Las propuestas de la OIT para sumar en condiciones dignas a las personas mayores al mercado laboral

¿Qué características tiene el trabajo de las personas mayores en el país? ¿predomina el empleo formal o informal? y ¿cómo se pueden mejorar sus condiciones laborales? Esas son parte de las preguntas que responde el documento “Trabajo y personas mayores en Chile: Desafíos y políticas para la promoción del trabajo decente ”, un informe elaborado por la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el Cono Sur de América Latina.

El documento, elaborado por los investigadores Guillermo Montt e Isabel Contrucci, profundizó en las características del trabajo de las personas de más de 65 años en el país, concluyendo que en este segmento predomina una alta informalidad, desempleo y bajas remuneraciones.

De acuerdo al texto, a nivel general, la tasa de ocupación de personas mayores de 65 años aumentó desde un 10% a 24% desde 1980 a la fecha, según los datos de la Encuesta de Ocupación y Desocupación en el Gran Santiago. 

Así, agrega el informe, las personas mayores de 65 años son el grupo con mayor tasa de ocupación informal. “Si bien la tasa de informalidad disminuyó desde 1980 para la población general, no disminuyó para los y las mayores de 65, y se mantiene siempre por sobre las tasas de informalidad nacional y de todos los otros grupos etarios”, agrega el documento.

Respecto a las razones que los impulsan a mantenerse en el mercado laboral, el texto apunta principalmente a un factor: la falta de ingresos. Considerando esto, el documento recomienda una serie de políticas para la promoción del trabajo decente entre las personas mayores.

Las políticas

Como primer eje, el informe plantea la necesidad de avanzar en una mejor protección social. Para los autores, los sistemas de protección social deben asegurar al menos un piso de ingresos suficientes para una vida digna en el contexto de la sostenibilidad. 

“Bajo la lógica de la protección social, el empleo no debe constituir la principal o única fuente de ingresos después de la edad de jubilación. Para eso está el sistema de protección social que tiene como objetivo entregar seguridad de ingresos en la vejez”, dice el texto.

Así, en concreto, el documento plantea que considerando que las transiciones se hacen más difíciles conforme aumenta la edad de las personas desde los 55 años, se puede considerar “adaptar los parámetros del Seguro de Cesantía a la edad de las personas y a la mayor probabilidad de salir del mercado de trabajo y a la menor probabilidad de encontrar empleo en edades avanzadas”. 

Así, por ejemplo -explica el documento- la tasa de reemplazo podría disminuir de manera más suave entre personas de mayor edad en comparación con personas de menor edad.

Como segundo eje, el documento plantea la importancia de combatir los estereotipos, promover la inclusión, diversidad y no discriminación por edad. Según recoge el texto, las personas mayores tienden a ser “más leales y a presentar menor ausentismo, alto nivel de compromiso a su trabajo” y muestran más probabilidades de entregar conocimiento sobre la organización de empresas.

En este eje se señala que un primer paso es el reconocimiento de las necesidades particulares de este grupo para avanzar a su incorporación plena, productiva y libre en el mundo del trabajo.

Como tercera recomendación, el documento habla de las políticas de activación y retención de personas mayores en sus empleos. Este tipo de medidas, ejemplifica el texto, deben incluir un apoyo específico en la búsqueda de empleo, emprendimiento y activación a través de servicios públicos de empleo.

Un cuarto grupo de políticas que pueden favorecer la inserción y mantención de personas mayores en el trabajo por opción, dice el texto, son aquellas que refuerzan la idea de un continuo entre los estados de “trabajador” y “pensionado”, permitiendo que las personas mayores puedan combinar una participación laboral con un retiro parcial.

Como quinto eje, el documento plantea las políticas de empleabilidad, formación profesional, capacitación y receptividad a todas las edades. 

Por último, el texto plantea las políticas de adecuación, adaptación del tiempo, organización y ambiente de trabajo adecuado.

Según exponen los autores, la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo recomienda la promoción de condiciones flexibles -en horarios y en ubicación-, la posibilidad de combinar pensiones parciales con trabajo, y aumentos en la edad de retiro de manera voluntaria.

“Estas medidas deben darse en el contexto del aseguramiento de las condiciones de salud y seguridad en el trabajo que debe considerar las necesidades y capacidades específicas de este grupo de trabajadores”, dice el texto.

Guillermo Montt, especialista en Protección Social de OIT Cono Sur, y uno de los autores del documento, señala que la inclusión laboral y la extensión del trabajo decente a las personas mayores “amerita una atención especial, que se traduce en un conjunto de medidas como la mejora de la protección social”.