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Carlos Ominami: "El principal problema de Chile es su relación vecinal"

El senador y PS hace un juicio crítico de la forma en que se han estado manejando las relaciones exteriores y anticipa situaciones complejas.

Por: Por Patricia Arancibia Claves | Publicado: Sábado 11 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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Con Carlos Ominami es imposible aburrirse. Le gusta el debate intelectual para lo cual está siempre abierto y preparado. Convertido en un outsider, desde que dejó el Senado y el PS ha acompañado a M-EO en la conformación de su propuesta progresista y cuestionadora del sistema político imperante. Muy bien contactado en el exterior, desde Chile XXI alentó el triunfo de Humala y es un fuerte crítico al manejo de la Cancillería en materias vecinales. Fue por ahí que partió nuestro diálogo.

-¿Qué te pareció el triunfo de Humala?
-Bien y si fuera peruano habría votado por él. Valoro que se hiciera una elección correcta, que pudieran votar 700 mil de ellos que viven en el extranjero y particularmente que haya triunfado un candidato plebeyo, desvinculado de los grandes éxitos económicos. Eso significa un desfase muy fuerte entre las elites y la opinión del pueblo peruano. Humala fue víctima de una de las campañas del terror más intensas que se hayan desplegado. El poder del dinero compró encuestas y medios de comunicación, lo que hace muchos años que no se veía en América Latina. En Chile, nosotros fuimos los únicos que dijimos que se estaba intoxicando a la gente con cifras que no eran reales.

-¿Cambiará el modelo económico? Hay mucho temor, reflejado en la Bolsa…
-Nosotros les hemos ofrecido -no sé si a ellos les servirá- contarles la experiencia nuestra del 89-90. Acá también nos tenían miedo, quizás menor, pero existía. Nunca fue más gente que a mi primera exposición en ICARE porque yo era el tipo al que le tenían más susto, por lo que sé cuáles son las vulnerabilidades y cómo enfrentar el chaparrón. Me parece inquietante que sea Alan García el que esté en estos momentos agitando las aguas diciendo que el gobierno va a hacer un plan de contención. Me recuerda el discurso de Zaldívar de 1970 cuando ganó Allende. En todo caso, creo que más que cambio de modelo, el gran tema de ellos es la inclusión que significará hacer ciertos ajustes tributarios. Escuché que estaban mirando la experiencia nuestra con el royalty. Pero yo les diría que están en condiciones de hacer algo más agresivo que eso.

-¿Cómo ves la relación que tendrá con Chile?
-Habrá que trabajar mucho ya que antes de su triunfo, las expectativas eran malas. Perú tomó una decisión muy drástica y agresiva al llevarnos a La Haya. En el fondo, inventaron un cuento que no es herencia de la Guerra del Pacífico, sino un tema muy posterior cuya autoría –desde el punto de vista político- es reivindicado por Toledo y García. El camino no es bueno para ninguna de las partes. Si Perú pierde, Chile no gana nada y allá se armará un lío por la forma en que se condujo el pleito, convirtiéndose en un episodio más que irá a la lista de los agravios que el pueblo peruano ha sufrido a manos de Chile y de la elite chilena. En ese caso, la elite peruana tendrá que entender que la herida que se le abre se la auto infringió. Pero auto infringida o no, las heridas son heridas y viviremos una situación bien compleja.

-¿Y si el fallo es adverso a Chile?
-Piñera va a estar metido también en un lío mayor, porque se le va a enrostrar que no fue capaz de defender la integridad de los derechos de Chile y que entregó señales equívocas al mundo y a la Corte, condecorando a Alan García, copeteándose juntos y poniendo por delante las inversiones -15 mil millones de dólares- y no la defensa de la soberanía. Espero que no ocurra, pero si es así, te garantizo que Piñera lo va a pasar mal.

-¿Exacerbará la situación el fuerte nacionalismo de Humala?
-Quizás alguien como él -y lo digo en condicional-puede tener mejores opciones de manejar una situación que será de todas maneras difícil. A Keiko le hubiera sido más problemático porque era sospechosa de tener connivencias con empresarios y con Chile. Con todo, se nos viene algo muy delicado donde Chile va a perder sí o sí. Si tiene razón desde el punto de vista jurídico, no va a ver mermada su soberanía, pero va a quedar con un vecino aún más herido y conflictuado.

-Se ve complicado nuestro escenario vecinal…
-Pienso que el principal problema que tiene Chile, en el corto y mediano plazo, es su relación vecinal. Si bien Piñera tenía disposición de arreglar las cosas con Bolivia, el diablo metió la cola con la cooperación policial chilena a EE.UU. en el episodio Sanabria. Dificulto que Piñera, el canciller y el ministro de Defensa supieran, pero es muy difícil que Carabineros haya podido actuar desde agosto del 2010 sin que Hinzpeter no estuviera al tanto. Ahí se vulneraron las confianzas con Bolivia y posteriormente vino una reacción del núcleo tradicional de la Cancillería que hizo ver que no tenía ningún sentido continuar con la línea de Lagos y Bachelet de formular una propuesta porque los bolivianos siempre la iban a rechazar.

-Es decir, ¿errores de la Cancillería?
-Es la vuelta a la política tradicional diciendo que no tenemos nada pendiente y la manera con que Chile elude pronunciarse sobre el tema marítimo. Por eso Morales les dijo: esto se acabó, tenemos nuestra dignidad y nos vamos a las instancias internacionales cambiando de estrategia. Chile, de una manera curiosa y poco coherente, contestó que tenían que elegir: diálogo o pleito en la Haya, lo que es raro, porque con Perú, que nos amenaza y nos lleva a tribunales internacionales, tenemos una política distinta, de cuerdas separadas: nos vamos a tomar pisco sour al palacio Pizarro, se sacan fotos con el empresariado y se cuidan las inversiones. Esto no sólo es incoherente sino abusivo: garrote para Morales y mucha condescendencia para García.

-Y, ¿qué te parecen las declaraciones de Allamand?
-Esas declaraciones fueron un desastre. Debe descartarse completamente cualquier posibilidad de conflicto armado, por lo que estar hablando que las FF.AA. están preparadas para, es una amenaza sin sentido que lo único que hace es enturbiar más las relaciones. Además resulta realmente injusto que la amenaza sea hacia Bolivia, que sabemos que es el más débil.

-¿No nos debilita ser críticos hacia el gobierno en materias que son de Estado?
-Ponerle nombre a las cosas no tiene por qué debilitarnos. Lo que nos debilita es justamente la política que el gobierno ha seguido. Necesitamos un acuerdo político amplio para temas de Estado como éstos. Pero el canciller tomó sus decisiones. Tenemos una Cancillería que es un poco obtusa, enamorada de sus ideas; un cónsul en Bolivia que en algún momento dijo que la mejor relación era no tener relaciones… Me llamó la atención que Piñera agradeciera el 21 de mayo la unanimidad que existía en torno a la política internacional. Demuestra que la oposición ha sido bastante complaciente, ignorante e indiferente: debiera ser más clara para señalar que no nos gusta cómo se están conduciendo las cosas con nuestros vecinos.

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