Cobra fuerza el fantasma de un desempleo en 25% tras perderse millón y medio de trabajos
Escenario laboral no muestra su peor cara aún. La tasa de desocupación está contenida porque quienes pierden su trabajo no buscan nuevas oportunidades.
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La pandemia le sigue pasando la cuenta a la economía. Y, de hecho, como parte del mayor deterioro en la última década, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) informó ayer que la tasa de desempleo nacional subió hasta 11,2% durante el trimestre móvil marzo-mayo, lo que significó cuatro puntos más que hace un año.
Un resultado inquietante dado el anómalo comportamiento del escenario laboral, que revive el fantasma de una desocupación que podría bordear el 25%, como mínimo.
A diferencia de lo que sucede en un contexto normal, la desocupación es más o menos dependiendo de la relación entre la fuerza laboral -quienes tienen más de 15 años y más y tuvieron una ocupación- y la generación de nuevos puestos de trabajo.
Pero, en esta coyuntura, ambas variables acusan fuertes descensos: la primera de 12,8% en el último año y la segunda, de 16,5%.
Es decir, en el citado periodo se restó del mercado laboral poco más de 1,2 millones de personas y una cifra no muy distinta de trabajos.
Para el investigador de Clapes UC, Juan Bravo, el Covid-19 ha borrado el empleo generado durante los últimos diez años con casi 1,5 millones de puestos destruidos, mientras que las personas que declararon no estar ocupadas -pero disponibles para estarlo en el corto plazo- sólo aumentaron en 244,5 mil personas.
Suben los inactivos
¿Pero qué pasó con la gente que salió de la fuerza de trabajo? Se sumaron al grupo de quienes no buscan nuevas oportunidades laborales por distintas razones. Esta población, que creció 27,4%, fue influida principalmente por los inactivos.
Y son ellos, que aumentaron en un año más de 1,5 millones, quienes amenazan con explicar un alza de la desocupación una vez que las cuarentenas empiecen a flexibilizarse y decidan reincorporarse en el mercado laboral.
Según cálculos de Scotiabank si se incluyera a esta fuerza potencial de trabajo, la tasa de desempleo se empinaría a 28,1% dando cuenta que casi uno de cada tres chilenos en edad y capacitados para trabajar estarían desempleados hoy.
Ante este supuesto la directora nacional del INE, Sandra Quijada, manifestó que si bien esta variable presionará la tasa de desocupación, es difícil proyectar cuántos efectivamente pasarán a la desocupación.
Otra variable propia de la crisis sanitaria, es el alza de los ocupados ausentes, que son quienes no están asistiendo a sus lugares de trabajo aun cuando mantienen un vínculo laboral con una empresa. Ellos crecieron 149,8%, equivalente a 689.278 personas.
En esta categoría, que incorpora a los trabajadores acogidos a la Ley de Protección del Empleo, el 88,4% declaró que el motivo de ausencia al trabajo tuvo relación con el Covid-19, según detalló Quijada.
De acuerdo con estimaciones del departamento de estudios de Banchile Inversiones si se incluyera a este segmento como desocupados el indicador escalaría a 24,9%.
Los rubros más afectados
La reducción de los ocupados en marzo-mayo respondió principalmente al descenso en comercio de 19,4%, alojamiento y servicios de comida con 42,4% y construcción de 23,1%.
“Hay un deterioro importante en el mercado laboral, dado por los sectores que son importantes en la economía y que tienen mayor dinamismo (...)Es muy posible que si mantenemos las condiciones actuales tengamos peores indicadores de tasa de desempleo en los próximos meses”, dijo Quijada.
En esta misma dirección, la gerenta de Estudios de la Cámara Nacional del Comercio (CNC), Bernardita Silva, complementó que “para junio se esperan similares caídas, y para el futuro se prevé una lenta recuperación del sector”.
Trabajadores reconocen una reducción de sus salarios
El efecto en los ingresos, que deja la crisis sanitaria es otra arista que comenzó a medir el INE desde mayo. La directora del organismo, Sandra Quijada, explicó que si bien los datos finales se entregarán en el boletín del trimestre móvil de mayo-julio, durante el quinto mes del año ya se evidencia una tendencia.
Del universo de los ocupados ausentes en la submuestra de la semana de referencia en que se aplicó la encuesta, un 49% manifestó una disminución en sus ingresos, en circunstancias que un 46% señaló que se los mantuvieron.
En tanto, entre quienes sí están yendo a sus lugares de trabajo, un 28% reportó un ajuste a la baja en el sueldo o las ganancias y un 64% dijo que no registraron variación.
Del total de ocupados que declararon una disminución en sus ingresos, el 32% especificó que recibió más de la mitad del valor habitual, el 30% menos de la mitad, el 25% la mitad. Por otra parte un 11% de ellos, manifestó que no recibió.
Ante la pregunta que sitúa a estas personas en el caso de que estos ingresos habituales continúen a la baja, un 34% declaró que adoptaría como medida reducir sus gastos, mientras que un 19% señaló que buscaría otro trabajo. Un 12%, en tanto, mencionó que utilizaría sus ahorros y un 8% manifiesta que espera una ayuda del Estado.