Por Patricia Arancibia Clavel
Socialista de corazón y convicción, Ricardo Solari Saavedra fue ministro del Trabajo del presidente Lagos y asesor en estas materias en el gobierno de Bachelet. Economista de la Chile, consultor de la Cepal y del BID, es reconocido por sus agudos y ponderados análisis de la realidad nacional. Esta vez la conversación giró especialmente, en torno a la tan bullada reforma tributaria y a la necesidad de seguir los caminos institucionales para mejorar la legitimidad y representatividad de nuestra democracia.
- ¿Por qué la Concertación negó su apoyo a una reforma tributaria que busca recursos para solucionar los problemas de la educación?
- Cuando se inició el debate en 2011, hubo un cierto consenso en que había que mantener el aumento del 20% a las empresas -lo que éstas habían asumido como una realidad- y que el gobierno garantizaría a lo menos, US$ 1.000 millones para financiar gastos adicionales para educación. Como los países no pueden estar discutiendo permanentemente su estructura tributaria, se les recomendó, en todos los tonos al gobierno, dejar la discusión de fondo del tema para las presidenciales de 2013 y la Concertación comenzó a desarrollar una propuesta general de reforma en una comisión coordinada por el senador Lagos Weber que tenía como propósito -más que ser una contrapropuesta al gobierno- servir de base común para los futuros trabajos programáticos de la Concertación. Sin embargo, el gobierno desatendió nuestros consejos.
- ¿Qué significó aquello?
- Que se adelantó un debate tributario que tiene dimensiones que van más allá del financiamiento a la educación. Como ha sostenido el senador Escalona y el ex director de Presupuestos, Alberto Arenas, hay una serie de compromisos tomados por este gobierno en materia social o para aumentar a futuro los gastos fiscales, que no están financiados y, por otra parte, se percibe que la estructura tributaria es una fuente de desigualdad que hay que corregir y respecto de la cual la Concertación hace una autocrítica. Fue a raíz de eso que se le pidió al gobierno que retrasara la discusión de fondo, pero lo que hizo fue incomprensible: no sólo demoró su decisión hasta el límite, sino que además, presentó una macro-propuesta que además del alza de impuesto a la utilidad de las empresas, tenía un conjunto de medidas contra la elusión, agregaba impuestos verdes y un conjunto de rebajas tributarias. Pero como esa propuesta ni siquiera daba el ancho entre sus propios partidarios, llegaron a la conclusión de mantener el impuesto a las empresas y generar por otro lado, rebajas tributarias a la que ellos llaman, clase media.
- ¿Y no es así?
- En la estructura de ingreso de la sociedad chilena que nosotros conocemos y que podemos verificar, no se trata de clase media sino que de grupos de altos ingresos. Eso nos lleva a pensar que además de este error táctico, lo que tenemos es un intento con fundamento ideológico que busca que el Estado no crezca. Esa lógica de la derecha, que a través del Presidente dice que no quieren meterle la mano al bolsillo a los chilenos y que si aumentan impuesto a las empresas deben bajarse el de las personas, nos parece equivocado y es lo que ha generado esta larga discusión y una gran tensión. El gobierno no tiene conciencia de que junto con sus propias convicciones de que el Estado no puede crecer, tiene que resolver problemas y ser capaz de atenuar la conflictividad social.
- El hecho es que ni siquiera se aprobó la idea de legislar…
- La decisión del gobierno de llamar en la sala del Senado a rechazar su proyecto, habla de unos niveles incomprensibles de incompetencia política. Desalienta a sus propios parlamentarios que defendieron el proyecto oficial y confunde más allá de todo límite el debate público. Pero ya estamos acostumbrados a esta forma de actuar del gobierno. El salario mínimo que en los gobiernos de la Concertación era una discusión de fácil despacho, se transformó con este gobierno en una cosa infernal y terminó en un veto constitucional, cuyo uso y abuso tiene un problema, porque en el fondo es sentarse en el Poder Legislativo. Ahora están en ese ejercicio, cuyo destino desconocemos. Hubo parlamentarios en la Concertación que razonablemente decían aprobemos la idea de legislar y luego veamos el mérito del contenido del proyecto que es bastante simple. Pero lo que pasó fue que el gobierno en base a sus convicciones y con rigidez, insistió en lo suyo generando más tensión. Ahora no veo de qué manera el gobierno pueda presionarnos porque no aprobamos esta reforma, cuando es obvio que estaba el 100% de los votos para el aumento de los impuestos a las empresas que generan los ingresos para la educación, pero no para la rebaja tributaria que es algo totalmente inaceptable.
- El problema es que ahora viene la discusión del presupuesto…
- El tema debe dirimirse antes de la discusión del presupuesto, porque éste requiere de financiamiento que se deriva del aumento de impuesto a las empresas.
- ¿Ves que esa discusión será igual de compleja?
- En la dinámica del presupuesto, el gobierno tiene mucha manija. La ley le da todas las atribuciones y lo que hace habitualmente la oposición es ejercer una actitud fiscalizadora en aspectos específicos que pueden ser particularmente delicados en un año electoral como el próximo. Perosobre el contenido global de este último presupuesto de la administración Piñera, no veo que vaya a haber una discusión dramática. Quizás un punto delicado es el reajuste al sector público, que el año pasado fue aprobado con votos de la oposición. Ahí veo un lío potencial.
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