El lío del patio interior: las múltiples almas con que llega el Presidente a su segunda cuenta ante el Congreso
Ad portas del 1 de junio, uno de los mayores problemas de Gabriel Boric es la decena de partidos que integran las dos coaliciones que se asume son su apoyo. La atomización se tiñe a ratos de enemistad, interna o externa. Un panorama oscuro. La antítesis de lo que fue la Concertación en sus mejores tiempos.
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Es una dinámica conocida. Con una razonablemente buena cuenta anual -el discurso ante el Congreso Pleno-, se suben puntos en las encuestas, pero este vuelo dura menos de un mes. Después de ese tiempo, se vuelve a caer. Le ocurrió a Michelle Bachelet y a Sebastián Piñera, indistintamente, en sus mandatos. Antes no puede medirse, porque los sondeos semanales partieron en 2014 (Bachelet 2).
Gabriel Boric logró subir ocho puntos -de 38% a 46%- con el discurso presidencial del 1 de junio de 2022, el único que ha pronunciado. Tres semanas después, volvió a descender a lo mismo en adhesión popular (Cadem).
Un documento ya surgió desde la Secom como un manual de cortapalos para dirigentes y parlamentarios de cara al 1 de junio. Pretende alinearlos para la vocería post discurso presidencial en temas como isapres y usurpación de propiedades.
Hoy cuenta con 30 puntos de apoyo. Su gran pérdida de popularidad fue el pecado original. Entre marzo y mayo de 2022, en sus dos primeros meses de Gobierno, ya había gastado parte de su capital político. Doce meses después, cuenta anual mediante, aspira a ganar adhesiones y, esta vez, consolidar esta ganancia en popularidad.
El reto es mayor y las complicaciones no se limitan a la contingencia. Su propia base de apoyo político parece tambalearse más allá de lo deseable.
La segunda cuenta
Pero, primero, una mirada al contenido de la segunda cuenta anual. No se vienen grandes sorpresas, según círculos políticos oficialistas y analistas, pero este discurso ante el Congreso Pleno es siempre una oportunidad.
Si bien se esperan novedades en cuanto a iniciativas para reactivar la reforma tributaria y de pensiones, además de medidas que refuercen o agilicen la agenda de seguridad, ayer se filtraron otros de los énfasis de la cuenta anual desde el oficialismo.
Un documento surgió en la Secretaría de Comunicaciones (Secom) como un manual de cortapalos para dirigentes y parlamentarios. Pretende alinearlos para la vocería post discurso presidencial. Hay referencias al cuidado que se debe poner con el proyecto de ley de usurpación de propiedades: “La recuperación de terrenos puede terminar en una tragedia”.
Sobre la crisis de las isapres señala que, pese a un fallo del Tribunal Constitucional de 2010, siguieron “obteniendo ganancias indebidas” y que se debe respetar el dictamen de la Corte Suprema.
Y, a propósito del debate generado por la decisión del Consejo del Banco Central de activar un requerimiento de capital de US$1.500 millones adicionales a la banca -lo que ha sido fuertemente resentido por los privados- se “descarta un impacto en el acceso al financiamiento”.
“El FA no sabe dónde apuntar, abandonan al Presidente a veces (...) El trasfondo de esto es un mundo político que tenía algo así como un proyecto cultural, identitario, pero no tenía en su ADN integrado lo que es manejar el aparato estatal”.
Claudio Alvarado, IES.
“En los últimos 100 años nunca un gobierno había tenido de respaldo a dos bloques políticos distintos. Es un Gobierno de coalición, pero con dos coaliciones”.
Francisco Vidal, exministro de Lagos y Bachelet.
Puertas adentro
Pero más allá de lo que quiera plantear el Presidente Boric, hay presiones y se han intentado hacer sentir. En la previa a la cuenta anual, el mandatario ha sido abordado, muy insistentemente por el frenteamplismo para que retome las banderas de la izquierda.
Para el FA, gobernar al estilo del socialismo democrático –lo que es encarnado por la ministra Carolina Tohá (PPD) y por el ministro Álvaro Elizalde (PS) – probó no ser exitoso dada la debacle electoral del 7M que le dio más del 30% a los Republicanos y el control absoluto del Consejo Constitucional a la derecha con el 61%.
La relación del Frente Amplio con el jefe de Estado es privilegiada. Son sus hermanos y hermanas de vida. Son con quienes hace los asados y muchos de ellos lucharon desde el 2011 para llegar a La Moneda con el Presidente Boric.
La abogada feminista Camila Miranda, presidenta de Nodo XXI, centro de pensamiento del FA, y recientemente derrotada para el Consejo Constitucional, opina lo que debiera ocurrir en la cuenta anual desde el corazón del frenteamplismo: “El Gobierno enfrenta las deudas que tiene acumuladas hace mucho tiempo el sistema político, que ha degradado la valoración de la democracia. Reconocer esas deudas y materializar cambios será clave. La idea de moderación en abstracto no trajo ningún fruto. La tesis del “centro moderado” salió derrotada el pasado 7M y uno esperaría que sus protagonistas se alineen frente al Presidente para seguir gobernando”. Más claro echarle agua.
Ojalá el problema fuesen dos grupos sólidos -Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático- con un solo ideario cada uno. Hoy una decena de partidos y dos movimientos constituyen el oficialismo.
La compleja atomización
El problema que surge en medio de la cuenta anual es cómo dos alianzas de Gobierno tan fragmentadas, divorciadas, y sin comunicación; no dañan aún más al Presidente Boric en su intento por dar gobernabilidad al país.
Pero es peor. Ojalá el problema fuesen dos grupos sólidos -Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático- con un solo ideario cada uno. Las famosas “dos almas” de las que se hablado, aparecerían casi como un mal (o un bien) del pasado.
Una decena de partidos y dos movimientos constituyen hoy el oficialismo. Y dentro de ese guarismo existen, cuando menos, cuatro almas. Y podría haber más.
Un dirigente frenteamplista reconoce: “Los ministros Tohá (PPD) y Elizalde (PS) “son” el socialismo democrático. El resto del PS y el PPD, los liberales y los radicales, no cuentan. El PPD en sí mismo, ya no existe: son solo varias individualidades, no da para facciones porque ni siquiera siguen a su presidenta, Natalia Piergentili. El Partido Comunista y el Frente Amplio (Apruebo Dignidad) no nos molestamos entre nosotros, pero cada uno hace lo suyo. No hay relación”.
Y especifica: “Con el PC no hay mala onda y un eventual conflicto creemos que sería solucionable, pero no estamos conectados. Es como una pareja que jamás sale junta, que duermen cada uno para su lado de la cama”.
Los monos
La presidenta del PPD, Natalia Piergentili pateó el avispero el domingo pasado en entrevista en La Tercera: “Si les quieres seguir hablando a los monos peludos, al 30% (los votantes de Consejeros Constitucionales del oficialismo), a les compañeres, no creo que tengas ganas de hacer autocrítica”
Sus provocadores dichos indignaron a gran parte del PPD y a todo el oficialismo. Estas declaraciones fueron otra explosión que dejó sus esquirlas en La Moneda.
Para empeorar las cosas, Paz Suárez, vicepresidenta del PPD, emplazó a la ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD) – para defender a Piergentili – y le dijo que, si bien ella tiene el derecho a enojarse con la colectividad, “muchos” se molestaron también con ella (Tohá) tras el caso SQM que involucró al PPD.
Roberto Izikson, gerente de Asuntos Públicos y Estudios Cuantitativos de Cadem, opina sobre el affaire “monos peludos”: “Creo que Piergentili simplificó, sinceró, fue útil. Dio cuenta que hay una nueva coalición electoral oficialista que va solo desde el PC hasta el PS, que son los que lograron elegir consejeros constitucionales el 7M. Lo decidor sería que el PS finalmente da un paso adelante y asumiese que el PPD ya no es relevante”.
No pocos dirigentes y militantes PPD están pensando en abandonar el partido y mudarse al PS. Mientras, observan cómo decanta la crisis agudizada por Piergentili.
Esta explosión vino justo después que el PPD no obtuviese ningún Consejero Constitucional el 7 de mayo.
El exministro de los gobiernos de Lagos y Bachelet, el PPD, Francisco Vidal, es drástico con la fragmentación: “En los últimos 100 años nunca un gobierno había tenido de respaldo a dos bloques políticos distintos. Es un Gobierno de coalición, pero con dos coaliciones. Es inédita la cantidad de partidos o movimientos integrantes de cada coalición. Tener dos coaliciones grandes hace difícil el Gobierno. Y el que las coaliciones sean tan numerosas, peor. Mi experiencia con la Concertación es que ya era difícil articular a cuatro partidos”.
Para otra dirigenta frenteamplista, que prefiere el off the record, “que el Gobierno tenga a fuerzas políticas diversas y con un proceso de construcción de diálogos y puntos comunes, es un dato desde el inicio del mandato”.
El PC es una variación original. Mientras el Frente Amplio está cerca del Presidente recordándole el programa original con que llegaron al poder, uno de izquierda; el Partido Comunista no se acerca, salvo con gestos.
Cuando hay que votar leyes que afirmen la defensa de Carabineros ante los ataques, el PC da libertad de acción. Es muy raro que un partido tan ultra disciplinado libere a sus parlamentarios. Ese es uno de los gestos del Partido Comunista.
El extravío
Las miradas externas al oficialismo ratifican el diagnóstico de un sector político complicado.
“El FA no sabe dónde apuntar, abandonan al Presidente a veces. El mejor ejemplo es Diego Ibáñez, presidente del partido de Boric protestando contra la ley Naim Retamal que auspició el Ejecutivo. El trasfondo de esto es un mundo político que tenía algo así como un proyecto cultural, identitario, pero no tenía en su ADN integrado lo que es manejar el aparato estatal, administrar el Estado, el uso de la fuerza pública, dice el director ejecutivo del IES, Claudio Alvarado.
El “nosotros vamos a hacer un gobierno de grandes transformaciones” no pudo ser simplemente después del desplome de la popularidad gubernamental y ahora los cercanos al Presidente no saben qué hacer. “Su mundo político no tiene orientación sobre cuánto quieren acompañar a Boric y en qué. Esto aumenta la dispersión política”, concluye Alvarado.
El comité central del Partido Socialista se reunirá el sábado 3 o el 10 de junio (aún no se decide). Ahí ya habrá hablado Boric, y tendrán el tiempo y los cuadros políticos para evaluar el curso del Gobierno, aunque la colectividad aparece ahora como el más leal en el fragmentado mundo del oficialismo. Eso lo confirma un prohombre de esa colectividad. También admite que el PPD se está autodestruyendo solo.
“Diez partidos y dos movimientos”, debe repetir el Presidente Boric en su cabeza. Esa es su base de apoyo. Es lo que hay.
“No le gusta lo que ve puertas adentro, él quiere sumar hacia la izquierda y hacia la derecha”, dice un cercano del FA. Pero, tiene demasiado de qué ocuparse para detenerse allí.