Juan Esparraguito: mercado fresco surgido en pandemia
Una solución transitoria para sobrevivir económicamente, se transformó en empresa familiar. Tomás Vial, con la colaboración de su mujer, Pascuala Lira, creó Juan Esparraguito. El emprendedor incluso rechazó una oferta en el mundo financiero para repartir frutas, verduras y más.
- T+
- T-
Hace un año atrás Tomás Vial no sabía diferenciar una lechuga costina de una escarola. Hoy está convertido en emprendedor a cargo de Juan Esparraguito, servicio que reparte frutas y verduras y que nació hace casi 10 meses, junto con la declaración de pandemia.
En ese momento Vial se encontraba en medio de un proceso de contratación en el rubro del mercado de inversiones, donde se había desempeñado profesionalmente hasta entonces. Junto con la llegada del Covid-19, este se detuvo.
Entonces, ante la necesidad de ocuparse y generar ingresos, junto a su mujer, Pascuala Lira, decidieron echar a andar un delivery de frutas y verduras. Armaron una lista de productos y se la mandaron a sus más cercanos por WhatsApp, sin imaginarse que rápidamente se transformarían en empresa familiar.
Lira es artista y se encargó de diseñar un logo. El nombre fue prácticamente automático. “Juan Esparraguito siempre ha sido una institución familiar”, cuenta ella refiriéndose a Las aventuras de Juan Esparraguito o el niño casi legumbre, libro infantil publicado por Agustín Edwards Mac Clure en 1930, con el cual creció en la casa de su abuelo.
Además, Vial mide 1.97 cm, entonces funcionaba como personaje también. “Cuando llega a las empresas agrícolas a buscar productos, los trabajadores lo miran y dicen: ¡Con razón Juan Esparraguito!”, cuenta la artista.
Ver esta publicación en Instagram
En rodaje
Durante los primeros días el matrimonio Vial Lira ponía despertador a las 5.00 am para partir a Lo Valledor, a veces realizando más de un viaje diario, para cumplir con los pedidos. En su casa, sus hijos Samuel y Rosalía los ayudaban a pesar y armar las cajas.
Pero la demanda escaló rápidamente y a las dos semanas Tomás, con la ayuda de su cuñado, armó el sitio www.juanesparraguito.com con e-commerce Shopify. Junto con eso, inscribió la marca y constituyó la empresa.
Como el espacio familiar ya no daba abasto, les pidieron a sus amigos Michelle Letelier y Federico Campino, dueños del restaurant El Camino, que por esos días tenía sus puertas cerradas por la cuarentena, que les facilitaran el patio del local ubicado en Avenida Italia para empaquetar los pedidos.
Para el reparto subarrendaron transporte escolar que también estaba en desuso y contrataron a algunos meseros del mismo restaurant que se encontraban acogidos a la Ley de Protección del Empleo para que los ayudaran empaquetando.
Lira por su parte quedó a cargo de las redes sociales e imagen de la empresa, dándole un toque de arte al Instagram @juan_esparraguito. La demanda siguió aumentando y el clima empeoró, por lo que en junio decidieron arrendar una bodega en la comuna de Recoleta, cerca de los principales centros de abastecimiento de frutas y verduras, y compraron dos refrigeradores. “Fue todo sobre la marcha”, comenta el ingeniero comercial.
La decisión vital
En septiembre el proceso de contratación que se había detenido en marzo, se reactivó y volvieron a contactarlo desde un banco de inversiones. Entonces Vial lo conversó con su mujer y decidió rechazar la oferta para continuar con la pyme.
“Siempre tuve el bicho de emprender y terminó dándose por necesidad. Ahora tengo ganas de seguir enfocando mi energía en Juan Esparraguito”, afirma. En ese momento Pascuala retomó sus labores de artista, y aunque se mantiene como “directora artística”, contrataron a una agencia de marketing para que maneje la estrategia comunicacional y las redes sociales.
Ver esta publicación en Instagram
Hoy tienen ocho personas contratadas, entre ellos un administrador y un jefe de calidad a cargo de revisar y certificar que todos los productos se encuentren en óptimas condiciones. Como existen muchos servicios de reparto similares, la apuesta diferenciadora de Juan Esparraguito es la excelencia y la presentación.
Las cajas son reutilizables e intentan usar el mínimo de plástico posible. “Todo entra por la vista. Si los clientes reciben una caja impecable, le sacan fotos y las suben a Instagram, generando un marketing orgánico”, explica la pareja a través de una conversación por Zoom.
Ver esta publicación en Instagram
Una de las estrategias claves fue instruir a sus trabajadores para que afinaran el criterio de selección. “Si un producto está feo, se saca. La merma tampoco se pierde, la consumimos nosotros o la donamos”, afirman.
La empresa ha ido incorporando a su lista de pedidos productos premium de distintos emprendedores nacionales, como los quesos La oveja vasca y Tambo Alto, la miel Reina Madre, las flores Frida Cardo, el pan de masa madre Crust, y prontamente incluirán café y jamón a su oferta.
En estos momentos manejan más de 250 pedidos semanales y compraron dos camiones refrigerados que reparten la mercadería en las comunas de Santiago, Providencia, Vitacura, Las Condes, Lo Barnechea, Ñuñoa y La Reina.
“Con el calor queríamos garantizar que los productos lleguen alegres y no desmayados”, comentan. El tamaño de los pedidos varía, pero el ticket promedio ronda los $50.000, calcula Vial. Y quiere crecer: “El desafío es lograr entregas dentro del mismo día, porque actualmente recibimos pedidos y despachamos al día siguiente”.
Desarrollar una app propia y ampliar la zona de reparto, son otros de los objetivos. “Nunca imaginé que sería tanta pega. Es bien sacrificado, pero también ha sido muy motivante”, dice el nuevo empresario.