Lo que viene tras la ratificación del convenio sobre acoso laboral y las expectativas de los actores

El pasado 8 de marzo, cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer, el Congreso despachó el proyecto de acuerdo que ratifica el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), instrumento que tiene por objeto erradicar la violencia y el acoso en los espacios de trabajo.

Listo ese paso, en junio se realizará el depósito del decreto respectivo en la OIT, en su sede en Ginebra, Suiza. Una vez hecho ese trámite, la norma entrará en vigencia 12 meses después.

En este contexto se activará un diálogo del Gobierno con los representantes de empleadores y trabajadores para adoptar una serie de medidas tendientes a prevenir y combatir esta problemática, incluida la prohibición legal de la violencia y el acoso; velar porque las víctimas tengan acceso a vías de recurso y reparación y apoyo; prever sanciones; desarrollar herramientas, orientaciones y actividades de educación y de formación, entre otros lineamientos que entrega el convenio.

En el intertanto, el Ministerio del Trabajo y sus servicios dependientes han estado revisando y analizando sus respectivas normativas, reglamentos y programas, para adecuarlas al C190.

Luego de este trabajo, y una vez realizado el diálogo tripartito, se presentarán al Congreso las propuestas de leyes adecuatorias que contendrán las normativas que modificarán el Código del Trabajo y aquellos cuerpos legales que abordan, por un lado, aspectos de protección y prevención ante el acoso y la violencia; y, por otro, medidas de control de aplicación, “garantizando recursos y reparación a las víctimas, lo que pondrá al día la legislación chilena con el estándar del Convenio 190 de la OIT”, explica la ministra del Trabajo, Jeannette Jara.

Afinar los conceptos

En el sector privado ligado a las temáticas laborales existen altas expectativas en torno al trabajo que viene luego de la ratificación en el Congreso.

La presidenta ejecutiva de ChileMujeres, Francisca Jünemann, destaca que Chile tiene “un camino avanzado” al regular el acoso sexual en el trabajo desde el año 2005 y de acoso laboral desde 2012, estableciendo sanciones y reconociéndolos como conductas contrarias a la dignidad de las personas.

Pese a ello, desde su perspectiva se necesitan reformas para adecuarse al Convenio 190 de la OIT, comenzando por incorporar -dentro de los artículos de acoso laboral y acoso sexual- la violencia y el acoso por razones de género y por extender el deber de las empresas a la prevención, comenta.

Una opinión similar tiene la directora de empresas y consultorías de género en Comunidad Mujer, Carolina Peyrín, quien agrega que uno de los primeros temas en los que se deba avanzar es en los conceptos.

“Un primer desafío tiene que ver con la conceptualización de la violencia. Nuestro Código del Trabajo no contempla una definición clara sobre la violencia en el trabajo y ahí ya hay un primer desafío. Hay otros cuerpos legales que tratan la violencia, pero no la legislación laboral. Acá debería haber un primer debate interesante”, dice.

Otro tema en el que coinciden ambas voceras, es en la necesidad de que los cambios legislativos que se realicen fortalezcan la reparación por parte de las empresas a las personas que sufren acoso.

“Esto podría ser fortalecido en la legislación laboral”, opina Jünemann.

“Cuando el acoso lo ejerce un gerente, se entiende que es la empresa quien lo realiza, lo que debiese llevar a las organizaciones a establecer estrategias y programas de capacitación y prevención muy exhaustivos, profundos, con una gran conciencia de la responsabilidad de los liderazgos basados en el respeto y dignidad de las personas”, afirma.

Peyrín destaca la importancia de avanzar en materias de protección a las víctimas, es decir a quienes denuncian y a quienes están viviendo acoso. “No solo hay que prevenir, también tenemos que evitar que quienes están viviendo el problema no sean atendidos y acá las empresas deben tomar más acciones”, precisa.