Por Patricia Arancibia Clavel
Javier Etcheberry Celhay (64) es uno de los funcionarios de confianza que estuvo más años trabajando para los gobiernos de la Concertación. Estuvo doce años como director del Servicio de Impuestos Internos (SII), tres años como ministro de Obras Públicas (MOP) y de Transporte y un año como presidente del BancoEstado. Reconocido y premiado internacionalmente por su gestión modernizadora en el SII y por su lucha contra la corrupción en el MOP, está dedicado a sus actividades privadas sin por ello dejar de ser un agudo observador del acontecer nacional. Nos recibe en sus oficinas de calle Phillips y con la deferencia y caballerosidad que lo caracteriza responde a nuestras inquietudes.
- ¿Es válida la discusión sobre una reforma tributaria en estos momentos?
- Más allá de la reforma tributaria, creo que lo que se está debatiendo hoy son temas relacionados con la desigualdad, que tienen que ver con el país que queremos y cómo seguiremos para adelante, es decir, un tema político mucho más amplio. Definido eso, tenemos que analizar quién se pone con qué.
- ¿Cuál fue la política que siguió la Concertación en este plano?
- La Concertación mantuvo el esquema general que venía del gobierno militar porque era bastante bueno, sin embargo, le hizo cambios importantes. Al principio del gobierno de Patricio Aylwin se realizó una reforma tributaria que significó subir dos puntos del PIB, lo que fue bastante. Se subió el IVA, el impuesto a la renta a las empresas, se eliminaron ciertas exenciones, etc. Después, en los otros gobiernos concertacionistas, hubo varios cambios, se subió un poco más el IVA, y lo más importante, se disminuyó de manera significativa la evasión, lo que es también una reforma tributaria.
- ¿En qué consistió esa reforma?
- Cuando llegué al SII en 1990, la evasión no se medía en Chile. Hicimos los estudios y era alrededor del 32% y nosotros la bajamos al 24%, una baja inmensa entre el gobierno de Patricio Aylwin y Eduardo Frei. Ricardo Lagos candidato, prometió financiar su gobierno en parte, con una disminución del 24% al 20% y se aprobó un proyecto de ley que permitió que, en definitiva, lográramos bajarla al 18%. Con Michelle Bachelet y lo que va de este gobierno, la lucha contra la evasión se ha estancado.
- Siguiendo esta lógica, ¿es posible que con un mayor control y bajando aún más la evasión se puedan financiar muchas de las demandas que la ciudadanía está solicitando?
- Creo que eso no es suficiente. Además, cuando se llega a niveles de evasión del orden de un 18%, no es tan fácil seguir bajándola. La verdad es que se estancó esa lucha. Se han tomado malas decisiones y por eso no se ha seguido avanzando.
- ¿Qué tipo de reforma debe hacerse entonces ahora?
- Si uno quiere una sociedad más justa, yo mataría dos pájaros de un tiro. Recaudaría más dinero eliminando exenciones a los más ricos, lo que haría este país un poquito más igualitario.
- ¿Son los impuestos una instancia redistributiva?
- No me gusta hablar sólo en términos de redistribución, sino también de crecimiento, pero aprovecharía esta necesidad de mayores recursos, como una oportunidad para buscar mayor equidad. Para eso hay que eliminar muchas exenciones, que, en general, la aprovechan sólo los ricos. No lo hicimos bien en la Concertación en este aspecto. Tradicionalmente, los ministros de Hacienda están preocupados de los grandes inversionistas. Dimos muchas exenciones a las ganancias de capital, a acciones de primera emisión, o sea, al que invierte y al capitalista que constituye el sector más pudiente de la sociedad. Siempre el argumento fue que no se debía ahuyentar a los inversionistas, que debíamos convertirnos en un centro financiero, pero esos argumentos no son efectivos. Las empresas no dejan de invertir por un tema de impuestos -siempre que sean razonales- si es que ganan dinero y así lo prueban los estudios que realizamos. Recuerdo que en una Enade, Somerville dijo que los empresarios amaban a Lagos, lo que demuestra que como Concertación se nos pasó la mano con ese sector.
- El gobierno ha puesto más énfasis en el crecimiento que en una reforma tributaria…
- Pero, ¡cuántos años llevamos en eso! Durante todo el período de la Concertación y la última parte del gobierno militar se decía lo mismo. Si uno observa lo que pasó en Chile con el crecimiento, los ricos están más ricos y los pobres menos pobres, es decir, se han mantenido las diferencias. No podemos seguir pensando que sólo con el crecimiento vamos a arreglar la desigualdad en Chile. Escucho a muchos encumbrados de este gobierno y los anteriores que la desigualdad no tiene remedio y que a lo único que podemos aspirar es a crecer para ir beneficiando poco a poco a todos. Creo que no es así y que debe hacerse un diseño mucho más sistémico para luchar contra la desigualdad.
- ¿Ayuda una reforma tributaria?
- Para que exista mayor igualdad en Chile tienen que hacerse muchas cosas, entre ellas una reforma tributaria, una modernización del Estado, una mejor gestión y fiscalización de los recursos públicos, pero sobre todo tiene que haber un acuerdo-país que señale el camino a seguir para disminuir estas tremendas desigualdades. La primera responsabilidad la tienen el presidente, sus ministros y los partidos políticos: deben llegar a un consenso y elaborar un diseño sistémico que la disminuya sin frenar el crecimiento. Por ejemplo, cuando en Chile se gastaba más de lo que se tenía, hubo un acuerdo-país que creó un Banco Central autónomo y se acabó el déficit fiscal.
- Muchos creen, sin embargo, que sólo subiendo impuestos se arregla el problema...
- Como se requieren más recursos, es importante decidir de donde se obtienen, porque si se obtienen de los pobres y no de los ricos no se solucionará el problema de la desigualdad. Tienen que obtenerse de los más ricos. Pero también tenemos que tratar de crecer más rápido justamente para disminuir la desigualdad y no aumentarla. Ejemplos: se dice que hay que eliminar el impuesto de herencia porque recauda poco y debe ser justamente al revés: fiscalizar más porque los que deberían pagar son los que tienen más dinero. Acá la gente que compra bienes raíces y después de un tiempo los vende haciendo grandes ganancias, no paga impuesto. Es decir, hay una serie de exenciones que utilizan los que más poseen. Aquí la reforma tributaria que debe hacerse es teniendo en cuenta el tema de la equidad, que paguen los que más tienen. Con tood, a mi no me gusta subir el impuesto a la renta de los ricos…
- ¿Por qué?
- Porque me gustaría que este fuera un lugar para que se desarrollen profesionales talentosos que creen mucha riqueza, a los cuales se les frenaría si por el producto de su trabajo tienen muchos impuestos. En Europa y otros países, este impuesto que era de un 70% u 80% ha bajado mucho, porque si no, se van a otro lado. Pero es muy distinto ponerle impuestos a las ganancias de capital, que paguen como cualquier otra renta. Creo que no debe subirse la tasa a las personas, incluso podrían bajar, para evitar por otra parte la elusión.
- ¿Ves al gobierno en una buena disposición para seguir este camino?
- No he visto eso. Hablé con el ministro Felipe Larraín largo por teléfono cuando asumió y le di mis criterios, pero no se ha avanzado. Se hizo un esfuerzo al principio al subir el royalty a las mineras y la primera categoría a las empresas, pero después se estancaron. Ahora se habla de perfeccionamiento tributario y habría que ver de qué se trata.
- ¿Escéptico?
- Sí, porque no he leído ningún análisis del ministro o subsecretario -al menos lo que sale en la prensa- que me diga que las cosas cambiarán o que hay voluntad para ello. Los cambios que hicimos en la Concertación se deben en parte a estudios que se hicieron en Cieplan y luego en el SII. Lo obvio es que mantendrán el impuesto de primera categoría para las empresas en un 20%, porque todos sabemos que no hay nada más permanente que los impuestos transitorios… Yo me iría por la eliminación de exenciones y por un tema que es todavía mucho más importante que es el de la modernización del Estado.
- ¿Qué significa en concreto?
- Yo estuve en los dos lados: generando ingresos en el SII y gastando plata en el MOP, por lo que sé de qué hablo. Ahí, en un año bajamos el gasto en camionetas, asesores etc., en $ 60 mil millones de un año a otro. Es lo que hay que hacer… impulsar una revolución en la gestión. Creo que es más fácil hacer una reforma tributaria que hacer que el Estado funcione bien…
- Hincarle el diente a la modernización del Estado y en función de ello hacer una reforma tributaria…
- Claro pues. Estoy asustado que si la reforma tributaria se hace por una razón coyuntural, política, de pirotecnia, lleguen dineros que no se sepa bien cómo se van a gastar o se gasten mal y, al mismo tiempo, que se detenga el ritmo de crecimiento que estamos teniendo. Debemos aspirar a una reforma sistémica ganadora: gana porque hay más recursos para la educación, gana porque disminuyen las desigualdades, gana porque los fondos serán bien administrados.
- ¿Y que rol juega en esto la Concertación?
- No tiene claridad ni propuestas. Están todos en la cosa chica, en la coyuntura, en sacar ventaja y por eso están tan desprestigiados, lo mismo que el gobierno. Eso hace las cosas más difíciles. Lo que ha hecho la Concertación, de asustarse con el movimiento estudiantil y decir que lo que está pasando en esa área no es culpa nuestra, que no teníamos los votos, que la derecha es la culpable, simplemente no es cierto. Es cosa de recordar las cuentas de los presidentes los 21 de mayo. No escuché ahí que no se podía avanzar por esos motivos. Creo que nosotros cambiamos el país y no parece correcto no asumir los éxitos y las responsabilidades donde las tenemos.
- Te arrepientes de haber salido del PPD...
- No. Renuncié porque el PPD se transformó en una máquina de poder, colocando gente en cargos y yo ahí me sentí cada vez más incómodo. La gota que rebalsó el vaso fue cuando echaron a Jorge Schaulsohn por denunciar que se habían usado platas de los gastos reservados para los partidos de la Concertación. En vez de echarlo, debieron investigar si era cierto. Ahora, eso no significa que yo siga orgulloso de todo lo que hicimos, reconociendo también lo que nos faltó por hacer.
- Es justamente un alto dirigente del PPD, Guido Girardi, quien está hoy en la palestra por sus acciones…
- A menudo tuve problemas con Girardi. No coincido con él en muchos temas. Tiene un control grande en el partido, y bueno… por eso me salí.
- Al parecer Michelle Bachelet puede ser la carta de salvación para las presidenciales...
- Ella hizo un gobierno razonablemente bueno, pero si llega a ser candidata y presidenta, le va a ser mucho más difícil que la otra vez porque el país ha cambiado, la Concertación está muy destruida, con mucho caudillismo y se necesitan a los partidos para gobernar.
- ¿Y Andrés Velasco?
- De él tengo la mejor de las opiniones, pero de ahí a que sea siquiera candidato, falta mucho. Esto lo deciden los partidos y no sé si sería bueno un presidente sin esos respaldos ¿Con quién gobierna? Uno ve las dificultades de Piñera que no tiene suficiente control ni siquiera en su sector. Puede pasar sin embargo, que se produzcan alineamientos políticos nuevos, pero en este momento me parecen ciencia ficción.
- ¿Te llamaron para ser parte de este gobierno?
- Me sondearon, no para un ministerio pero para saber si estaba disponible. Dije que no porque formé parte de la Concertación y también porque tenía otras responsabilidades en el ámbito privado.
- ¿Estás haciendo asesorías de gestión en estos momentos en algunos ministerios?
- Sí, a la ministra Evelyn Matthei en la Dirección del Trabajo, al subsecretario de Educación en temas de administración de pagos y también hemos asesorado al Ministerio de Economía. Ahora estamos viendo cuestiones relacionadas con la pesca.