Banco Mundial se suma a recortes para la economía chilena el próximo año y espera caída de 0,5% del PIB
Para el ejercicio en curso el organismo internacional prevé un crecimiento de 1,8%, ampliamente por debajo del 3% que estima para América Latina en su conjunto.
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Un 2022 levemente más optimista, pero una recesión casi segura en 2023: así es el cuadro que delinea el Banco Mundial para la economía chilena hacia adelante. El organismo multilateral proyecta un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 1,8% este año -una décima por sobre lo anticipado en su ejercicio de junio- pero una caída de la actividad de 0,5% el período que viene, ampliamente por debajo del 0,8% contemplado hace cuatro meses.
En su informe sobre América Latina titulado “Nuevos enfoques para cerrar la brecha fiscal”, el prestamista internacional reveló algo de optimismo hacia 2024, ya que ajustó levemente al alza el panorama para el año. Ahora espera que el país crezca un 2,2%, dos décimas más que lo esperado en su análisis anterior.
Con el nuevo pronóstico, Chile queda aún más lejos -por debajo- de lo estimado para la región: este año el Banco Mundial contempla una expansión de 3% del PIB, medio punto más que hace unos meses, gracias al alza en los precios de las materias primas. Para 2023 la expectativa es de 1,6% -tres décimas menos que en junio- y para el año subsiguiente de 2,3%.
William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, explicó que las proyecciones de Chile son una combinación de factores. "Obviamente, había algo de las caídas de precios de materias primas, la política monetaria ha sido muy estrecha, entonces eso también tiene impacto. Y hay algo de incertidumbre política que puede tener impacto negativo sobre la inversión", señaló durante la conferencia de prensa.
El reporte destacó que las tasas de crecimiento previstas para la región han ido mejorando sistemáticamente desde enero, en contraste con las bajas observadas en el resto del mundo. Así, “América Latina está cerrando la brecha con las previsiones mundiales, a su vez reducidas por la guerra en Ucrania”, resaltó el BM.
Pero, también alertó que las expectativas para el crecimiento de la región en los años que vienen son “similares a los bajos niveles observados en la década de 2010 e insuficientes para lograr avances significativos en términos de reducción de la pobreza”. Y, recordó que la inflación -que en la mayoría de los países se encuentra en los niveles de la OCDE- “requiere de esfuerzos continuos para que esta descienda al nivel de los objetivos anteriores”.
¿Y el vecindario?
Al comparar con los otros países de la región, Chile registraría uno de los crecimientos más bajos este año, similar al 1,8% esperado para México. Por debajo estarían las caídas de 0,3% de Paraguay y de 1,5% de Haití.
Así, economías como Brasil, Perú y Ecuador crecerían un 2,5%, 2,7% y 2,8%, respectivamente, mientras que en Argentina y Uruguay lograrían tasas de 4,2% y 4,8%, respectivamente. La excepción sería Colombia, cuyo PIB saltaría un 7,1% en el presente año.
Para el año que viene Chile seguiría ampliamente en desventaja frente al resto de América Latina. De hecho, sería -nuevamente junto con Haití- el único que registraría una caída de la actividad en 2023.
Situación tributaria
En línea con su nombre, el informe plantea que en la región “la necesidad de cerrar la brecha fiscal, colocar la deuda en una trayectoria sostenible y generar espacio fiscal para financiar inversiones físicas y sociales necesarias derivó en la búsqueda de nuevos ingresos y, de forma particular, en la intención de subir los impuestos sobre la renta”.
El reporte detalla que América Latina recauda el 23,7% de sus ingresos públicos a partir del IVA, el 13,2% de los impuestos sobre las empresas, y 10,6% de los impuestos sobre la renta de las personas físicas (IRPF).
“Para los estándares mundiales, la carga del primero es elevada y regresiva y es intermedia para el segundo”, se lee en el documento, que agrega que “el bajo nivel de tributación sobre el ingreso de las personas físicas en comparación con los países avanzados y la posibilidad de hacer que los impuestos sean más progresivos reavivó el interés en su potencial como generador de recursos tributarios adicionales”.
Acerca de los principales desafíos en materia fiscal para la región, Maloney apuntó a que en promedio la deuda aumentó cerca de 10 puntos porcentuales a nivel regional, lo que es un "choque importante". Además, dijo que con las tasas de interés que están subiendo, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, "esto implica que nos va a costar más financiar la brecha fiscal que salió y esa es la dificultad que encontramos ahora en la región".
Advierte que, aunque los mercados dicen que las alzas son manejables, "es precisamente por esta razón que tenemos este capítulo: para ver cuáles son nuestras opciones para buscar más espacio fiscal y esto aplica a todos los países de la región".