A mediados de 2024, el Gobierno -representado por los Ministerios del Trabajo y de la Mujer- ingresó al Senado un paquete de indicaciones a tres proyectos de ley -refundidos en uno- para impulsar la discusión en torno a la equidad salarial y así garantizar la efectiva igualdad de remuneraciones entre hombres y mujeres.
Una propuesta legislativa que, entre varias materias, tiene como objetivo que el empleador cumpla el principio de igualdad de sueldos entre hombres y mujeres que presten un mismo trabajo o un trabajo al que se le atribuya “un mismo valor”.
“Por cada $ 100 que recibe un hombre, una mujer recibe aproximadamente $ 71,3”, expone el estudio elaborado por integrantes del departamento de estudios de la DT.
¿Qué tan dispar es el escenario salarial entre hombres y mujeres en el país? Un análisis incluido en la revista Trabajo en Debate -una serie de estudios elaborados por la Dirección del Trabajo (DT) con la colaboración del Centro Interdisciplinar de Políticas Públicas (CiPP) de la Universidad Alberto Hurtado (UAH)- profundizó en la brecha salarial al interior de las grandes empresas del sector privado. Es decir, aquellas que emplean a 200 o más trabajadores.
Tras analizar los datos administrativos de la DT -que representan el total de haberes de los trabajadores asalariados en dicho tipo de firmas- el estudio constató que las mujeres ganan, en promedio, un 28,7% menos que los hombres.
Así, las mujeres tienen un total de haberes promedio de $ 1.257.885, mientras que los hombres ganan en promedio $ 1.763.262. “Por cada $ 100 que recibe un hombre, una mujer recibe aproximadamente $ 71,3”, expone el estudio.
Al distinguir por el tipo de ocupaciones, las mayores brechas se observaron en grupos como agricultores y trabajadores calificados agropecuarios, forestales y pesqueros, donde las mujeres ganan un 40,4% menos que los hombres; seguido por operadores de instalaciones, máquinas y ensambladores con una brecha de 35,5% en desmedro de ellas; y en directores, gerentes y administradores, donde la diferencia es del 34% a favor de ellos.
En el sector primario, que incluye actividades como agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, las mujeres ganan un 33,4% menos que los hombres. Sin embargo, en explotación de minas y canteras, ellas ganan un 26,7% más que los varones, siendo la única rama donde se presenta una ventaja salarial a favor de las mujeres.
En el sector secundario -que abarca actividades industriales-, las mayores brechas se observaron en la industria manufacturera, donde las mujeres perciben un 29,7% menos que los hombres, y en construcción, con una diferencia de 23,3% en desmedro de las trabajadoras.
El sector terciario -que engloba a los servicios- presentó las mayores disparidades salariales. En ramas como actividades de alojamiento y de servicio de comidas, la brecha alcanza un 31,7%, y en actividades de atención de la salud humana y asistencia social, las mujeres perciben un 36,8% menos (ver tablas).
Al considerar factores como la edad, antigüedad laboral, tipo de contrato, jornada laboral y otros, si bien la brecha salarial persiste, es más baja, llegando a un 24,07%, aunque con variaciones según la ocupación.
Para los autores, el análisis desagregado por grupos ocupacionales revela que las brechas más pronunciadas se encuentran en sectores “tradicionalmente masculinizados” y de mayor especialización técnica, como los operadores de instalaciones y máquinas, así como en agricultores y técnicos y profesionales de nivel medio.
El estudio del organismo fiscalizador concluye que los hallazgos reafirman la necesidad de políticas públicas y empresariales orientadas a reducir las disparidades de género en los ingresos.
“Medidas como la transparencia salarial, el fortalecimiento de la protección laboral para las mujeres, y la promoción de jornadas laborales flexibles que no penalicen a quienes asumen responsabilidades familiares son cruciales para cerrar esta brecha. Además, es fundamental que se aborden las barreras estructurales y culturales que perpetúan la segregación ocupacional, asegurando que las mujeres tengan acceso igualitario a puestos mejor remunerados y de mayor responsabilidad”, plantearon los autores.