Bárbara Figueroa: “Lo que está en juego es la posibilidad de que la CUT siga siendo un actor incidente en el debate”
Líder de la multisindical lanza duras críticas a ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, por discusión de salario mínimo. “En la política no sólo basta tener opinión, hay que ser valiente para defender posiciones, y él no lo fue”, dice.S
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Exactamente un mes resta para que la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) elija la directiva que la conducirá hasta el 2020. Y, precisamente, tras el último capítulo que escribió el proyecto de reforma laboral luego de su paso por el Tribunal Constitucional, la actual dirigencia de la multisindical dice haber continuado con su quehacer en las elecciones de la Central, para asegurar un proceso que dé plenas garantías de participación.
Por esto, el pasado viernes se le entregó al comité electoral nacional la información necesaria (registro de organizaciones afiliadas y el pago de cotizaciones junto con los certificados de vigencia de dichos colectivos) para que realice una revisión exhaustiva y construya el padrón electoral.
Mientras eso sucede, la cuenta regresiva ya se activó y algunos comienzan a tomar posiciones, ya que la primera semana de agosto vence el período de inscripción de listas. Si bien la actual presidenta de la multisindical, Bárbara Figueroa, dice que recién estas semanas comenzará el debate en su círculo cercano, reconoce que “aquí no hay ningún sector, ni nosotros, más allá de la exposición pública, que pueda decir que por ese solo hecho tiene ganada la elección. Esta va a ser una elección donde se va a ir a competir”. Y sentencia: “Aquí nadie tiene garantizado su cupo”.
- ¿Qué está en juego?
- Desde mi visión particular, no quisiera comprometer a nadie en este planteamiento, lo que está en juego es la posibilidad de que la CUT siga siendo un actor decidor e incidente en el debate nacional. Quienes disputen la conducción de la Central este próximo período tienen el desafío, también, de seguir este rol del mundo sindical como un actor sociopolítico que incide en el debate propio, pero que también es capaz de marcar posición respecto del debate de crecimiento, empleo, educación y modelo de desarrollo. Tengo la impresión de que de alguna manera, en el marco de la elección, y de la legitimidad de este proceso, nos jugamos también esa legitimidad para seguir siendo este actor incidente en el debate nacional en fronteras que trasciendan lo estrictamente laboral.
- ¿Irá por la reelección?
- Lo vamos a discutir ahora. Al menos como lista vamos a empezar a hacer ya el debate más fino respecto de candidaturas y de construcción de listas. En el marco del debate de esta construcción, de este colectivo, se definirá cuál es el rol que tengo que jugar o no en el proceso.
- ¿Pero tiene intención de mantenerse por un nuevo período?
- Cuando recién asumí, recuerdo que varias veces me preguntaron si sería un proceso largo. Y dije que soy partidaria de que las conducciones, si ya han hecho una buena labor, muy bien, pero que también tengamos siempre la grandeza de pensar que pueden venir nuevos liderazgos, porque esto no solo depende de tu voluntad.
Por eso pongo tanto énfasis en el tema del proyecto. Esto tiene que ver también con la capacidad de tener los mejores cuadros y el mejor colectivo para las necesidades del período. No es sólo mantenerse como dirigente. Por cierto que siempre voy a estar vinculada al mundo sindical y voy a contribuir. No necesito necesariamente ser la presidenta, puedo ser dirigenta y con eso me basta.
- ¿Pero está la disponibilidad si le pidieran ser la cabeza de esta lista?
- Por cierto, porque creo que además hemos hecho una apuesta que no tengo temor en defender. Por lo tanto, no me complica, porque hemos hecho una buena labor. No tengo temor alguno a tener que encabezar ese proceso si así lo solicita nuestra lista, nuestro sector, porque tengo convicción en defender lo que hemos hecho. No me siento ajena a eso y estaría absolutamente disponible a encabezar. Pero también tengo súper claro que esto no es sólo un liderazgo para defender lo que hicimos, sino que sobre todo es construir colectivo para seguir consolidando los avances.
- ¿Habrán novedades o cree que será un proceso similar a otro años?
- No va a ser como los procesos anteriores. La CUT está en un tiempo y en un momento distinto. El país es parte de un desafío distinto al que habíamos enfrentado en las últimas décadas y eso no puede ser ajeno al mundo sindical y a la elección que viviremos. Probablemente, ésta va a ser una elección muy distinta a las que habíamos vivido antes.
- ¿En qué sentido?
- En el sentido del momento político, de las necesidades del período, pero también probablemente en la construcción de listas. No me imagino hoy sólo tres listas. Probablemente habrá más sectores que quieran, porque si veo una CUT que se ha posicionado con una política, ¿por qué no habrá sectores que quieran venir a disputarla con su propio proyecto?
- ¿Pero será realmente competitiva?
- Creo que será más competitiva. Será una elección que, además, ha impactado y tenido un gran nivel de interés en las organizaciones. Estamos hablando de un volumen de votantes bien significativo. Es una elección que está generando alto interés, que están todos los ojos puestos acá, aunque algunos no lo digan. Hay sectores que iniciaron su carrera no hoy sino hace ya un rato.
La distancia con el Ejecutivo
- Usted dijo que hay más lejanía que cercanía con el Ejecutivo. ¿Hubo un cambio por la reforma laboral?
- Cuando planteé la distancia con el Ejecutivo no lo decía en el sentido de autonomía o de independencia, lo decía más bien respecto de los desaciertos en cómo se ha enfrentado la política en el último tiempo. Con el Ejecutivo podríamos compartir sintonía en torno al debate laboral, teníamos diferencias, pero evidentemente esta manera de ir tratando de imponer los debates fue algo que lesionó la confianza. El punto más crítico fue lo que ocurrió con el debate de salario mínimo, en que no solo hubo una distancia sino un quiebre respecto de cómo se había enfrentado el debate ahora, y eso dio cuenta que estamos entendiendo los desafíos de la política del período de una manera muy distinta.
Hay un ministro de Hacienda que es absolutamente conservador, no sólo porque le guste el modelo sino porque no pasa a la ofensiva en materia de incentivos para el crecimiento y la inversión. Todo lo hace a costa de las recetas clásicas. Todo tenía que ver en cómo desde las políticas que se estaban construyendo se impactaba o no el crecimiento y nunca respecto al tema de la equidad.
- ¿Y en el debate de salario?
- Ahí se hizo una jugada, una jugada que fue beneficiosa para quienes la promovieron que fue exigir que los parlamentarios de la DC presionaran para que el ministro se viera obligado a presentar una nueva propuesta. Eso, hecho de esa forma, además mostró una debilidad tremenda por parte del ministro. La incapacidad de defender posiciones, de tener convicción, de jugar a la maña en la política para tratar de imponer, eso es algo en que no tolero y eso obviamente a mí me lleva a tener una relación más distante. En la política no sólo basta tener opinión o tener buena propuesta, también hay que ser valiente para defender las convicciones, y el ministro no fue valiente y no defiende sus posiciones. Y eso se expresó de manera más nítida en el debate de salario mínimo.
Laboral: "Hacienda generó más incertidumbre que certidumbre"
Mientras la reforma laboral transite el camino de su promulgación, Figueroa adelanta que lo que le resta al mundo de los trabajadores es "comenzar a construir las mejores estrategias sindicales que permitan que los instrumentos de la nueva ley efectivamente operen en función del fortalecimiento sindical y no que se transformen en un potencial riesgo u obstáculo".
"Si vamos a ser o no más fuertes con los instrumentos de la ley, dependerá de la estrategia que se construya", sostiene.
- ¿Estaba en los planes que el TC eliminara la titularidad sindical?
- Siempre supimos que el debate iba a llegar al TC. Lo que sí nos llamó la atención es que, en el marco del debate constitucional, pensábamos que el tema que se iba a poner más en debate era, por ejemplo, la extensión de beneficios. Sin embargo, el juicio tan duro respecto de la titularidad develó algo que no fuimos capaces de leer, que para el mundo de la derecha política y económica, favorecer a un sujeto principal de la negociación era lo más incómodo de esta ley. Ahí no tuvimos toda la fineza para leer todo ese escenario y por eso nos impactó de manera dura ese dictamen.
Lo positivo, quizás, de ese escenario es que evidenció la necesidad de una reforma constitucional.
Y, por otra parte, si bien es duro el planteamiento del TC, no terminó siendo tan dañino, ya que su construcción es equivocada y no contempló todas las aristas en la supresión de artículos.
- ¿Cómo evalúa la gestión de los ministros Valdés y Rincón en relación a sus antecesores Alberto Arenas y Javiera Blanco, respectivamente?
- Continuación no fue. Se percibió el cambio y el quiebre de cómo se venía abordando el proyecto por Arenas y Blanco.
Si bien reconozco el rol que jugó la ministra del Trabajo, que tenía una tremenda disposición para que esto saliera, acá había dos ministros. Cada uno tenía que jugar su rol, pero eran visiones muy distintas.
En el caso de Hacienda, hay elementos que jugaron en contra: el tono de sus declaraciones y que generó más incertidumbres que certidumbres. Hubo desaciertos en términos mediáticos y de manejo público.