Grupo de Política Monetaria recomienda al Banco Central reducir su tasa clave en 75 puntos base
A su vez, los economistas proyectan que la meta de inflación del 3% se alcanzaría recién a comienzos del próximo año.
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En un contexto en que la inflación converge hacia la meta del Banco Central, pero a un ritmo menor que lo esperado, el Grupo de Política Monetaria (GPM) recomendó al instituto emisor un recorte de 75 puntos base (pb)a su Tasa de Política Monetaria (TPM) para la reunión de este martes. Con ello, la tasa clave se situaría en 6,5%.
Cabe recordar que el GPM está compuesto por los economistas Juan Pablo Medina, Andrea Tokman, Eugenia Andreasen, Carlos Budnevich y Tomás Izquierdo. Estos dos últimos votaron por reducir la tasa en solo 50 puntos.
Izquierdo aseguró que el domingo optaba por la opción de 75 pb, pero que este lunes se inclinaba por los 50 puntos debido al dato de Imacec de febrero, que subió 4,5% anual. El gerente general de Gemines destacó cómo ha aumentado la “velocidad de recuperación” versus lo que se estimaba unos meses atrás. Esto, sumado a los últimos datos de inflación, hace que crea que la autoridad mostrará una “nota de cautela” ya que “en el margen la cosa se ve un poquito más desafiantes”.
Budnevich sumó a ello el factor dólar, e Izquierdo aseguró que “aunque no lo confiese el Banco Central, es una variable que está mirando a la hora de hacer sus decisiones de política monetaria”.
A su vez, Andreasen aseguró que inclinarse por 75 pb tiene que ver con la estrategia comunicacional del Banco Central y lo que está esperando el mercado. “Generaría mucho ruido hacer una baja de 50 puntos base”, aseguró la académica.
Medina, en tanto, expresó que en actividad y demanda falta información para saber cómo va a ser el año. “Todavía es muy temprano para cambiar la dosis”, señaló sobre la opción de bajar la TPM en 50 puntos.
Repunte heterogéneo
Dentro de su comunicado, el GPM resalta cómo la actividad económica “se recupera con fuerza” en los primeros meses del año. Sobre el Imacec de febrero, plantean que “hay que tener en cuenta el efecto expansivo del año bisiesto y que se mantiene un nivel de heterogeneidad elevado entre los distintos sectores, en la que sobresale la debilidad de la construcción”.
En materia de inversión, observan un “débil desempeño en los últimos meses”.
“A pesar de la reactivación de la actividad, la economía aún presenta holguras de capacidad que deberían mantener la tendencia a la baja de la inflación”, suman en el documento, y explican que la reciente volatilidad cambiaria y depreciación del peso, sumado a sorpresas inflacionarias, retrasarían el alcance de la meta del 3% hasta comienzos de 2025.
A juicio de los economistas, una de las razones de este repunte inflacionario fue la nueva canasta del IPC, que asigna una mayor ponderación a alimentos y educación en detrimento de otros servicios. “Hacia adelante, eventuales mayores precios de los combustibles y un tipo de cambio depreciado podrían ejercer presiones al alza sobre los precios, aunque se espera que sean moderadas y transitorias”, expresan los expertos.
En el corto plazo, la depreciación del peso chileno persistiría, pero con una tendencia hacia la apreciación en el mediano plazo. En tanto, en materia fiscal, el comunicado plantea que “de no resolverse, las presiones fiscales podrían tener efectos sobre la trayectoria de convergencia de la inflación”.
En el caso del mercado laboral, este “continúa debilitado pero mostrando ciertas señales de mejoría en el margen”.
Panorama local y externo
En el contexto internacional, destacan que Estados Unidos sigue mostrando signos de fortaleza, y el optimismo que ha generado la Fed en los mercados financieros internacionales, evidenciado en un repunte de los índices bursátiles y la estabilización del dólar global.
En la Eurozona, el GPM espera una convergencia inflacionaria “más lenta de lo esperado que se combina con una actividad que continúa estancada”. En China, siguen observando “señales de vulnerabilidad no resueltas” en el sector inmobiliario.
Sobre los conflictos bélicos, los economistas advierten que podrían tener repercusiones en los mercados financieros, las cadenas de suministro y los precios de los commodities, especialmente los combustibles.