Todo parecía indicar que el cambio de gabinete de esta semana implicaría la salida del equipo político de La Moneda, incluyendo a Cristián Larroulet, el ministro Secretario General de la Presidencia. Piñera no sólo lo ratificó en su cargo sino que, junto al ministro Rodrigo Hinzpeter y otros asesores de confianza, tuvo la misión de preparar la estrategia para el llamado “segundo tiempo” del gobierno. Con la claridad mental que lo caracteriza, nos contó el verdadero por qué de los cambios.
- ¿Fue la presión pública la que propició este cambio de gabinete?
- Todos los cambios de gabinete tienen una lógica estratégica y este cambio se viene conversando con el Presidente desde hace por lo menos dos meses. Durante el primer año y medio, el gobierno tuvo que enfrentar el terremoto e instalar su agenda. La instalamos, pero ahora necesitamos darle más visibilidad. De ahí que más que cambiar la conducción política, lo que había que hacer era reforzar más los equipos desde la perspectiva política comunicacional. Esa es la lógica y el énfasis de este gabinete.
- En el caso de Educación, más bien pareció un triunfo de los estudiantes…
- Uno de los temas claves para el gobierno es hacer de Chile un país más justo y todos sabemos que la educación es la madre de las batallas. El primer año se instaló una agenda en básica y media que fue aprobada y faltaba una agenda en Educación Superior. Felipe Bulnes tiene un enorme prestigio ganado por su capacidad de negociación, de aprobar leyes muy difíciles y ahora que corresponde en la agenda la educación superior, se convierte en la persona adecuada pues tiene la capacidad política para lo que se requiere.
- ¿Por qué Lavín reemplazando a Kast?
- Responde al diseño. Son cosas dolorosas pero Kast cumplió también la primera fase. Instaló la agenda: el ministerio de Desarrollo Social, el ingreso ético familiar, la transformación de la ficha de protección social. En la etapa que viene, se requiere mayor capacidad de comunicación, mayor capacidad política y eso, lo tiene de sobra Joaquín Lavín.
- ¿Fue una concesión a una UDI díscola lo que pesó a la hora de nombrar a Longueira y Chadwick?
- En general todos los gobiernos tienen sus ciclos: un primer año de gracia, luego una bajada y posteriormente un repunte hacia el último período. Fue así con Lagos y con Bachelet. Lo interesante es observar que en los períodos bajos del ciclo, están muy presentes los conflictos al interior de la coalición gobernante. Ello produce un daño enorme y aquí, entra otro elemento clave para entender el ingreso de dos personas muy potentes, tanto por sus habilidades para sacar adelante la agenda como por su capacidad de conducción política e influencia al interior de la Coalición, en especial en el partido más grande que es la UDI.
- Es decir…
- O sea, el ingreso de Chadwick y de Longueira que es un líder natural, hace que hoy día mejore la capacidad de trabajar unidos gobierno y Coalición en el Parlamento, en las próximas elecciones municipales, etc. Es decir, otro elemento estratégico que era fundamental: se necesitaba incorporar más a la UDI, que se sintiera más cómoda con el trabajo del gobierno y eso se ha logrado. Además, son personas muy cercanas a los temas en que se van a involucrar.
- ¿Longueira en Economía?
- Aquí mucha gente se olvida que Pablo Longueira fue por mucho tiempo Presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara, fue la persona que creó el mecanismo de la Alta Dirección Pública con el Presidente Lagos, un ministro que sabe de estas materias, que sabe de PYME, que está comprometido con el tema del emprendimiento.
- ¿Es que la centro-derecha no tiene más líderes políticos que el gobierno tuvo que recurrir a senadores nuevamente?
- Hay una realidad histórica. La centro-derecha no estaba en el gobierno desde hace 50 años y por tanto su gente con capacidad política se formó en el Parlamento. Pero además, estos nombramientos tuvieron también una lógica estratégica de aminorar los conflictos al interior de la coalición.
- No parece políticamente correcto que los senadores de reemplazo sean nominados “a dedo”...
- Nosotros queremos modificar el sistema de reemplazo e implementar uno que recoja más el sentir ciudadano. Hay distintas opciones y mociones y nos hemos comprometido a revisarlas apoyando algunos de los proyectos de ley que ya están o presentando uno nuevo.
- ¿Hasta qué punto el factor movilización social influyó en los cambios?
- Efectivamente nosotros estamos enfrentando a una ciudadanía más empoderada y creo que ese hecho también está en el corazón de este cambio. Detrás de la molestia social hay frustración que se viene acumulando desde hace mucho tiempo y de la cual nos hemos hecho cargo desde el primer día. Si se analiza nuestra agenda, el tema educación, energía y, en otro ámbito, la resolución de problemas que afectan a personas heterosexuales y homosexuales que conviven, han estado presente en nuestras prioridades.
- ¿Qué errores cometió el gobierno en lo que tú llamas primera fase?
- Mi principal autocrítica es la sobre expectativa. En el primer año y medio realmente nos faltó moderar las expectativas. No hicimos suficiente énfasis, por ejemplo, en el impacto gigantesco del terremoto y tuvimos que reasignar recursos de otros sectores y de muchas regiones para apoyar la reconstrucción. Enfrentamos una nueva realidad y debemos explicar mejor nuestra meta que es que Chile avance hacia el desarrollo.
- Junto con Hinzpeter fueron criticados por la falta de manejo político y, en el caso tuyo por las dificultades para sacar adelante la agenda legislativa…
- Esa crítica no se condice con los datos. Hoy el gobierno ha aprobado el 47% de los proyectos de ley que ha enviado. A la misma fecha, el promedio de los gobiernos de la Concertación era del 42% y con una gran diferencia: nosotros somos minoría en la Cámara y en el Senado. Lo que sí ha pasado, es que como el lugar de unidad de la oposición es el Parlamento, especialmente el Senado, hay proyectos emblemáticos que ha costado más aprobar, como el reajuste del salario mínimo.
- ¿Cómo se explica desde dentro la baja aprobación del Presidente?
- Hay ciclos y una mezcla de factores, como las disputas dentro de la coalición y haber generado expectativas sin tener la capacidad para mostrar los avances que hemos hecho.
- ¿Se producirán cambios en el equipo comunicacional del gobierno?
- Debemos poner un mayor énfasis en lo que se está haciendo y el nuevo equipo ministerial es muy fuerte en eso. Tendremos a Golborne en Obras Públicas, Longueira en Economía, Lavín en Mideplan, que por sí mismos comunican…
- El ingreso de Matthei y Allamand no produjo un cambio sustantivo…
- Ellos en sus áreas son personas fuertes en materia comunicacional, tienen capacidad de transmisión, de liderazgo y están sacando adelante la agenda política.
- El nuevo diseño introduce nuevos presidenciables a La Moneda ¿No hay temor a las agendas propias?
- Esta es una señal clara de que este gobierno quiere proyectarse. En esta nueva fase vamos a tener a ministros muchos más activos en sus propias áreas.
- ¿Ganó el diseño político por sobre el diseño técnico del inicio?
- Toda acción de gobierno es política. Esa dicotomía entre lo técnico y lo político no la comparto. Lo que sí está claro es que entramos a una segunda fase. El gabinete anterior fue hecho para la primera fase, la que exigía un perfil de conocimiento de las materias específicas mayor para instalar la agenda. Hoy, que la agenda está instalada, pasamos a la etapa de mayor capacidad de comunicación, de mayor cercanía con la gente.
- ¿Hay voluntad para quebrar huevos y avanzar en una agenda política que genere cambios reales?
- El gobierno tiene toda la voluntad. Tenemos una agenda democrática 2.0 muy potente. Estamos en una negociación política para consensuar un nuevo texto que nos permita tener definitivamente en Chile primarias vinculantes y voluntarias para la elección de alcaldes, diputados, senadores y Presidente de la República. Entrar en reformas políticas significa quebrar huevos, pero en aras de democratizar, de transparentar, de mejorar y acercar a la gente a la política.
Muchas veces el sistema político tiene temor a los cambios porque genera incertidumbre. La inscripción automática implicará cuatro millones más de votantes con todo lo que ello significa.
- Has percibido una nueva actitud de parte de la oposición en esta semana de cambios?
- Lo he notado. Al margen del debate del corto plazo, la llegada de dos senadores que generan confianza y tienen autoridad entre sus pares significará hacer acuerdos más significativos con la oposición y veo que hay un buen ambiente.