Chile incrementó su dependencia comercial con los principales mercados mundiales, en medio del enfrentamiento arancelario que ha cubierto con un manto de incertidumbre el futuro del crecimiento global.
Según reflejan los datos de recopilados por el Servicio Nacional de Aduanas al primer semestre, la participación de China y Estados Unidos en las exportaciones chilenas, medidas por montos en dólares, pasó de un 41,1% en 2017 a un 45,6% en 2018 hasta los US$ 17.993 millones, un aumento de 4,5 puntos porcentuales en 12 meses.
En volumen, la participación de las dos principales potencias económicas globales también se elevó, pasando de un 47,7% durante la primera mitad del año anterior a un 50,5% en igual período del presente ejercicio.
La estrecha relación de los envíos chilenos con ambas economías también se refleja en la minería, principal categoría de exportaciones, que representa un 56,7% del total de las ventas al extranjero. Esto porque al considerar solo el cobre refinado y sin refinar (44% de los envíos mineros), además de los productos derivados del metal rojo, China concentró el 49% de los despachos y Estados Unidos un 19%. Es decir, entre ambos concentran el 68% de esta subcategoría.
En tanto, en el caso de los minerales de cobre y sus concentrados, que representa el 40% de las exportaciones mineras, el 43% de las compras de estos productos tuvo como destino final China.
Rol del gigante asiático
Ante las dudas del rumbo que tomará la guerra comercial, los expertos apuntan hacia la importancia del crecimiento chino para no enfriar al sector exportador chileno, aunque sus efectos se harían notorios en plazos más largos.
Antonio Acha, economista senior de Bice inversiones, asegura que “en caso de que siga el conflicto, todo esto va a tener un efecto de menor crecimieno global, lo que llevará a un menor crecimiento de las exportaciones, y eso le pega directamente al volumen”.
Al respecto, enfatiza que “todo va a depender de cómo sigue creciendo China”, donde el cobre se vería afectado por una menor demanda.
Para Waldo Riveras, economista senior de BBVA, “Chile es un país completamente expuesto a las condiciones internacionales, y altamente dependiente de lo que pase con China”.
Ante esto, prevé que pese a las posibilidades de relocalizar produtos en otros mercados, “una guerra comercial genera un efecto agregado que es un menor comercio en el mundo”, lo que “termina siendo dañino para el crecimiento y para la demanda externa que enfrenta Chile”.
Eso sí, remarca que “ese efecto (en exportaciones) sería más bien a mediano plazo”, a diferencia de lo que pasa en los mercados financieros donde “se transfieren mucho más rápido”.
El gerente de Estudios de Tanner Investments, Joaquín Aguirre, advierte que “un recrudecimiento de la guerra comercial involucraría eventualmente que la demanda de China por cobre podría menguar”, lo que “evidentemente nos afecta, porque el cobre es nuestro principal producto de exportación”.
Aguirre señala que la búsqueda de nuevos mercados ayudaría “poco, sobre todo en el corto plazo” ya que “somos un país muy poco diversificado en exportaciones”.