Hogar de Cristo acusa el golpe de la inflación: desayunos en residenciales suben más de 20%
Solamente en el ítem alimentación, la institución registra un mayor gasto para este año de $ 500 millones.
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Un desayuno en una residencia de adulto mayor del Hogar de Cristo consiste en leche con té y un pan con paté. A fines del año pasado, le costaba a la institución $ 659 por persona. Pero ahora se proyecta que hacia diciembre de 2022, estaría en $ 791, es decir sobre un 20% más caro.
En un centro para protección de menores y adolescentes el desayuno es leche y pan con jamón, la varianza de precios va de $ 743 a $ 896 la unidad. Solo el pan subió de $ 274 a $ 329 por niño, cada mañana.
El Hogar de Cristo -que atendió el año pasado a 33 mil personas de forma directa en 252 programas a lo largo del país- está viviendo la presión de una inflación que afecta la vía de los insumos intensivos para la labor social como la alimentación, combustibles y otros. Según sus estimaciones, este año proyectan que los costos adicionales sumarán $ 1.200 millones, un 13,7% más que en 2021.
Tal como se pudo constatar, el ítem alimentación es especialmente preocupante. Si se consideran los gastos totales de comida para las residenciales, el aumento será de unos $ 500 millones este año (un 22%).
A esto se suma que, tras más de 2 años de una pandemia que ha deteriorado las finanzas personales de los chilenos, las donaciones se han hecho cuesta arriba y estiman que deberán subir los ingresos, al menos, en 12% con respecto al 2021 para asumir este nuevo escenario.
Donaciones y transparencia
El Hogar de Cristo cuenta con 350 mil socios y donantes, los que representan el 55% de su presupuesto anual. El 45% restante proviene de fuentes propias, subvenciones y convenios con el Estado por la ejecución de programas sociales.
Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo, explica cómo han enfocado el quehacer en ciertas prestaciones sociales en los últimos años: “Hace 15 años teníamos servicios de salud, policlínicos y programas de vivienda. Nosotros nos retiramos porque son áreas que han sido cubiertas por el Estado”.
Pese a estos avances, Romero señala que con el tiempo van surgiendo nuevas necesidades y como Hogar de Cristo, se han enfocado en llegar a lugares más “carenciados” y afectados por múltiples problemas desde el estallido social hasta la presente inflación.
Entre los grupos a los que han llegado como fundación, Romero detalla que se encuentran “niños de sectores alejados; poblaciones de migrantes con mucha pobreza; los cerca de 200.000 jóvenes desescolarizados, que son caldo de cultivo para generar “soldados” del narco; a las 20 mil personas que viven en situación de calle y que son la cara más dura de la pobreza, donde están vulnerados todos los derechos humanos. Hoy lo más extremo de cada una de esas realidades es que no están siendo cubiertas por el Estado”.
La institución asegura que de cada $ 100 que reciben de aporte, $ 87 van a la atención directa y $ 13 van a los gastos de soporte de la operación social. El detalle está en la memoria, que ha ido avanzando para entregar la mayor cantidad posible de información: “Los donantes y colaboradores piden información transparente”, dice Romero.