Andrés Velasco Brañes (52) junto con ser un académico de nota, tiene tras sí una vasta experiencia en el ámbito económico y político. Doctor de la Universidad de Harvard y ex ministro de Hacienda durante el gobierno de Michelle Bachelet, hace una semana lanzó oficialmente su candidatura presidencial, convencido que llegó la hora de los independientes. Dispuesto a enfrentar todo tipo de desafíos, ha demostrado que tiene carácter, personalidad y conocimientos para plantearse frente al país con una propuesta diferente para un Chile diferente.
- ¿Qué te pareció el discurso del presidente? ¿Cubrió alguna de tus expectativas?
- El discurso tuvo una gran omisión: la ausencia total de reformas políticas, elemento clave para que la sociedad avance y mejore. Necesitamos con urgencia tener un mejor sistema político, menos desgastado, menos depreciado, en más sintonía con la gente. Es notable como encuesta tras encuesta se observa que el grado de apoyo al Parlamento, a los partidos, a las coaliciones está en su nivel más bajo y para revertir esta situación es fundamental llevar a cabo reformas políticas de fondo.
- ¿Te refieres al binominal?
- Me refiero al binominal que no da para más, y en general, al conjunto de leyes para normar la relación entre el dinero y la política, el lobby, el financiamiento de los partidos y de las campañas. Pienso en una Ley de Partidos Políticos que regule la democracia interna de los partidos, en una ley de primarias, en la descentralización de la elección de Intendente. La agenda es larga y salvo una mención al pasar de la ley del lobby y en que no dijo nada muy concreto, estos temas estuvieron totalmente ausentes de la Cuenta.
- Y ¿qué rescatas en lo positivo?
- Un tono menos exitista. Va despareciendo por su propio peso la falta de modestia de decir que en 20 días harían lo que no se hizo en 20 años y están asumiendo que los países se construyen entre todos y gradualmente.
- Llama la atención el juicio tan negativo de algunos personeros de la oposición, que no están dispuestos a valorar ningún elemento positivo...
- No cabe duda que a la oposición le ha costado ser oposición, ha estado mucho más centrada en sus peleas internas, en disputas por cupos, en parcelas de poder, que en hacer propuestas y fijar la agenda del país. Cuando la crítica se queda en el área chica, no debiera sorprendernos que a la gente la deje indiferente.
- Tras dos años de gobierno, ¿cómo ves el manejo económico?
- Chile vivió una recuperación fuerte. Esto tiene mucho que ver con lo breve que fue el impacto de la crisis en Chile y con el conjunto de las políticas adoptadas para lidiar con ella. El contraste no puede ser más grande con España, Italia o Grecia que llevan cinco años continuados en crisis, mientras que en Chile duró menos de un año porque, en su momento, 2009, se tomaron decisiones correctas. Este es un punto a favor, no de uno u otro gobierno, sino del país.
- ¿Lo ha hecho bien el actual ministro de Hacienda?
- Tengo como principio no hacer comentarios personales en ninguna dirección y ciertamente los ministros de Hacienda no necesitan que los ex le comiencen a dar consejos por los diarios. Pero lo que no deja de sorprenderme y preocuparme, es que un gobierno que llegó con el planteamiento que iba a realizar grandes transformaciones productivas, grandes reformas, al cabo de dos años -y con un discurso que marca la pauta para un tercer año- muestre tan poco en ese plano. Esas reformas brillan por su ausencia. Los twitter ardían porque las palabras tecnología e innovación no fueron pronunciadas ni una vez por Piñera; se habla de pleno empleo y se olvida que hay 3 millones y medio de personas que tienen más de 18 años y menos de 65 años, que no están estudiando, que no tienen problemas de salud y no trabajan. Son mujeres con niños chicos que no pueden salir al campo laboral, jóvenes que no tienen experiencia y se cansan de buscar. Se anunció un sistema de capacitación que no se ha implementado.
- Decidiste entrar de lleno a la arena política y convertirte en candidato presidencial. ¿Qué te motivó a dar este paso?
- La convicción de que Chile necesita cambios que el mundo político tradicional no va a llevar a cabo, convicción que comencé a forjarme yendo al Congreso por 4 años y que se me ha fortalecido conversando con mucha gente.
- ¿Quiere decir que también Bachelet es parte de ese mundo político tradicional?
- Quiere decir que los que se han arrogado la vocería de la ex presidenta vienen de ese mundo. Es cosa de analizar, por ejemplo, el tema de las reformas políticas. ¿Cuántos años el mundo político viene hablando de la reforma al binominal y ésta no ocurre? No ocurre porque los parlamentarios que fueron elegidos bajo el actual sistema, digan lo que digan a la prensa, en la práctica son sus beneficiarios y por lo tanto, no lo quieren cambiar. Algo parecido ocurre con el lobby, el financiamiento de las campañas, la elección de los Intendentes, porque saben que un Intendente exitoso el día de mañana le disputará una senaturía y será competencia. Tenemos un sistema político bloqueado, en que los mismos se mantienen en ciertos cargos. Esto sólo va a cambiar cuando haya real competencia desde fuera, de los independientes, de las generaciones jóvenes. El poder no se regala, se gana. Esperar, como esperaban algunos, no rinde muchos frutos.
- ¿Qué te diferencia de los otros precandidatos de la oposición?
- No estoy levantando mi candidatura para diferenciarme en particular de alguien. Estoy planteando los cambios, las mejoras y transformaciones que a mi juicio, y de la gente con que trabajo y he conversado en todo Chile, son necesarios. Veremos si los otros candidatos se plantean con la misma fuerza. Me parece imprescindible, por ejemplo, transformar de pie a cabeza, la estructura de los partidos políticos. Veremos si los que vienen del corazón de esos partidos pueden hacer las mismas propuestas. Por otra parte, creo que en Chile, persiste de un modo doloroso, en la vida cotidiana, la discriminación étnica, por orientación sexual, la discriminación contra las mujeres y veremos si los candidatos que vienen de matrices ideológicas más tradicionales, pueden dar esas batallas.
- Ser candidato presidencial sin el apoyo de una infraestructura de partido es bien complicado…
- Históricamente lo fue, pero ojo, todo depende de las circunstancias y las de hoy son atípicas. Si hay un momento para los independientes, ese momento es ahora. No recuerdo un período en nuestra historia reciente donde los partidos políticos estuvieran tan desacreditados, en que el desencanto con las cúpulas fuese tan fuerte, en que ambas coaliciones políticas -de gobierno y oposición- fueran tan denostadas. El rechazo hacia ellas alcanza el 70%.
- ¿Y eso no es peligroso para la democracia?
- Lo que pasa es que fruto de 25 años de expansión de los derechos democráticos, del derecho a la educación, de una mayor prosperidad, hay una generación de chilenos más educados y conscientes, con expectativas mucho más altas, que no se sienten interpretada por los partidos, que tienen muy poca sintonía con la política tradicional; una generación que le disgustan sobremanera las peleas acerca de pactos, arreglos, cupos, fórmulas, discusiones que nadie entiende mucho y que a nadie le importan mucho, lo que abre un espacio muy grande para los candidatos Independientes.
- ¿En qué se diferencian con ME-O porque todo indica que disputarán en primarias abiertas?
- El sentimiento de desencanto está latente en la sociedad chilena y los candidatos y movimientos que están surgiendo en contraposición a la política tradicional también son muchos. La diferencia está en quien le puede hacer propuestas al país y quien está en condiciones de gobernar. Yo vengo no sólo con el entusiasmo de convocar a los independientes, sino con la experiencia de haber estado en un gobierno y haber estado previamente por 25 años, diseñando fórmulas y pensando políticas públicas para Chile. Creo que a la hora de sopesar las potencialidades de esta candidatura, eso va a estar muy presente.
"HICIMOS MÁS DE 20 CAMBIOS TRIBUTARIOS"
- ¿Por qué no hiciste una Reforma Tributaria? Tenían el poder para hacerlo...
- Hicimos más de 20 cambios tributarios. Es un poco surrealista este debate en que llaman reforma a lo suyo y ajuste a lo que hacen otros. Es una niñería lingüística. Algunos de los que ahora se presentan como una gran novedad, se vienen haciendo de antes: se contempla subir los impuestos a las empresas y, eso se hizo 2 veces en el gobierno de la Concertación; bajar el impuesto a las personas, se hizo con Lagos; modificar el Impuesto de Estampilla, lo hicimos nosotros; bajar los aranceles, se hizo varias veces, incluyendo el gobierno de Bachelet. La gran omisión del cambio tributario propuesto por Piñera, es no plantear cerrar resquicios y granjerías que permiten que personas de altos ingresos, no tributen lo que deben.
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