Ricardo Lagos Weber apunta a La Moneda: ¿el tiempo del hijo?
Con Lagos Escobar fuera de la cancha política de primera línea, el senador PPD se anima por primera vez a instalarse entre los presidenciables.
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Al senador Ricardo Lagos Weber, que debutó en política de primera línea como integrante del comando de Michelle Bachelet en 2005, le preguntan hace años por una posible postulación a La Moneda. Siempre había esquivado el bulto, hasta hace cinco días que transparentó sus intenciones: "Creo tener la madurez y estoy dispuesto a participar en la próxima elección presidencial. Que mi nombre sea parte de un proyecto colectivo...", señaló en El Mercurio.
Hizo público su interés de una forma peculiar: en una entrevista de carácter lúdico, el domingo en que se jugaba la final del Mundial, a menos de cinco meses del arranque del gobierno de Chile Vamos y cuando todavía la centroizquierda –nombrada como "ex Nueva Mayoría"– está recién iniciando una noche oscura en medio del desierto. Con el centro y la izquierda quebrados, sin una autocrítica ni una propuesta política que hacerle al país y con una administración de derecha que funciona sin mayores contrapesos.
La de Lagos Weber fue una decisión espontánea, pese a que corre el riesgo evidente de quemarse antes de tiempo. No consultó con nadie lo de sincerar su interés por La Moneda. Ni siquiera con su padre, Ricardo Lagos Escobar, con el que acostumbra a conversar antes de dar pasos importantes. Esta vez fue distinto y, de hecho, si la entrevista fue publicada el domingo, recién el lunes por la tarde ambos hablaron del asunto.
–"Está bien que uno marque su interés", le habría dicho Lagos padre a su hijo senador.
Lagos Weber fue reelegido como senador en las últimas parlamentarias con el 11,15% de la votación, obteniendo el primer lugar entre los postulantes de la centroizquierda de la región (la socialista Isabel Allende fue electa con el 8,92%).
El asunto de su reelección fue crucial en su decisión de levantar la mano el domingo pasado para hacer pública su disponibilidad presidencial con miras a 2021. A diferencia de las elecciones de 2009 cuando llegó al Senado luego de ser ministro del primer gobierno de Bachelet, en esta ocasión fue evaluado por sus electores en función de su desempeño en el Parlamento.
En segundo lugar, la figura de Lagos padre, a diferencia de 2009, ahora estuvo menos presente: aunque en 2017 fue candidato presidencial, en el entorno de Lagos Weber dicen que nadie podría señalar que el expresidente trasmitió popularidad al hijo, dado que la falta de popularidad fue precisamente una de las causas de su fracasada aventura (aunque no la única ni necesariamente la de mayor importancia).
Un tercer punto tiene relación justamente al nuevo panorama: la de 2021 será la primera vez que una opción presidencial de Lagos Escobar está plenamente descartada desde que dejó La Moneda en 2006, porque el exmandatario está retirado de la política de primera línea, la que mira con desazón desde una prudente distancia. Aunque el padre y el hijo tienen una estupenda relación personal y política, de alguna forma la salida del expresidente del escenario ordena el panorama para el hijo. A veces les preguntaban a ambos sobre un asunto y la opinión que casi siempre alcanzaba mayor notoriedad era la del exmandatario. Resultaba, el menos, un elemento que Lagos Weber siempre tuvo que administrar con delicadeza.
Pero para que a nadie le queden dudas: no existe ni una estrategia acabada ni un grupo constituido que promueva la candidatura de Lagos Weber. Ni Lagos padre ni otros son parte de un proyecto hasta ahora inexistente. Al senador simplemente le pareció provocadora la pregunta que le hicieron en el diario –¿se va a animar alguna vez para postularse a La Moneda?– y sin pensarlo mucho se habría sincerado por dos razones: para compartir con compañeros de ruta que tiene la disposición de tratar de liderar el proceso de la centroizquierda en algún momento y para que la ciudadanía se enterase.
En la derecha varios están ubicándose en el tablero –Ossandón, Lavín– y lo mismo ocurre en la oposición, donde con mayor o menor claridad están en disputa al menos Máximo Pacheco, Heraldo Muñoz, quizá Nicolás Eyzaguirre... En un escenario donde cada cual se lanza a la carrera y compañeros del parlamento de Lagos Weber han llegado a segunda vuelta –como Guillier– el senador por Valparaiso parece haberse cuestionado: "¿Y por qué no?".
Es un clásico hijo de la Concertación, pero se ha cuidado de no entrar en polémica sobre este punto con el Frente Amplio, donde estaría intentando estrechar vínculos. El senador –en el lugar 16º de los políticos mejor valorados, de acuerdo a la Cadem de julio–, sería consciente de que a la oposición le falta para encontrar el tono y una mirada unitaria. Porque el espacio reformador –como dice Ernesto Ottone– está actualmente vacío y sin líderes.