Para el ex ministro del Trabajo, Yerko Ljubetic, el proyecto que moderniza el sistema de relaciones laborales cumple con los estándares de la OIT y representa una oportunidad para disminuir la conflictividad entre empleadores y trabajadores.
-¿Cuál es su primera lectura del articulado de la agenda laboral?
- Tiene los temas que están dentro del listado de deudas más urgentes que tenemos que resolver para la modernización del sistema de relaciones laborales. Habrá que entrar en la discusión para ver el detalle de cada uno de ellos, pero desde el punto de vista de los titulares pareciera que está todo lo que se había anunciado y eso es algo satisfactorio.
-¿Comparte que la extensión de los beneficios sólo se pueda hacer con el acuerdo del sindicato?
- La extensión de beneficios por parte del empleador es utilizada como la principal herramienta antisindical. Si tú negocias en una organización sindical estás en un proceso complejo y duro, tienes una huelga eventualmente y finalmente cierras el acuerdo y el empleador extiende esos beneficios u otros mejores incluso a todos los que no negociaron, eso mirado desde el desincentivo al sindicato y a la negociación es una herramienta muy poderosa, que era urgente ponerle término. En ese sentido, el proyecto está bien encaminado.
-¿Ve adecuado el mecanismo de servicios mínimos?
- Ese es el estándar internacional, tenemos que hacer un buen trabajo y una buena negociación sobre lo que entendemos por servicios mínimos, pero hay estándares OIT que creo que son claramente aplicables y eso nos va a permitir terminar con una figura que era francamente muy bochornosa desde el punto de vista de nuestra imagen nacional e internacional. Chile es el único país que a cambio de una cantidad de dinero está dispuesto a transar un derecho fundamental como es la huelga.
-¿Apoya el nuevo régimen de adaptabilidad laboral?
- Tengo muchas expectativas sobre ese tema, por eso que es importante tener un sistema de relaciones laborales más simétrico, con sindicatos fuertes y representativos, porque hace posible generar un marco de confianza en donde temas que hoy no están conversándose puedan ser parte de la negociación. Esa es una demanda de la economía moderna, de la que podemos hacernos cargo en forma dialogante y democrática. Ahí yo apelaría a que los empresarios, más que tener una actitud crítica de entrada en este asunto, pudieran participar de esas conversaciones que tienen expectativas interesantes para el futuro.
-La oposición planteó riesgos de inconstitucionalidad y advierte que la reforma no es pro empleo.
- No estoy de acuerdo con la inconstitucionalidad. Al contrario, creo que la Constitución está orientada al fortalecimiento de entidades como las organizaciones sindicales, establece claramente el derecho y la libertad de sindicalizarse, por lo tanto desde el punto de vista constitucional no creo que haya inconvenientes. Esta es una reforma que, en la medida que dé simetría y modernice el sistema de relaciones laborales, va a tener como resultado un mejor desempeño en las empresas, porque los conflictos van a ser aquellos estrictamente necesarios en función de procesos reales de negociación. Vas a poder poner elementos que eleven la productividad en el marco de procesos de negociación y vas a tener relaciones laborales más armónicas, porque ya no van a ser fruto de la preponderancia de uno sobre otro, sino que del diálogo y del intercambio entre partes que tienen relaciones en condiciones relativamente similares. Eso tiene un resultado concreto de mejoramiento de las condiciones laborales y va a redundar en productividad.
-¿Ve espacio para la gradualidad en su implementación?
- Siempre he dicho que eso no lo veo por dónde, aquí hay una gradualidad natural donde si hay elementos que afecten contratos colectivos no van a entrar a regir hasta el vencimiento de estos, de otra naturaleza no me lo imagino. Habrá que ver el detalle del proyecto, pero no creo que haya fundamentos para una gradualidad en esta materia.