La abogada Macarena Navarrete ha mirado de cerca el debate tributario, luego del cierre la semana pasada de los diálogos convocados por el Ministerio de Hacienda.
La socia principal de EY Chile espera que el nuevo proceso desemboque en una reforma tributaria distinta a la rechazada por la Cámara de Diputados el 8 de marzo, y que incluya nuevos incentivos al crecimiento, la inversión y el ahorro, junto con una mayor eficiencia en el gasto de los nuevos recursos que recaudará el Fisco.
“(Aumentar la carga tributaria) no quiere decir que no deban hacerse otras cosas. Evidentemente debe aumentar la eficiencia del Estado y de los programas públicos”.
- ¿Cómo vio el proceso de diálogos tributarios?
- Los conversatorios son un proceso general que aún no ha terminado. Y como parte de un proceso global, uno tiene que esperar a que termine para dar una opinión de si fueron efectivos o no. Y, eso, lo vamos a saber cuando tengamos un proyecto de ley.
Si miro para atrás y pienso en los primeros conversatorios que se hicieron, tengo la sensación que se dijeron muchas cosas, pero se escuchó poco, en el sentido que muy poco de eso terminó volcándose en el proyecto de ley.
- ¿Tiene esperanza de que los nuevos diálogos realizados tengan una lógica distinta a los del año pasado?
- Yo no quiero, desde ninguna perspectiva, tomar una posición negativa respecto a los diálogos sociales que se están haciendo en esta oportunidad. Se hizo una primera fase, todavía queda una parte posterior de la conversación, que es la parte más técnica. Y yo no quiero tirar por la borda la posibilidad de estos diálogos de llegar a un consenso y de producir un buen proyecto de reforma tributaria. Por el momento, yo me mantengo optimista de lo que puede salir de ahí.
- ¿Qué temas relevantes quedaron fuera del proyecto original y cree que podrían incluirse en el nuevo?
- Lo más complicado fue lo que quedó adentro del proyecto. Quizás de las cosas más dañinas que tenía era el impuesto sobre las utilidades retenidas, porque daña la reinversión legítima y productiva para el país, a la vez que trata de evitar que utilidades se queden al interior de las empresas y nunca paguen un impuesto final. Pero la medida de gravar las utilidades retenidas no es pertinente ni eficaz.
- El impuesto al patrimonio también ha sido un tema recurrente entre las críticas del sector privado, en especial en los diálogos sociales.
- El impuesto al patrimonio, la verdad, es que bastante ineficaz, difícil de administrar y conflictivo. Invertir como país en algo que recauda poco y es difícil y caro de administrar, no parece tener mucho sentido si es que hay medidas simples que pueden implementarse y recaudar impuestos.
Lo primero que uno se tiene que poner de acuerdo es cuál es el tamaño que uno cree que debe tener el Estado. La primera conversación que deberíamos tener es si creemos que se debería recaudar más, o si con los niveles de recaudación que existen hoy, el país está recaudando lo suficiente.
Existen quienes creen que se está recaudando lo suficiente y a esas personas no se las va a convencer con ningún mecanismo de recaudación. Distinto es el caso de personas que creen que la recaudación tiene que aumentar, porque cuando uno cree eso, las preguntas que se tienen que hacer son otras, como quién debe contribuir y si debe hacerse con justicia tributaria y deben contribuir más aquellos que tienen más.
- ¿Usted dónde se ubica en ese espectro?
- Creo que con la cantidad de demandas sociales que tiene el país, es inevitable que tengamos que aumentar la carga tributaria. Ahora, eso no quiere decir que no deban hacerse otras cosas.
- ¿Como por ejemplo?
- Evidentemente, debe aumentar la eficiencia del Estado y de los programas públicos.
Sin embargo, con todas las demandas que hay en materia de pensiones, salud, educación, veo difícil que el Estado -aun siendo más eficiente- pueda responder a todas esas demandas sociales sin aumentar la recaudación. Desde esa perspectiva, sí soy de las personas que creen que la recaudación debe aumentar y que debe hacerse con justicia contributiva y que, por ende, los que tienen más deben aportar más. Por supuesto, siempre mejorando la eficiencia del Estado. Pero no creo que esto se deba hacer de cualquier manera. Y sí creo que esto debe hacerse con instrumentos pertinentes que no dañen la economía.
- ¿Qué puntos de la reforma rechazada debieran estar en una nueva discusión?
- No me opongo a las medidas contra la evasión y la elusión. En general, son necesarias, y es bueno que las autoridades fiscalizadoras puedan efectivamente fiscalizar que las empresas y las personas hagamos lo correcto. En general, las medidas que tienen que ver con fomento de la investigación y desarrollo son positivas. Pero si soy franca, no es mucho lo positivo que puedo decir de la anterior reforma, en general el texto era bastante desafortunado.
- ¿Qué temas nuevos incorporaría?
- Se podría pensar en algo muy rápido que recaude y que fuera eficaz, como el retiro mínimo presunto. Esto afectaría sólo las utilidades del año. Con esto se aseguraría que, al menos una parte mínima de las utilidades del ejercicio, pagaran impuestos finales. Con esto, por ejemplo, se evita la preocupación de que todo va a reinversión y nada paga impuestos finales.
Además, cuando uno habla de un retiro mínimo presunto, no afecta a las empresas que efectivamente sí hacen sus retiros, sino que es un mínimo presunto que afecta solo a los que iban a retirar incluso menos que eso. Esto aplicaría solo para los controladores.
También hay medidas que se pueden tomar en cuanto a aumentar las bases y tasas de recaudación, pero permitir mayores deducciones. Existen muchos países en que las tasas y las bases de los impuestos a la renta son más grandes, pero se permiten muchas deducciones, como en cargas familiares relacionadas no solo con los hijos, sino también con los adultos mayores. Muchos gastos en salud también podrían permitirse ser deducidos del impuesto a la renta si se aumentara la tasa y la base, también de intereses hipotecarios.
Uno puede pensar en cosas más sofisticadas, como gastos de construcción, reparación de viviendas, algo más en gastos de educación, gastos en cuidados, sobre todo si estamos pensando en políticas de género. O también en devoluciones de IVA en artículos de primera necesidad.
Cancelación del plan Everest:
“Es una buena noticia para nosotros, nos
permite enfocarnos en hacer lo que tenemos que hacer”
La socia principal de la firma dice que no se está evaluando un plan de desvinculaciones, como ha ocurrido en otras empresas EY en el mundo.
Hace algunas semanas, la matriz global de EY canceló el denominado “plan Everest”, que buscaba separar el negocio de auditoría del de servicios profesionales. Este no fue el único cambio, ya que ayer se informó la designación de Manuel Solano como socio director regional de Latam para la firma, lo que implica que los 18 países donde está en Latinoamérica -incluido Chile- operarán como una sola región desde el 1 de julio próximo.
- ¿Cómo afecta a EY Chile la cancelación del plan Everest?
- Nos afecta poco en general, pero es una buena noticia para nosotros, porque nos permite enfocarnos en hacer lo que tenemos que hacer, que es atender bien a nuestros clientes, preocuparnos de nuestra gente, preocuparnos de la labor que tenemos como empresa en la comunidad. Y, desde esa perspectiva, es una buena noticia.
Como EY Chile, cuando salió este plan, estábamos súper entusiasmados y era una buena idea. Pero fue un proceso que cuando se implementó, rápidamente nos dimos cuenta que no estaba el mercado maduro ni nuestra gente y, finalmente, ni siquiera los reguladores para llevar a cabo este proceso.
Desde esa perspectiva, cuando todavía no son los tiempos, es preferible hacer la pérdida inmediatamente y reconocer que no son los momentos todavía para llevar a cabo esa reforma.
En el futuro, cuando algún día el mercado de las empresas de auditoría esté a nivel como para llevar a cabo una reforma como ésta, espero que seamos los primeros en tomar ese bastión y querer llevar a cabo este proceso.
- ¿Esto tendrá algún efecto en la dotación? Algunas empresas EY en el mundo han anunciado recortes tras la cancelación del plan.
- Solo para aclarar, algunas empresas EY a lo largo del mundo han llevado a cabo despidos, pero la verdad es que eso no tiene nada que ver con el fin del proyecto Everest. Lamentablemente, la economía en el mundo está difícil y hay algunas empresas que han tenido dificultades para tener la cantidad de trabajo que necesitan para dar a todas las personas que trabajan ahí. Esa, definitivamente, no es la situación que nosotros tenemos. Estamos teniendo un buen año, estamos bien, tenemos trabajo para todas las personas que trabajan con nosotros. Estamos invirtiendo y no tenemos ninguna necesidad de entrar en un plan como ese.