A la derecha le ha costado comprender por qué si el gobierno de Sebastián Piñera fue bueno, no logró prolongarse. Los primeros meses de la administración de Michelle Bachelet el sector se ha abocado a defender lo que llama el “legado” de su paso por La Moneda, pero también han realizado múltiples diagnósticos de la mala performance del pasado proceso electoral que los devolvió a la oposición, con la mirada puesta en el proyecto político con el que la Alianza debe enfrentar su futuro, para poder optar al sillón presidencial. Y con esa finalidad es que esta semana se reunieron los centros de estudio en el seminario “El proyecto político de la centroderecha y sus nuevos desafíos”, en el curso del cual se acuñó el concepto “oposición social”, a partir de la identificación que perciben en algunos grupos sociales con los valores de la derecha.
Hasta las dependencias de la Cámara en el ex Congreso en Santiago llegaron representantes de los institutos Libertad y Desarrollo, Libertad, Respública; y las fundaciones Jaime Guzmán, Avanza Chile, Para el Progreso, y Horizontal, para debatir acerca del proyecto del sector y la mayor coincidencia fue que en el país se está formando una “oposición social” que ha salido a las calles para oponerse a las reformas del actual gobierno y que coincide con las ideas que defiende la derecha, principalmente, la de la libertad.
Desde la ciudadanía
Fue la historiadora Lucía Santa Cruz quien hizo ver, durante su exposición, que “estamos en un país en el que el sentido común imperante es profundamente afín a nuestras ideas”, algo que hace ya varios meses vienen reflexionando algunos de los asistentes a la cita. De hecho, la salida a la calle de grupos ciudadanos que se han manifestado en contra de la reforma educacional del gobierno, despertó el interés en dirigentes de una derecha que creía haber perdido toda representación tras la derrota del 2013. Por lo mismo que el timonel de la UDI, diputado Ernesto Silva, ya elaboró la hoja de ruta de su gestión, basándose justamente en encantar a esta ciudadanía que se está atreviendo a manifestarse por sus derechos y salir a buscarla a la calle. Una práctica que en su minuto hizo grande al gremialismo y que sus representantes han descuidado estos últimos años.
En este sentido, el académico de la Universidad del Desarrollo, Gonzalo Müller, admite que “las reformas de Bachelet le han dado la oportunidad a la oposición de conectarse con la ciudadanía”, por lo que a partir de ahora –dice- la derecha “tiene que construir sus soluciones desde la ciudadanía”. Pero va más allá, asegurando que la oposición no se agota en el Congreso, desde donde se ha articulado el sector hasta ahora, sino que la tarea de oponerse al gobierno se debe hacer desde la calle, acompañando a estos grupos que han surgido a raíz de la reforma educacional, pero que también se opusieron a la tributaria y presionaron para que se le introdujeran cambios.
Sintonía y legitimidad
A juicio del director ejecutivo de Libertad y Desarrollo, Luis Larraín, quien intervino en el panel referido al surgimiento de la “oposición social”, “los postulados de la centroderecha están siendo recogidos por los grupos sociales, lo que significa que la Nueva Mayoría y el gobierno de Bachelet leyó mal el triunfo en las elecciones”. Lo que los chilenos quieren –añade- son mejores condiciones de vida. Por lo que la misión de la derecha es “reafirmar sus ideas y buscar fórmulas, como las políticas públicas, a través de las cuales resolver los problemas de la clase media, que son diferentes a los de los pobres”.
Una iniciativa compartida por el fundador de Evópoli, Felipe Kast, ya que en su opinión el desafío de su sector es “plantear un sueño de país con las ideas de libertad. Lo que está muy en sintonía con lo que quieren los chilenos”. El diputado tiene la convicción de que para que las propuestas que surjan del sector tengan “legitimidad” deben provenir “desde la ciudadanía y no sólo desde la lógica intelectual”, porque esto último es lo que habría generado una brecha con el electorado de la Alianza esta última década.
Mirando hacia la DC
Pero también están los que en el proceso de reformas de Bachelet han percibido que las ideas de derecha convergen con un sector de la Democracia Cristiana ya que, como plantea el consejero del LyD e integrante del directorio de Avanza Chile, ex ministro Cristián Larroulet, “en muy poco tiempo ha habido una reacción ciudadana de rechazo a la política de la retroexcavadora y de las reformas”. Algo que comparten en la Alianza, donde creen que un sector del falangismo ha sido un aliado en este proceso y que dada la incomodidad con que este sector estaría dentro de la NM, no se descarta captar a ese electorado.
Lo cierto es que las duras críticas de la DC, primero a la reforma tributaria y luego a la educacional, provocaron fuertes controversias al interior de la coalición oficialista, pero también le trajeron dividendos como partido, pues la mayoría de sus propuestas fueron escuchadas por el gobierno. Este proceso ha sido seguido con interés desde la oposición, donde en privado se comenta acerca de cuánto tiempo la tienda liderada por Ignacio Walker podrá mantenerse en la NM, dadas las divergencias que ya ha mostrado con la actual administración, o si de quedarse cuánto de su electorado natural buscará nuevos horizontes. Ello, porque en la propia DC admiten que tienen un porcentaje de adherentes “más cercanos a la centroderecha”.
En este escenario, la búsqueda de la derecha de lograr sintonía con un sector ciudadano que comparte sus lineamientos ideológicos, podría avanzar también hacia atraer a quienes en el proceso inverso se vayan desencantando dela DC. Más allá de la aspiranción de Renovación Nacional, por ejemplo, de algún día llegar a formar una coalición de centro con la tienda presidida por el senador Walker.
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