Sebastián Izquierdo, coordinador académico del CEP: “Se mostró abierto a ser más flexible dogmáticamente, lo que está por verse”
El académico sostuvo que si bien “la situación económica no es la más apta para tener una reforma tributaria, la necesitamos para hacernos cargo de las demandas sociales”.
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Como un discurso de “excesiva duración y convocante, muy consciente de sus convicciones pero a la vez muy realista con la situación política y financiera”, calificó el coordinador académido del CEP, Sebastián Izquierdo, la cuenta anual del Presidente Boric.
Lo anterior, añadió, “se plasma en cambios de prioridades y darle un énfasis relevante a la reforma tributaria. Valoro su tono convocante; puede ser un primer paso para construir los acuerdos que Chile necesita y se mostró como abierto a ser más flexible dogmáticamente, lo que está por verse, porque eso se debe traducir en proyectos de ley”.
“Aumentar la cotización a un 16% no requiere una reforma tributaria y las propuestas de modernización de la industria tampoco”.
- El discurso estuvo articulado en la necesidad de la reforma tributaria. ¿Cómo espera ese debate?
- Hay que recordar que en el discurso del año pasado el Presidente también le dio bastante énfasis a la reforma tributaria que se rechazó, que tenía elementos muy dogmáticos. Esa lección fue aprendida y ahora pide hacer los esfuerzos para tener un pacto transversal y que estén todos los partidos políticos de acuerdo. Eso significa tener una propuesta sin ideología de por medio. Sabemos efectivamente cuáles son los instrumentos que no generan estos acuerdos, como el impuesto a la riqueza por dar un ejemplo, y la duda que tengo es si va a ser capaz de generar un pacto que perdura no solo en este Gobierno, sino que en el futuro o, más bien, va a ser una reforma acotada de un gobierno de turno y que el próximo que venga -cuando tenga que financiar sus proyectos- va a necesitar otra reforma.
Creo que Chile necesita un pacto amplio de manera de generar reglas de la economía estable para poder ir a buscar ese crecimiento que aún no llega.
- Esta situación se da en un momento económico complejo. ¿Cómo compatibilizar un pacto fiscal sin afectar el crecimiento?
- Efectivamente, con el tono del discurso del Presidente vi un nivel de optimismo respecto a la situación económica; yo soy más cauteloso. Creo que el Imacec de este jueves es bastante elocuente que es temprano para cantar victoria o ver las tasas de desempleo que han ido aumentando, por tanto, creo que la situación económica no es la más apta para tener una reforma tributaria, pero a la vez debemos sincerar que Chile tiene muchos elementos en la mesa que generan incertidumbre y uno de ellos es la reforma tributaria, la necesitamos para hacernos cargo de las demandas sociales que Chile tiene pendiente. El peor de los escenarios sería una reforma pequeña, que no sea aprobada unánimemente o por grandes mayorías y que después sea otro gobierno el que vuelva a cambiar las reglas.
- ¿El avance de la reforma de pensiones también lo ve complejo?
- Lo que pasa es que la reforma que ha planteado el Presidente tiene tres grandes aspectos. Aumentar la PGU, ya se amplió la cobertura y ahora quiere llegar a un monto mayor de $ 250 mil, que requiere recursos; pero los otros dos aspectos no necesariamente, porque aumentar la cotización de un 10% a un 16%, no requiere una reforma tributaria; y las propuestas de modernización de la industria -que también ha planteado- tampoco lo requieren. Así que pienso que la traba en materia de pensiones es que el proyecto que lleva siete meses en el Congreso no concita estos acuerdos y tiene elementos muy ideológicos. Además, hubo la salida de un subsecretario que estaba planteando una propuesta alternativa para generar acuerdos más amplios.
- ¿Cómo puede influir el proceso constituyente en estas conversaciones que se dan en paralelo?
- Decir que una carta magna no debe ser un programa de gobierno o una constitución partisana, me parece muy positivo; y, a la vez, ser capaz de mirar al futuro y reconocer el aporte de la comisión de expertos y que vamos bien encaminados, eso -al final de cuentas- permite no solo mejorar la cohesión social sino que también la incertidumbre que un proceso de esta naturaleza ha generado y que podría generar.