Pago de contribuciones se sobrepone a revuelto cierre de 2019 y monto recaudado vuelve a subir

Nadie quedó ajeno a los ecos del conflicto social en octubre. Tampoco el pago del impuesto territorial -las conocidas contribuciones–, que se resintió con fuerza en dicho mes y al siguiente para recuperarse en diciembre y cerrar 2019 con un alza de 9%, según las cifras de la Tesorería General de la República (TGR).

“Este resultado se ajusta a la realidad que vivió el país”, explica la titular del organismo recaudador, Ximena Hernández.

De hecho, el avance anual es menor al 17% que se observaba al término de septiembre, o sea, previo al cuadro de crisis, y más bajo que el 15% de 2018.

“A raíz de la situación de los últimos tres meses de 2019, la cartera morosa aumentó, porque muchos contribuyentes no pudieron pagar el impuesto territorial”, precisa la tesorera. Y agrega que de acuerdo a sus estimaciones, en un escenario de condiciones normales, el crecimiento pudo alcanzar del orden del 15% a 16%.

Los extremos: alza y baja

Para efectos del impuesto territorial, que grava bienes raíces agrícolas, no agrícolas y sitios urbanos eriazos, cuotas de servicios de aseo municipal y aporte a bomberos, es crucial el valor de las propiedades y, por ende, los procesos de reavalúo. El último de ellos, que involucró a más de 6,6 milllones de bienes raíces no agrícolas, fue en 2018. De ellos, 75% tenía fines habitacionales y el resto era comercio, bodegas o estacionamientos, entre otros.

La recaudación de este grupo -un 85,6% del total- se incrementó 7,9% el ejercicio pasado, lo que implicó unos US$ 1.600 millones.

En el caso de los bienes agrícolas -5,5% del conjunto-, el alza fue de 9,4%; mientras que lo aportado por el ítem de sitios eriazos -con un peso de 8,9% del global- saltó 20,5%.

Esto último se dio en un contexto en que hace doce meses entró en vigencia el reavalúo de los sitios no edificados, propiedades abandonadas y pozos lastreros de áreas urbanas.

Entre las diez comunas que más recaudan, Lo Barnechea y Viña del Mar se convirtieron en los extremos del año pasado. La primera lideró con un aumento de 15,5%; y la segunda fue la única que bajó, aunque en términos leves (0,2%).

Por regiones, la Metropolitana concentró el 57,6% de lo recaudado en el territorio nacional.

Dos caras de la moneda

Una vez resuelta la recaudación de los bienes raíces, la TGR es la responsable de distribuir los recursos: 40% va a la municipalidad donde se originó el pago; y el 60% al Fondo Común Municipal (FCM).

La salvedad se da en el caso de las comunas de Las Condes, Santiago, Providencia y Vitacura, que aportan un 65% al FCM, y reciben el 35%.

“Es importante destacar la importancia del efecto redistributivo de este mecanismo”, resalta Hernández, pues permite asignar recursos a las comunas más vulnerables a partir aquellas con mayores ingresos.

Así, subraya, “los sectores que más lo necesitan puedan ver reflejado este impuesto en obras de alto impacto social para sus comunidades”.

Con US$ 150 millones, Las Condes encabezó los aportes por concepto de impuesto territorial al FMC (12,8%), la que se duplica al incluir ingresos por permisos de circulación y patentes comerciales. Lo secunda Santiago.

Al otro lado, Puente Alto -con 625.553 habitantes- recibió el mayor aporte (3,9% del total). Más atrás se situó Maipú con sus 559.123 habitantes y la recepción del 3,2% del fondo.