Las expectativas ya eran altas e incluso antes de que se cerraran las primeras mesas ya se escuchaban algunos ceacheí en las dependencias del Partido Republicano en calle Presidente Errázuriz, en la comuna de Las Condes.

A medida que se fueron conociendo los resultados, se transformó en una verdadera fiesta. Entre bocinazos en la calle y cientos de personas que llegaban a celebrar, los republicanos se hacían con 22 escaños del Consejo Constitucional, superando los 2/5 del total –que implica derecho a veto- y duplicando los asientos obtenidos por la derecha tradicional.

A pesar de ser un solo partido, se convirtieron en el pacto más votado y, junto a la centroderecha, tendrán los 3/5 necesarios para obtener mayorías en el Consejo.

Los representantes republicanos, cuya campaña estuvo en gran parte planteada como una respuesta a la crisis de seguridad, repiten la idea de que, para ellos, la necesidad de una nueva carta fundamental es un diagnóstico erróneo. No obstante, con el proceso en curso, defenderán el modelo que “ha permitido a Chile despegarse del resto de Latinoamérica”, adelantó Arturo Squella, presidente del partido.

“Nosotros no creemos en las refundaciones y tampoco creemos que una nueva Constitución sea la respuesta que Chile necesita para hacer frente a las necesidades que evidentemente se sienten”, dijo el constitucionalista Luis Silva, candidato que alcanzó la primera mayoría en la Región Metropolitana, con más del 18% de los votos. En la elección del proceso anterior, Luis Silva había quedado afuera de la Convención por una diferencia de 300 votos con Rodrigo Rojas Vade.

Las distintas miradas de la centroderecha ante la mayoría republicana en el Consejo Constitucional

La aparición de Kast

Así, entre abrazos y felicitaciones llegó la máxima figura del partido. El excandidato presidencial, José Antonio Kast, hizo su ingreso junto a su esposa, María Pía Adriasola, con una sonrisa que reflejaba el mayor triunfo de los republicanos en su historia.

Previo a tomar el micrófono, chequeó su celular y cambió su semblante para dirigirse a la multitud. “Hoy día, debo decir que no hay nada que celebrar”, comenzó su discurso. “Porque Chile no está bien, porque los chilenos no estamos bien”.

“Para algunos pocos, esta elección parece muy importante, pero para la inmensa mayoría de los chilenos no, porque tendrán que salir mañana muy temprano a trabajar, igual que todos los días, y a seguir adelante con sus vidas”, afirmó Kast ante la mirada atenta de sus simpatizantes.

Con esto, hizo alusión a las crisis económica, social y migratoria y, sobre todo, a la de seguridad: “Vidas que sufren el miedo día y noche y que ven cómo la paz de sus barrios se ha ido esfumando y que el riesgo de que sus niños caigan en redes de narcotráfico o sean producto de la maldad de droga, pueda ocurrir en cualquier momento”.

Acusó al gobierno de haber sido incapaz de enfrentar todos estos problemas, mientras el costo de la vida y los homicidios se incrementan y, los sueldos y la aprobación presidencial se desploman. “Chile ha derrotado a un gobierno fracasado”, apuntó.

Los republicanos contrastaban la elección actual con la parlamentaria de hace un año y medio atrás, en la que solo consiguieron un senador, con Rojo Edwards. “Es el primer día de un nuevo comienzo para Chile (…) Comenzaremos a reconstruir y recuperar nuestro querido país”, dijo Kast.

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