En el marco del diálogo y el intercambio de ideas que ha querido instaurar la administración de Michelle Bachelet con el sector empresarial, la Asociación de Industriales Metalúrgicos y Metalmecánicos (Asimet) publicó un informe -encargado a F&K Consultores-, en el que constatan su
preocupación por las propuestas que contempla el programa de gobierno en materia del sueldo mínimo.
El análisis recuerda que la actual administración se comprometió a crear una instancia técnica de carácter tripartita que asesore al gobierno durante el reajuste del salario mínimo, el que, a su vez, a mediados de la administración debería llegar a los $ 250.000.
En relación a esto, el informe destaca que “si bien es destacable la creación de esta instancia técnica, de manera de aislar esta discusión de potenciales presiones políticas, dada la fragilidad de la industria manufacturera parece preocupante la propuesta de un reajuste que no considere los potenciales efectos sobre una industria que provee de tantos empleos al país”.
Como señala el presidente del gremio, Gastón Lewin, esta advertencia no es un simple capricho, sino que se sustenta en el débil crecimiento del sector y en la cantidad de personas que emplea la industria por este tipo de sueldo.
“Yo creo que hay un tema que es una aspiración lógica, todo el mundo quiere ganar más plata, pero hay una limitación en términos de lo que puede soportar una industria para dar una cantidad de puestos trabajos, respecto a los costos que está teniendo el sector”, comentó Lewin.
Y es que en relación a los costos el documento recalca que, sólo entre enero de 2010 y enero de 2014 la mano de obra tuvo un aumento de 30% en términos reales, sin haber aumentado considerablemente la productividad por trabajador. Mientras que el precio promedio de la energía, otro gasto considerable para la industria, sobrepasó al promedio de los países de la OCDE el año 2007 manteniendo una brecha de aproximadamente 30% desde esa fecha.
En lo que se refiere a la mano de obra, en tanto, si se analiza el número de personas que gana menos o igual al salario mínimo, versus el total de empleo generado por rama, es posible observar que la industria manufacturera es de las que, en términos relativos, más emplea personas en ese tramo de ingresos. En términos absolutos, es la segunda industria que más trabajo aporta en Chile, con aproximadamente 900.000 puestos.
“Es por esto que es relevante hacer un llamado de atención a las autoridades para que, la comisión técnica que asesore al gobierno sobre el reajuste al salario mínimo, involucre dentro de sus obligaciones la generación de instancias de reunión y discusión con los principales actores, sobre los potenciales efectos que tendrían para la industria manufacturera y para el empleo que esta industria genera”, consigna el texto.
En esa línea, Asimet le propone a las autoridades que, junto con las medidas relativas a ajustes salariales, se desarrollen programas de capacitación específica que incrementen la productividad de los trabajadores y se profundicen los subsidios al empleo ya existentes.
Con todo, Lewin reiteró que la idea del informe es “dar a conocer la realidad de nuestro sector, que entiendan cómo ha ido perdiendo competitividad y a su vez como esto (el alza del salario mínimo) puede impactar en el empleo”.