En sus 30 años de estudio profundo sobre América Latina y sus conflictos, el ex embajador Gabriel Gaspar, va al grano cuando se trata de analizar el caso que mantiene a Chile y Perú enfrentados en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.
- ¿Qué base jurídica tiene Perú para impugnar los tratados del 52 y 54?
- Los alegatos y la estrategia peruanos descansan exactamente en lo que ya conocíamos: en el desconocimiento del carácter de tratado de los acuerdos del 52 y del 54. Me temo que todos los argumentos que conozcamos en las próximas semanas también serán sumamente conocidos.
- Entonces ¿cuál es la intención de Perú de recurrir a un tribunal internacional?
- Eso lo tiene que ver el tribunal de La Haya. Pero en mi opinión, la demanda ante la Corte Internacional de Justicia no es más que un síntoma de algo mayor.
- ¿De qué?
- Es un síntoma de desconfianza profunda que existe entre Perú y Chile. Y por lo tanto, mientras no enfrentemos esto, vamos a seguir viviendo roces como lo hemos vivido desgraciadamente.
- ¿Cuáles son esos roces?
- Un sector de la elite peruana tiene animosidad contra Chile, fundamentada en las heridas abiertas que dejó la guerra. Pero junto con ello, en Perú recelan de lo que ellos denominan el “militarismo chileno”. En ese imaginario peruano también hay afirmaciones en los libros de texto de enseñanza peruana, con lenguaje que hablan de las “provincias cautivas”, que sin lugar a dudas, generan un sensación de animosidad contra Chile. Como bien han dicho varias personas,este es un caso fabricado, basado en al animosidad de una parte de la elite peruana y diría también por una falta mayor de diplomacia y de estrategia.
- Si es como Ud. señala ¿por qué aflora ahora?
- Se activan porque Chile avanza. A fines de la primera década de este siglo, sustantivamente con un entendimiento con Bolivia en la llamada agenda de los 13 puntos. La demanda marítima peruana tiene una carambola de doble efecto desde el punto de vista de la diplomacia peruana. Por un lado, cuestiona los límites y mantiene vivo el irredentismo contra Chile, pero al mismo tiempo, torpedean las negociaciones de Chile con Bolivia, porque si se aplicase la tesis que propone la Cancillería peruana respecto al límite que ellos consideran la bisectriz, se podría dar la cruel paradoja que si bolivianos y chilenos construyéramos un acuerdo, Bolivia podría tener acceso al Pacífico pero no tendría mar porque ese mar sería un puerto ciego. Ese mar sería peruano, entonces, sin lugar a dudas que el entendimiento que trabajamos chilenos y bolivianos amenazó seguramente algunas de las pretensiones geopolíticas en Lima.
“No sólo es jurídico”
- Entonces, ¿el tema es más político que jurídico?
- No es un tema puramente jurídico, indudablemente hay que hacer una buena defensa jurídica y eso hay que apoyarlo y respaldarlo, pero no podemos aceptar la propuesta que nos hizo desde un principio la diplomacia peruana de encapsular el tema y manejarnos por cuerdas paralelas. Por un lado, el tema de La Haya, y por otro lado, el comercio y las relaciones. Esto es como decir, por un lado te pateo y por otro lado, negociemos.Las relaciones de Estado son compactas, son uniformes. Por eso echo de menos más política, más estrategia, más diplomacia.
- ¿La relación bilateral comercial va a terminar imponiéndose sobre la política?
- Hace muchos años tenemos una muy buena relación económica y comercial con Perú. Pero a pesar de tener excelentes relaciones en este ámbito, no es suficiente para cambiar los paradigmas de política exterior que existe en Torre Tagle (edificio de la Cancillería peruana), no es suficiente. La historia está llena de países que han tenido muy buenas relaciones económicas pero han terminado enfrentados porque tienen conflictos de otro tipo. Pero la experiencia muestra que el mercado no arregla esto por sí solo. Lo que hay que hacer aquí es sincerar los temas, y con respeto.