Por Ángela Chávez Molina
El alcalde y uno de los dos precandidatos presidenciales de la DC, Claudio Orrego, está consciente que está dando “una pelea súper difícil” para convertirse en el abanderado de la Concertación, pero también cree que “competir, marcar las diferencias bien” y sobre todo “soñar el país que queremos”-dice- puede engrandecer al bloque y a la misma política.
De ahí que comparte una visión crítica de los “ansiosos” que esperan el regreso de la ex presidenta Michelle Bachelet para volver al gobierno, así como de la polémica entre Guido Girardi y Andrés Velasco, porque los problemas de la política no se reducen a una persona, asegura.
- ¿Tras las señales de la ex presidenta Bachelet, en qué pie queda su candidatura y las otras de la Concertación?
- Cada día es más obvio que ella va a ser candidata. A mí no me quita el sueño cuándo lo diga. Obviamente, el saludo que mando a la DC es más que un saludo, pero ella no lo ha oficializado y yo la respeto. Ella tiene sus tiempos y uno no debería manejarse en política por los tiempos de otro. Me hubiera gustado que hubiera salido el contenido de la Junta y no tanto la carta de la ex presidenta porque de alguna manera nubló el verdadero contenido de la junta, en el sentido que la gente tiene una visión muy clara de competir y hay un compromiso de Ximena y mío de hacer una campaña interna leal y 100% volcada a ayudar a nuestros candidatos a alcaldes.
- Pero ¿Con qué sensación se queda cuando hay muchos, incluso DC, que apuestan por el regreso de Bachelet para volver al gobierno y ordenar a la Concertación?
- Hay varios tipo de bacheletistas. Están los genuinos que consideran que es la mejor carta para gobernar el país y tienen ideas de futuro. Después están los ansiosos, que en el fondo lo que quieren es volver luego al poder y consideran que ella es el mejor camino para hacerlo, independiente de los elencos y las ideas. Y tercero, están los jubilados, los que sienten que esta es la última oportunidad de estar en un cargo de gobierno. Entonces, hay gente genuina y hay otros que simplemente no están dispuestos a hacer la pega dura que significa recorrer este país, dialogar con la ciudadanía y entender al nuevo Chile. La Concertación tiene superávit de un buen pasado, pero tiene un tremendo déficit de futuro.
- Ese mapa ¿es reflejo de la crisis que vive el conglomerado?
- Cuando la política se reduce a las encuestas y no al debate de ideas y al sueño de país que uno tiene, honestamente eso es un signo inequívoco de que hay una crisis. Cómo se combate, con buena política, con una épica de la competencia, con un nuevo tipo de liderazgo, con una nueva ética pública y política y finalmente, con ideas. Esa será nuestra gran contribución, aportar de ese tipo de buena política.
- ¿Comparte, el juicio del ex presidente Lagos que el regreso de la ex mandataria no basta?
- Tú puedes traer una persona altamente popular, pero eso no es suficiente para producir un cambio profundo en la política chilena, que nos permita reconectarnos con la ciudadanía y reconstruir puentes de confianza y credibilidad. Algunos de los seudo voceros o escuderos de Bachelet, le hacen un tremendo daño, porque reflejan esa ansiedad, uno a ratos piensa que están más preocupados de volver a La Moneda, de que la oposición vuelva a La Moneda y eso es complicado.
El show del diálogo
- ¿Cómo vio la controversia por el diálogo gobierno-oposición?
- Mirado de afuera, parece un lamentable show.
- ¿Desde ambas partes?
- El sartén lo tiene el gobierno. Este es un gobierno que desde el día uno en las mañanas ha hecho discursos de unidad y en la tarde ha desahuciado los diálogos y ha descalificados a los adversarios. He sido parte de varios gobiernos de la Concertación donde el diálogo era el eje fundamental. No digo que todo se deba hacer por acuerdo, pero el diálogo es el instrumento natural de la democracia, junto con las elecciones. Ahora bien, es verdad lo que ha dicho la oposición, esto no puede ser un chacota y simplemente un simulacro, tiene que haber voluntad, una agenda conversada, nadie puede imponer una agenda, pero nadie puede sentarse a conversar sin una agenda.
- ¿Qué le pareció el documento “De Cara al Futuro”, ayuda al debate o genera sólo ruido entre esta suerte de dos almas de la Concertación?
- Lo que me motiva son los próximos 20 años y no los últimos 20. No creo en una campaña en la que tengamos que hacer una suerte de defensa de la obra de la Concertacion. Comparto el énfasis de la alianza de centro-izquierda y hay algunos temas sobre el futuro que me hacen sentido y otros no tanto, pero me parece una contribución, espero que hayan otros más y que no transformemos esto en un debate de sordos o maniqueo, de buenos y malos; autoflagelantes y autocomplacientes. Hoy el país está bastante más revuelto como para caer en una cosa tan simplista.