Mientras el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, ejercía el rol de articulador político del gobierno de Michelle Bachelet, el ataque terrorista en el Subcentro de la Escuela Militar lo sacó brusca e inesperadamente de libreto, cambiando su agenda por una centrada en la Seguridad Ciudadana, área que había quedado, más bien, centrada en la Subsecretaría del Interior y en la del Delito.
Desde el mundo político siguen con atención la actuación del jefe de gabinete, que dejando en segundo plano la conducción de las reformas, se vio conminado a asumir este nuevo rol que podría afectar el destino del gobierno.
Tanto en el oficialismo como en la oposición coinciden en que el atentado terrorista del lunes es “la prueba de fuego” del, hasta ahora, más popular ministro político. Si bien unos y otros plantean que no se pueden atribuir responsabilidades políticas en lo sucedido esta semana, sí admiten que éstas se harán efectivas a partir de la forma como actúe el gobierno y, en particular, Peñailillo en su calidad de responsable de la seguridad pública. De hecho, un dirigente de la Alianza advierte que “tiene que atreverse a cruzar la frontera y endurecer su postura frente al terrorismo”, toda vez que una de las principales críticas es que la autoridad había dado señales de “debilidad” frente al tema.
Tema de Estado
Siguiendo este análisis, la gran apuesta de Peñailillo y su principal desafío es mostrar suficiente liderazgo como para convertir el problema del incipiente terrorismo en materia de Estado, algo en lo que también coinciden representantes de todos los sectores. Uno de ellos el timonel de la UDI, Ernesto Silva, quien visitó al ministro el lunes en la tarde, justamente para ponerse a disposición de apoyar su labor, siempre y cuando se tomen medidas en la línea de lo que el sector propone, explica con franqueza: “el país necesita unidad en torno a una acción fuerte que contenga el terrorismo”, advierte. En la misma línea, el senador gremialista Hernán Larraín señala que “no es el momento para juicios políticos, sino para actuar con criterio de unidad institucional. Hay que avanzar en ese espíritu”. Por otra parte, el parlamentario recordó que cuando la Comisión de Seguridad realizó una cumbre sobre el tema, hace unos meses, el ministro usó esa plataforma para anunciar “perfeccionamientos a la Ley Antiterrorista y a los servicios de inteligencia”, lo que da cuenta de la preocupación que el secretario de Estado tenía en relación al tema.
Cambio de rol
Con este nuevo rol pasarían a segundo plano las reformas cuya responsabilidad se había atribuido Peñailillo cuando se hizo cargo, por ejemplo, de las negociaciones por el binominal o el tender puentes con el empresariado para tranquilizar al sector por el complejo momento económico. Sin embargo, como lo percibe un representante de la DC en el plano de la seguridad pública al ministro se le abre “una tremenda oportunidad para catapultarse políticamente, si logra sacar adelante la investigación y las modificaciones necesarias a la Lay Antiterrorista y de inteligencia. Por eso que es un tremendo desafío. O, de lo contrario, pierde lo que ha logrado hasta hoy”.
El desafío de aglutinar al oficialismo y la oposición detrás del objetivo de intentan contener el terrorismo en Chile es percibido como el más importante para lo que resta de la gestión del ministro. En este contexto, el senador de RN Francisco Chahuán, destaca la necesidad del cambio de rol en el quehacer del ministro de articulador político a responsable de la seguridad. A su juicio, el atentado “marca un antes y un después para Peñailillo y se va a poner a prueba su liderazgo y en esto se juega el futuro de su gestión si no logra que este problema se asuma como una tarea de Estado”.
Por su parte, el también RN Alberto Espina –integrante de la Comisión Especial de Seguridad- admitió que si bien hace un tiempo discrepó con el diagnóstico del gobierno en materia de terrorismo, ahora “es el momento de apoyarlo y cerrar filas, porque se trata de una materia de Estado muy seria”. Pero acto seguido agrega que “la prueba de fuego de Peñailillo va a ser la prontitud con que presente los proyectos de ley y sus contenidos y la capacidad que muestre para conducir a las policías y los servicios de inteligencia de manera que las investigaciones den resultado, porque de lo contrario no sólo se debilita políticamente, sino que comienzan las responsabilidades políticas”. Mientras que la lectura que hace un representante de la Nueva Mayoría es que desde hace unos meses, el ministro perdió su “gran capital que era justamente el de no tener agenda propia al interior del gabinete, por lo que si no le va bien en este desafío va a salir trasquilado y va a perjudicar al gobierno”.
EEUU alerta de "potencial riesgo" a ciudadanos
La Embajada de Estados Unidos en Chile, envió ayer un mensaje a sus ciudadanos informando respecto al atentado, ocurrido el lunes en el exterior de la estación Escuela Militar del Metro de Santiago.
La delegación estadounidense indica en su comunicado que "la explosión, que hirió a 14 personas, es la última de una serie de detonaciones en lugares públicos ocurridas durante las últimas semanas".
Además, advierte que este incidente "sugiere un riesgo persistente para la población, proveniente de artefactos explosivos dejados en espacio públicos en Santiago. El número creciente de incidentes y sus ocurrencias aleatorias en el transporte público y espacio públicos presentan un potencial riesgo a los ciudadanos en Santiago".
En la misma línea, el mensaje de la embajada llama a todos los ciudadanos de Estados Unidos a "aumentar su vigilancia y evitar paquetes sospechosos o mochilas abandonadas en zonas públicas, así también como en el transporte en Santiago". De hecho, insiste en que si se encuentran con alguno de estos elementos se alejen del área cercana y "alerten a las autoridades inmediatamente".
Esta misiva se suma al documento preparado en agosto por el Consejo Asesor de Seguridad en el Extranjero de EE.UU. (OSAC, por sus siglas en inglés). Esta organización público-privada, alertó en esa ocasión a las empresas que están instaladas (o desean instalarse) en Chile sobre un "repunte de las actividades anarquistas con artefactos explosivos improvisados".
Otros países como Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido (entre otros), también han venido advirtiendo a sus ciudadanos sobre posibles riesgos asociados a los últimos atentados en el país.
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