Por Patricia Arancibia Clavel
Miguel Schweitzer Walters, es reconocido como uno de los mejores abogados de la plaza. Ministro de Relaciones Exteriores en 1983, forma parte de la Comisión de ex cancilleres chilenos que han seguido paso a paso todo el proceso que hoy domina la agenda nacional: la demanda peruana en la Corte Internacional de la Haya. Absolutamente convencido que este es un caso construido artificialmente por el país del norte, espera tranquilo y confiado que el Tribunal dará la razón a Chile debido a las innumerables pruebas que ratifican la solidez de nuestras argumentaciones. Aquí despliega con su claridad acostumbrada, la posición de Chile.
- ¿Hasta qué punto es importante este diferendo?
- Sin lugar a dudas, es muy importante. Que estén en entredicho 70 mil, 80 mil o 100 mil hectáreas marítimas es lo mismo que si estuviera en juego esa misma cantidad de territorio. Desde una perspectiva económica hay gran preocupación, sobre todo en el ámbito pesquero, sin tomar en cuenta la riqueza que podría haber en el subsuelo marítimo que todavía hoy es una incógnita.
- Fuiste canciller en 1983. ¿Se vislumbraba una acción de Perú de esta naturaleza?
- En mi época a nadie, ni en Perú ni en Chile, se le pasaba por la cabeza que el límite marítimo entre ambos países no fuera otro que el paralelo que partía del Hito 1. Con Perú sólo habían algunas pequeñas cosas pendientes del Tratado de 1929, como el muelle de Arica que no estaba terminado y algo más, pero era un punto sin discusión -se sabía positivamente- que al norte del paralelo 18.21.03 era mar peruano y al sur se entraba a la zona exclusiva chilena. Así opera desde 1947 y particularmente desde el tratado de 1952 en adelante.
- ¿Qué pasó entonces?
- Que en 2000 Perú empezó a prefabricar una demanda producto de dos órdenes de factores: geopolíticos y de política interna. Curiosamente, cuando el presidente Toledo comenzó a bajar su popularidad, inmediatamente comenzó a hablar de demanda y luego, cuando Alan García vio que le pasaba lo mismo -y pese que le prometió a Michelle Bachelet que no la iba a presentar, que la encarpetaría- decidió hacerlo. Pero el sustrato de todo esto y -nadie lo duda- es que es una manera de mantener a Bolivia imposibilitada de ser el Estado fronterizo que fue en la época de la Guerra del Pacífico.
- Perú ha señalado que no ha firmado ningún tratado de límites marítimos con Chile, sino sólo acuerdos pesqueros como el de 1952 y 1954. ¿Qué condiciones o características debe tener un tratado para que jurídicamente se considere como tal?
- La Convención de Viena de 1969 que da origen a lo que se denomina “el derecho de los tratados”, define en su artículo 2 lo que para la Convención y el derecho internacional debe entenderse como tal y ahí se dice que es “todo acuerdo escrito, suscrito entre dos o más Estados sometidos al Derecho Internacional, sea que conste en uno o más documentos cualquiera sea el nombre que se le asigne”, se le llame acuerdo, tratado, etc., así se le define. Pero lo que alegan los peruanos es que para que sea un tratado de límites tiene que ser explícito, que no puede inferirse ni presumirse y que ni en el Acuerdo de Santiago del 52 ni en el complementario de 1954 se establece que fue un tratado de límites.
- Y ¿eso es así?
- Lo que dice efectivamente la Convención del Derecho del Mar es que si se va a establecer un límite marítimo, debe ser explicito, pero en el Acuerdo de la Declaración de Santiago y en el Acuerdo Complementario, en ambos, se habla del paralelo que sale del punto donde la frontera terrestre llega al mar, especificando que las naves pesqueras se van a establecer en una zona especial fronteriza de 10 millas al norte y 10 millas al sur del paralelo que fija el limite marítimo entre ambos países. Entonces, no necesita ser más explícito, lo importante es que haya un acuerdo de dos o más Estados, que se rija por el Derecho Internacional y que conste por escrito, lo que es la realidad.
- ¿Y tienen que estar ratificados por los respectivos Congresos, para su validez?
- No, la definición es la que acabo de dar, pero si a eso le agregas que ambos fueron registrados en Naciones Unidas como tratados de límites y que además todos los tratadistas –salvo algunos peruanos- cuando citan los tratados de delimitación marítima, citan inexorablemente el tratado del 52 y 54, creo que no queda mucho más que decir. Doctrina internacional, precedentes, práctica, definición jurídica, todo coincide con nuestra postura y por eso estoy tan tranquilo, me siento tan cómodo y puedo señalar: digan lo que digan los peruanos, la Corte no podría no ratificar que el límite marítimo es el paralelo 18.21.03.
- Durante 50 años y en la práctica, los peruanos han reconocido ese paralelo como límite marítimo. De hecho, no pasan al sur de éste sin autorización chilena. ¿Ese hecho genera jurisprudencia?
- Por supuesto, la costumbre es fuente del derecho en materia jurídica y específicamente en Derecho Internacional. Te doy un símil con lo que resolvió La Haya en el caso Colombia/Nicaragua en este punto. Nicaragua objetó un tratado que le daba la propiedad de las islas San Andrés a Colombia, señalando que no era válido porque cuando se suscribió, ellos estaban invadidos por EEUU. La Corte, sin embargo, señaló que el tratado era aplicable porque eran dos Estados independientes y porque en la práctica, durante muchos años Nicaragua respetó que San Andrés era colombiano. Qué digo con esto: que la Corte dio la importancia debida a una realidad de años, por eso que no comparto que se haya hablado de “fallo salomónico”. Se aplicó el tratado cuando éste existía -lo que debe pasar con nosotros- y la Corte aplicó los criterios de la Convención del Mar en los otros puntos donde no había tratado.
- El martes terminaron los alegatos peruanos ¿Hubo algún elemento nuevo o sorprendente?
- No solo no hubo nada nuevo, sino muchas inconsistencias. Como dije en un comienzo, esta es una demanda que fue construida artificialmente y si bien han tratado de armarla inteligentemente, se encuentran con el problema que, en el fondo, tiene tres patas, de las cuales unas no se condicen con las otras porque si están buscando que se cambie el límite del paralelo por equidistancia, desaparece el triángulo exterior que curiosamente también piden y que sólo puede existir si hay paralelo. Luego agregaron lo del punto de la Concordia en vez del Hito 1 para trazar la demarcación, cuando al ser un tema de límite terrestre no le compete a la Corte. De hecho, me pareció sorprendente que Pellet dijera a los jueces que si se reconocía el paralelo, al menos le dieran subsidiariamente, el triángulo exterior. Siempre las peticiones subsidiarias implican no estar seguros de ganar la petición principal.
- Se han oído críticas a la diplomacia chilena… ¿Podríamos haber evitado esta demanda?
- Ninguna posibilidad, salvo haber negociado lo innegociable. La diplomacia chilena ha hecho exactamente lo que debía hacer porque cuando se tiene la razón, no se puede entrar a discutir sobre una premisa falsa. Chile hizo bien al no contestar el memorándum Bákula que, entre paréntesis, no planteaba hacer una delimitación, sino renegociar el límite marítimo que ya existía. Y ¿qué íbamos nosotros a renegociar, cambiar la línea divisoria? Pasaron 14 años y Perú armó su caso. Contra un país que construye artificialmente y de mala fe una demanda, no hay nada que hacer, sino que ejercer nuestra defensa.
- El Presidente reconoció que se han cometido ciertos errores…
- Creo que perfectamente pudo haber omitido decir aquello en medio de los alegatos dado que es el Presidente de la República y sus dichos pueden ser tomados por la defensa de la parte contraria. No se deben reconocer errores de manera gratuita. Pienso que la Cancillería lo ha hecho perfectamente bien, no ha faltado a sus deberes lo que no significa dejar de decir que obviamente y en este contexto, si hoy tuviéramos que redactar el Tratado de 1952 lo hubiéramos hecho más explícito.
- ¿Qué otra alternativa viable existía para nosotros fuera de La Haya?
- Viable ninguna, porque no participar en el proceso, no haber ido a La Haya, habría implicado la peor de las consecuencias. No sólo no hubiéramos podido defendernos, sino que hubiera quedado la presunción en el Tribunal que no teníamos defensa. La otra fórmula, haber declarado que la Corte no tenía competencia -que fue en un momento una opción que pensé valida- implicaba llegar allá y decir que la Corte era incompetente para juzgar teniendo que demostrar la misma materia a discutir: ¿Son tratados o no son tratados? La Corte, para resolver en definitiva, nos hubiera obligado igual a desplegar toda nuestra batería de argumentos corriendo el riesgo, que como defensa preliminar, no hubiéramos podido recopilar la multiplicidad de antecedentes que hemos compilado en todo este período, perder, a lo mejor la excepción preliminar y con ello, perder el fondo.
"el tema con bolivia no tiene solución"
- ¿Se nos viene otra demanda ahora de Bolivia?
- El tema de Bolivia es de muy largo aliento y a mi juicio, como ellos lo plantean simplemente no tiene solución. Bolivia no va a conseguir que Chile le otorgue territorio con soberanía, aunque la compensación sea de gran magnitud. A Chile no le interesa territorio boliviano y la energía, que sí nos interesa, no tiene como garantizarla en el tiempo. Es absolutamente inviable el tema de las compensaciones y por otra parte, más inviable aún es que Chile quede dividido en dos partes, con Bolivia al medio.
"la réplica chilena es muy buena"
- ¿Ha existido unidad de criterios frente a este caso entre gobierno y oposición?
- Absolutamente. Ha funcionado perfectamente el comité de ex cancilleres y en verdad, no ha habido dos opiniones diferentes en torno al tema. Sólo hubo dudas al comienzo de parte de la oposición, a la hora de discutir si era bueno o no encapsular el tema de La Haya y seguir -como se ha hecho- con todos los demás asuntos de la agenda con Perú. Los resultados han demostrado que encapsularlo fue bueno ya que no ha habido incidentes.
- ¿Ha sido favorable para Chile que Humala esté en la Presidencia y no en la oposición?
- No cabe duda que sí. Nada más acertado que el dicho "otra cosa es con guitarra".
- ¿Habrán argumentos nuevos en la réplica que está haciendo Chile en estos días?
- Muchísimos. La réplica -como se está viendo- está plagada de antecedentes, citas, documentos y hechos que van a demostrar que todo el argumento de Perú respecto que los tratados de 1952 y 54 no son tratados, no son explícitos y que el paralelo no ha tenido fundamentación, van a caerse poco a poco. La réplica chilena es muy buena y el hecho de haber oído las alegaciones le darán al equipo mayores facilidades para responder.
- ¿Cómo percibes a la opinión pública chilena. Madura para cualquier resultado?
- Que los dos países hayan dicho que van a aceptar el fallo es bastante desigual. A Perú no le va a costar nada aceptarlo porque cualquier cosa que le den lo van a entender como un triunfo y si no le dieran nada, quedaría igual como estaba antes de la demanda. Por eso es fácil para ellos decir que van a acatar el fallo. Para nosotros, en cambio, es mucho más difícil porque si algo se modifica será a costa nuestra. No tengo dudas en todo caso, que lo acataremos.