Un sincero análisis de lo que ha sido la gestión del gobierno del presidente Sebastián Piñera realiza el senador Hernán Larraín (UDI) en DF, quien a pesar de la serie de errores que enumera, está optimista de que finalmente la ciudadanía le dará nuevamente a la Alianza la opción de conducir el país.
- ¿Cómo analiza estos tres años del gobierno del presidente Piñera?
- En lo fundamental se ha dibujado una obra de gobierno que es muy positiva, valiosa y que más allá del reconocimiento ciudadano que tenga. Se ha hecho un buen gobierno y varios datos objetivos permiten así afirmarlo. Este es un gobierno que ha cumplido en forma significativa su programa y le ha agregado varios otros compromisos. Datos como el crecimiento económico del 6% nos permiten afirmar que se recuperó un ritmo que se había perdido en los gobiernos anteriores, se aumentó el empleo creando 800 mil puestos de trabajo, ha habido un aumento real de los sueldos también.
En lo referido al manejo de las finanzas públicas encontramos un manejo responsable; y en la reconstrucción ha sido un gran desafío, pero el gobierno en cuatro años logrará cumplir con la reconstrucción en términos completos. Además, este gobierno ha tenido una agenda social potente y exitosa.
- ¿Pero la buena gestión económica no ha implicado mayor respaldo?
- Varias razones lo explican. El crecimiento económico no se traslada al bolsillo de la gente de un día para otro, pero también se han creado 800 mil puestos de trabajo. Se avanza pero cuesta que exista un reconocimiento fuerte de la gente. Adicionalmente, porque este período, sobre todo por la crisis estudiantil, ha permitido ver que las exigencias han cambiado. Hay que enfrentar las aspiraciones de una nueva sociedad -con una fuerte clase media- que tiene aspiraciones cualitativas distintas.
- ¿Qué otros errores?
- En general, el gobierno no ha tenido buenos manejos de crisis, porque la situación de los estudiantes en 2011, lo de Magallanes, Aysén, y los reclamos ambientalistas, no han sido manejados en forma debida. Particularmente en lo estudiantil, se demoró mucho en reaccionar, lo hizo en forma contradictoria, lo que significó la salida de un ministro de Educación. Otra área donde no se ha sido exitoso es en el combate a la delincuencia y eso tiene que ver, porque quizás había muchas expectativas en que un gobierno nuestro pudiese ser mucho más efectivo que los gobiernos de la Concertación.
- ¿También existe baja credibilidad en el gobierno?
- Eso tiene otras explicaciones. Hubo tardanza del presidente en resolver conflictos de interés, tuvo la voluntad de hacerlo, pero se demoró, por ejemplo, la venta de acciones de Lan e incluso la forma en que se resolvió lo de Colo Colo le fue en contra. La crisis con Bielsa se le asoció en forma negativa a la imagen presidencial ¿y por qué? porque no se resolvió oportunamente un conflicto de interés. Además, muchos proyectos no fueron presentados en forma debidamente acuciosa y se prestó para que la oposición generara esta idea de la letra chica, que probablemente no fue intencionada, pero que finalmente lo tenía; como cuando el proyecto de postnatal eliminaba seis meses de fuero maternal, era absurdo e innecesario, tanto así que rápidamente se corrigió. Pero cuando los proyectos llevaban elementos de esa naturaleza se desvirtuaba un poco el éxito de presentar la iniciativa y le permitía a la oposición neutralizar ese efecto y llevarse aplausos cuando en realidad no les correspondía, porque cuando fueron gobierno no eliminaron el 7% de salud ni aumentaron el postnatal.
- ¿Y la relación con la Alianza?
- El gobierno, sobre todo al inicio, no tuvo en debida cuenta un trabajo coordinado con el propio oficialismo, tanto a nivel parlamentario como de los partidos y hemos asistido a constantes cortocircuitos que han sido producto de inexperiencia o de falta de conducción política del gobierno. Además, durante algún tiempo no tuvo el debido criterio para entender que no teníamos mayoría en el Congreso y que había necesidad de buscar acuerdos en los proyectos más emblemáticos era inevitable y lo entendió tardiamente, pero logró sacar adelante las iniciativas. La suma de todos estos elementos es lo que ha hecho que el juicio ciudadano no reconozca toda la inmensa obra del gobierno y se le quede muchas veces en la retina los elementos negativos.
- ¿Está más cerca o lejano un segundo gobierno de la Alianza?
- Las elecciones no se resuelven necesariamente por cómo haya sido la gestión de un gobierno. Pienso que la gestión de la ex presidenta Bachelet fue bastante ineficiente, pero ella quedó con una imagen muy positiva, a pesar que el gobierno haya sido mediocre. Pero esa alta valoración no significó que la ciudadanía apoyara a ese gobierno. Aquí estamos con una gestión de gobierno muy positiva, que quizás debería ser argumento suficiente para ganar las próximas elecciones.
Sin embargo, esto puede no ser así, porque la gente al final va a elegir entre candidatos que representan algo, es posible que la candidata Michelle Bachelet logre meter bajo la alfombra los fracasos de su gestión, las profundas divisiones que hay al interior de la Concertación, la falta de unidad de propósitos y de proyecto político, porque bajo el aura mágica de Bachelet puede pasar piola.
Espero que cuando la ciudadanía enfrente el proceso electoral presidencial y tenga que evaluar, advierta que los hechos que se han producido durante este gobierno se pueden perder si llega un gobierno encabezado por Bachelet, que no creo que garanticen que van a mantener el crecimiento económico, el alto empleo, y que van a tener la capacidad de resolver problemas equivalentes a una reconstrucción. Pienso que no está aun dirimida la elección presidencial y en ese escenario, si la gente se pone la mano en el corazón y analiza con objetividad; creo que tenemos altas posibilidades de ganar.
Compromisos pendientes con la agricultura
El senador asumirá la presidencia de la comisión de Agricultura donde pedirá al gobierno que cumpla sus compromisos con el sector.
- ¿Qué temas serán prioridad?
- Lo más urgente es acelerar la solución de las distorsiones que afectan la actividad agrícola. Es muy ingenuo que tengamos nuestras fronteras abiertas a productos que vienen del extranjero subsidiados en desmedro de nuestros productores.
El caso argentino es lo más evidente, nos golpea en el maíz en estos días, pero lo han hecho en trigo y otras áreas. En esto nosotros tenemos que ser categóricos, los mecanismos de distorsiones han funcionando en forma débil, tardía e ineficiente; y si bien esperamos que la comisión de distorsiones resuelva rápido el problema cuyuntural del maíz, espero que como comisión de Agricultura se presione al Ejecutivo para que cumpla su compromiso de enviar un proyecto de ley que revise la estructura, composición y funcionamiento de la comisión de distorsiones de manera de hacerla más efectiva, proactiva y no esperar denuncias sino que proceder de oficio y con una integración que garantice que se van a tomar estas cosas de manera independiente y no con el influjo del gobierno.
Lo segundo es el tipo de cambio, porque podemos tener las mejores medidas para evitar distorsiones y los mejores acuerdos económicos, productividad y rendimiento, pero con un tipo de cambio bajo, eso significa que nuestra capacidad exportadora se pierde y al revés se potencia la importación de productos agrícolas. El tipo de cambio es otro de los 25 compromisos que tiene el gobierno con la agricultura; Piñera se comprometió a tener un dólar estable y competitivo, y solamente se ha cumplido el primer compromiso, estable, pero a la baja.
"Expulsión de soldados era más efectiva"
- ¿Cómo analiza el proceder del gobierno en el caso de los soldados bolivianos?
- El gobierno tiene que entender que estos problemas no son sólo judiciales y legales. Si se actuaba bajo ese criterio, el gobierno actuó muy bien, porque aplicó la legalidad. Sin embargo, tratándose de conflictos de esta naturaleza están involucradas también cuestiones de relaciones exteriores y esos no son sólo problemas judiciales, sino que también políticos y creo que teniendo en consideración la historia reciente con Bolivia hay que tener especial cuidado de no permitir que el gobierno boliviano tenga pretexto para continuar en su campaña contra Chile producto de su interés de recuperar soberanía marítima. Habría sido más efectiva la expulsión inmediata y evitar entrar en este legalismo chileno que a veces nos juega malos partidos, les dimos algunos días de entretención a Evo Morales para desacreditarnos injustamente. El gobierno pudo haber seguido un camino más expedito de expulsión, porque lo contrario nos generó un conflicto que no nos ayuda y nos pone a la defensiva y beneficia la postura de víctima del gobierno boliviano.