional
Tras un análisis de la regulación de la industria, el informe de la UC afirma que “es imprescindible contar con una estrategia nacional de desarrollo sustentable con una visión estratégica de largo plazo que permita la creación de un clúster productivo y de innovación de alta complejidad”.
Para ello, se asegura que es necesario generar una política estratégica nacional, con instituciones que coordinen una cooperación público-privada. Dicho rol, dice el documento, correspondería a la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca), y el trabajo ya fue presentado ante Julio Salas, titular de la institución.
Los profesores de la UC añaden que la necesidad de un plan se vuelve más apremiante, porque está previsto que la demanda de productos marinos se incremente a nivel global, por motivos como el envejecimiento de la población, el aumento de los ingresos y la preferencia por dietas más saludables.
Como ejemplo, el informe muestra el caso de Noruega, cuyo gobierno propuso, en 2014, ampliar la producción de uno a cinco millones de toneladas para 2050.
“Una expansión de esta envergadura requiere una amplia aceptación social en el país”, dice el estudio, por lo que las autoridades nórdicas se reunieron con 57 partes interesadas -ONGs, empresas, agencias de gobierno- para elaborar una hoja de ruta.
En Escocia, en tanto, para un plan similar se hizo un proceso de consulta abierto para modificar la regulación de la acuicultura.
Medio ambiente y ciencia
Al revisar las externalidades de la industria, los académicos Silva y Soto se detienen en los impactos ambientales de la actividad y afirman que existe una “creciente preocupación por el uso de antibióticos en la salmonicultura y la acumulación de residuos en el ambiente marino”.
De la mano de lo anterior, el segundo pilar de la propuesta del trabajo es el crecimiento sustentable. “El mecanismo principal para armonizar el crecimiento productivo con el control de externalidades ambientales es condicionar el primero a un buen desempeño en el segundo”, señala.
Sin embargo, los economistas estiman que la regulación chilena no tiene un objetivo medioambiental primordial, debido a que los estándares tienen distinta ponderación en las normativas “y, en algunos casos, se permite cumplir en algunos y no en todos”.
A partir de esta idea se pasa a la tercera propuesta, que es buscar una regulación basada en criterios científicos. “Urge definir un objetivo medioambiental principal y condicionar el crecimiento de la industria al cumplimiento de este estándar” y que la regulación esté hecha sobre “una sólida base científica respecto de las condiciones oceanográficas y sanitarias en esa locación”, se lee el estudio.
“Las críticas constructivas son bienvenidas, lo importante es pensar cómo trazar una hoja de ruta para la salmonicultura. Estamos convencidos que es posible compatibilizar el cuidado del medioambiente con el desarrollo de una actividad económica tan relevante”, complementa Davidovich.
Finalmente, el informe postula que existe espacio para aumentar la eficiencia productiva, con la reorganización de la producción entre centros de cultivo y empresas, además de la asociatividad entre productores.