Nombramientos de mujeres a través de Alta Dirección Pública alcanzan un máximo

Aumentar la participación femenina en todos los niveles es cada día un desafío más presente. Y, en la Alta Dirección Pública (ADP) se cumplió un récord en 2022: el 42% de los nombramientos para cargos de primer nivel jerárquico fueron mujeres, el máximo desde que hay registros, y superando el 37% alcanzado el año previo. 

El dato del año pasado equivale a 30 autoridades designadas durante el período, lo que también supera el máximo anterior, cuando en 2018 el Gobierno eligió a 23 mujeres para liderar instituciones. 

Así, en 2022 hubo cuatro cargos en los que por primera vez asumió una mujer a la cabeza, a través del sistema ADP: el Servicio Nacional de Aduanas, la Superintendencia de Medioambiente, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles y la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb). 

Felipe Melo, director del Servicio Civil, califica el resultado de 2022 como uno “inédito y auspicioso, pero aún insuficiente para poder celebrar”. A su juicio, la brecha de género es “la principal herida abierta que tenemos que atender urgentemente” desde la entidad. 

La autoridad precisa que el avance del año pasado se logró “gracias al compromiso de muchas personas: principalmente de las postulantes mujeres, pero también hasta el propio Presidente de la República que las ha nombrado, así como el Consejo de Alta Dirección Pública que se ha hecho parte protagónica de este proceso”.

Cristina Orellana, integrante del Consejo ADP, recuerda que los esfuerzos por aumentar la participación femenina comenzaron en el gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet, continuaron durante la administración de Sebastián Piñera, y ahora los resultados se están materializando con más fuerza. 

“Lo que van mostrando es un esfuerzo sistemático en la política pública, de que en igualdad de mérito las mujeres también tengan una oportunidad importante para asumir estos desafíos”, dice la consejera, y agrega que “lo más difícil es que las mujeres se atrevan”. 

Desde el Servicio Civil detallan que el año pasado el histórico 23% que alcanzaban las postulaciones de mujeres a cargos ADP subió a 28%. Si bien Melo pone paños fríos y dice que sería “prematuro” celebrar, desde la entidad enfatizan que “cuando las mujeres postulan tienen excelentes resultados”. Esto se plasma en que cuando en las nóminas -ternas o cuaternas- hay una mujer para que la autoridad política defina, el 54% de los nombramientos termina siendo femenino. 

Así, Orellana afirma que las mujeres “tenemos que ser más atrevidas aún en buscar los espacios”, y agrega que las que ya están en cargos de poder también deben ser parte activa del cambio en pos de mayor participación femenina. 

Alianzas estratégicas

El año pasado, la institución puso en marcha una agenda para reducir las brechas de género, que consideró cambiar la estrategia de difusión de los concursos con rostro femenino, potenciar una nueva estrategia digital y la campaña “Mujeres para liderar”, en la que directivas, consejeras y autoridades invitan a mujeres a participar de las convocatorias. 

Además, se firmó una alianza con ocho organizaciones públicas y privadas “embajadoras”, que se han sumado a problematizar sobre las brechas e invitar a las mujeres a sumarse a las ofertas. 

Una de estas entidades es la Fundación ChileMujeres, cuya presidenta ejecutiva, Francisca Jünemann, destaca que los avances de 2022 fueron “muy significativos”. Pero, plantea que esperan que este año “se dé un paso más y haya un compromiso de éste y de todos los gobiernos que vengan -mediante una reforma- para que ninguna mujer ni persona competente sea desvinculada de la Alta Dirección Pública ni de cargos técnicos del Estado por razones políticas”. 

Jünemann recalca que “debe existir una independencia política que permita el desarrollo profesional de las personas en el sector público, por justicia y dignidad hacia ellas y para lograr la eficiencia y eficacia del Estado”. Y, junto con esto, dice que se debe crear un “estatuto administrativo único o un Código del Trabajo reformado que aúne a la docena de estatutos vigentes que regulan las tres modalidades de empleo público”, que cambie las condiciones laborales y fortalezca la adaptabilidad y corresponsabilidad parental. Esto, en pos de que las mujeres no deserten de los cargos que alcancen. 

Melo, en tanto, plantea que “el gran desafío es seguir avanzando en ambos niveles: oferta y demanda”. Plantea que “la cultura ya está cambiando y seguiremos apoyando con fuerza las postulaciones de mujeres al sistema”, de la mano de difusión. Pero, agrega que “también estamos revisando nuestros propios sesgos institucionales y generando correcciones en los procedimientos internos de selección”, para identificar instrumentos concretos para cerrar brechas de género en los procesos de selección.