Claudio Agostini, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI): “Se puede bajar el tramo exento, subir las tasas personales y bajar el IVA uno o dos puntos”
De cara al nuevo debate tributario, el economista recalca que es el momento para discutir subir el impuesto al diésel y terminar con el reintegro a los camioneros. Dice que el gravamen al patrimonio y el sistema dual debieran desecharse en esta etapa.
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Como a la mayoría, el rechazo de la idea de legislar de la reforma tributaria en la Cámara de Diputados tomó por sorpresa a Claudio Agostini.
El economista y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) cree que la discusión no era “blanco o negro”, ya que se había avanzado “mucho” en los ocho meses de tramitación y había temas que consideraba positivos.
“Una Pensión Garantizada Universal que favorezca a los más pobres se financia subiendo el impuesto al diésel. Entonces, elijamos: ¿queremos subsidiar a camioneros o a pensionados pobres? Y hoy la decisión es a los camioneros por miedo y chantaje”.
“Si bajas el tramo exento a $ 500 mil, una persona que gana $ 600 mil que estaba exenta pagaría 4% por lo que está sobre el tramo exento. Esos $ 100 mil sobre el tramo pagan $ 4 mil de impuesto. Entonces, el efecto no es tan dramático”.
- ¿Como cuáles?
- En materia de elusión y evasión tenía muchas cosas positivas y ojalá se rescataran a futuro. Yo las rescataría todas.
También profundizaría más algunas cosas en que la reforma avanzaba pero de forma tímida, como reducir la renta presunta. Yo la eliminaría. Me gustaba mucho también esta propuesta para que tributaran los ingresos por arriendo, que hoy nadie los declara.
- ¿Y cuáles no le gustaban?
- El impuesto al patrimonio no me parecía una buena idea. La evidencia en general de los países que lo intentaron es mala desde el punto de vista de recaudación, fiscalización, etc.
Lo otro es este cambio estructural del sistema dual, que no era completamente dual porque para algunos era dual y para otros era 100% integrado. Al final, era un sistema demasiado complicado. El objetivo de la reforma era simplificar, pero al final el sistema terminaba más complejo que nunca.
- ¿El impuesto al patrimonio y el sistema dual debiesen quedar fuera de una nueva discusión?
- Me gustaría que quedara fuera el impuesto patrimonial, es una idea que no funciona, es caro de administrar y es imposible de fiscalizar porque uno tendría que saber, por ejemplo, las joyas, los cuadros, las esculturas de un montón de gente y cuánto valen. Poder valorar todos los activos es muy difícil. La gente de alto patrimonio tiene obras de arte caras, joyas, oro en cajas fuertes. El SII no tiene ninguna posibilidad de fiscalizar eso y cuantificarlo.
- ¿Y el sistema dual?
- Siempre he sido partidario de un sistema 100% integrado y único. Desde el punto de vista teórico, en economía hay consenso de que es el sistema correcto. Sir James Mirrlees, que fue Premio Nobel por sus contribuciones al impuesto al ingreso óptimo, presidió una comisión en Inglaterra en que durante un año analizaron las mejores prácticas, la mejor evidencia, y la recomendación fue un sistema 100% integrado. Hubo una comisión igual en Australia y también concluyó que lo mejor es un sistema 100% integrado. Permite equidad tributaria horizontal y permite que todas las fuentes de ingreso tributen igual, independiente de cuál tipo sea, y eso genera menos distorsiones.
No me gusta el sistema desintegrado. El sistema dual podría ser una opción, pero siempre y cuando nos vayamos al sistema dual completo. Esta reforma no hacía eso, que tenía para algunos un sistema dual, para otros un sistema integrado y para otros un sistema desintegrado. Era un sistema muy complejo.
Si por razones políticas se decide otra cosa, o desintegramos para todos, o creamos un sistema dual para todos, pero estas mezclas son lo peor porque genera inequidades, ineficiencias, y abre espacios de elusión enormes.
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- ¿De qué manera podría compensarse no avanzar en el impuesto al patrimonio?
- Para que el sistema sea más progresivo hay que hacer dos cosas.
Una, bajar el tramo exento del Global Complementario, lo que afecta a todos los que están hacia arriba en los tramos, no solo a los que dejan de estar exentos. Eso es subirles el impuesto a todos.
Dos, subiría las tasas en todos los tramos hacia arriba. Lo más relevante no es la última tasa, que es bastante alta (40%), sino que las primeras tasas son muy bajas. El primer tramo tiene tasas de 4%. Si tú subes esa tasa de 4% a 8% haces el sistema más progresivo y estás subiendo a todos los que vienen de ahí hacia arriba.
Otra idea para hacer el sistema más progresivo es eliminar las exenciones y los regímenes especiales, ya que muchos son aprovechados por personas que tienen altos ingresos, que pueden generar distintas sociedades y mecanismos de planificación tributaria para utilizarlas.
Por ejemplo, en la renta presunta, que es supuestamente para los pequeños agricultores y camioneros, el 83% de la utilidad de esas empresas pertenecía a las personas que están en el 5% más alto de ingresos. Ahí tenemos un régimen especial que termina convirtiéndose en un mecanismo de elusión para las personas de altos ingresos que lo usan.
Entonces, si queremos más progresividad, miremos también la base del impuesto y eliminemos exenciones y regímenes especiales.
- Pero desde el punto de vista político es difícil defender un aumento de tasas para las personas, sobre todo las de menores ingresos.
- Creo que los economistas hemos sido incapaces de explicar esto lo suficientemente bien.
Cuando tú bajas el tramo exento, por supuesto que hay gente que no pagaba y ahora va a pagar, pero todos los que ya pagaban van a pagar más. Esa es la parte que se olvida en esta discusión.
Lo otro es que lo que pagan es bien poco porque la tasa es marginal. Hoy esa tasa es de 4%, alguien que gana $ 500 mil está exento y alguien que gana $ 700 mil paga. Y si bajas el tramo exento a $ 500 mil, una persona que gana $ 600 mil que estaba exenta pagaría 4% por lo que está sobre el tramo exento. Esos $ 100 mil sobre el tramo pagan $ 4 mil de impuesto. Entonces, el efecto no es tan dramático.
Lo otro es que dada la preocupación por la regresividad, se puede bajar el tramo exento, subir las tasas personales y bajar el IVA en uno o dos puntos. El neto de eso hace que los más pobres paguen menos.
Por ejemplo, si bajaras el tramo exento a $ 500 mil, toda la gente que tiene ingresos de menos de $ 500 mil sigue pagando cero, y el IVA -que lo paga completo- pagaría 18% en vez de 19%. En el neto, ganaron.
Esta fórmula, en el neto, te puede generar más recaudación y en forma más progresiva.
- ¿Todo esto sin modificar el impuesto corporativo?
- Me parece razonable tener una tasa de 25%, podría ser 26% también, pero dentro de ese rango, no la subiría mucho más. Me parece relevante que sea la misma tasa para todas las empresas, sean grandes, chicas o medianas.
La única diferencia que haría entre las PYME y las grandes, es que para las grandes mantendría un sistema como el actual, de Primera Categoría en base devengada, con toda la contabilidad. Y para las chicas en base a caja, pero que sigan teniendo la misma tasa.
Mi preocupación es que en Chile tenemos una obsesión con la PYME, lo que se ha transformado en que tienen tantas ventajas y beneficios, muchos de ellos tributarios, que no tienen ningún incentivo para crecer. Es mal negocio dejar de ser PYME y convertirse en empresas medianas. Y se generan incentivos para crear PYME de papel para eludir impuestos.
El momento para tocar el impuesto al diésel
- Usted coordinó la comisión tributaria del exministro Briones. ¿Qué puntos de ese trabajo reflotaría?
- En esa propuesta estaba el IVA a todos los servicios, sin excepción. Todos los servicios debieran pagar, aunque sé que es un tema políticamente difícil, pero se podría retomar. Las exenciones de IVA a la salud y a la educación, más allá del mérito y las buenas intenciones, son muy regresivas, porque la exención del IVA a la educación favorece principalmente a quienes tienen a sus niños en colegios particulares pagados, y a la salud a los que están en isapre. Y eliminándolas se podría poner algún subsidio donde se necesite.
La comisión también propuso eliminar el crédito especial de IVA de la construcción. En la reforma se tocó un poco, pero la idea era eliminarlo completamente. También propuso eliminar los beneficios tributarios para los seguros de vida y todas las deducciones de créditos hipotecarios del DFL-2. Hay muchas cosas en las cuales avanzar.
Pero la que más recaudación generaría, y la que probablemente es la más difícil políticamente, es eliminar el reintegro del diésel a los camioneros, incluir el impuesto al diésel en la base del IVA y subir el impuesto al diésel para igualar a la gasolina. Todas esas cosas suman más de US$ 3 mil millones en recaudación.
Uno quisiera que esta discusión la tengamos en vez de hacerle el quite. Como sociedad tenemos que decidir si queremos seguir subsidiando a los camioneros para que contaminen con diésel, o que paguen lo que tengan que pagar por la contaminación y con eso podamos pagar pensiones más dignas a quienes las necesitan.
Una Pensión Garantizada Universal que favorezca a los más pobres se financia subiendo el impuesto al diésel. Entonces elijamos: ¿queremos subsidiar a camioneros o a pensionados pobres? Y hoy la decisión es a los camioneros por miedo y chantaje.