e-conservatory, el emprendimiento musical de dos hermanos
Pablo y Pedro Larraín acaban de lanzar esta plataforma que ofrece clases, particulares y virtuales, de distintos instrumentos musicales. Uno es diseñador y el otro músico, y aquí cuentan cómo crearon e-conservatory durante la pandemia.
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Los hermanos viven en la misma casa, pero a la hora de la cita concertada por Zoom se conecta cada uno desde su pieza. Juntos pero no revueltos, pareciera ser el mensaje. Pablo tiene 25 años y está terminando de estudiar Diseño en la Universidad Católica. Pedro tiene 20 y por estos días parte a Montreal, Canadá, a estudiar Dirección de Orquesta en McGill University.
Entre ellos se tratan de Pablito y Pedrito, y se hacen las clásicas bromas de hermanos. Juntos acaban de lanzar e-conservatory, clases particulares en modo virtual. Se trata de un emprendimiento nacido durante estos meses de encierro. Pero es también “el resultado de las insospechadas vueltas de la vida”, sintetiza Pedro.
La historia musical de los dos hermanos arranca hace 16 años cuando sus padres les tomaron clases de piano con el actualmente famoso director de orquesta chileno, Paolo Bortolameolli. Durante unos cinco años estudiaron juntos, y luego Pablo lo dejó.
En cambio Pedro continuó adelante con la determinación de convertirse en pianista profesional. “El músico aquí soy yo”, recalca durante la conversación, con un dejo de humor. También le dedica unas palabras de admiración a su maestro Bortolameolli, pieza clave en su rumbo profesional y amigo cercano de su familia.
El hermano menor entró a estudiar al conservatorio, primero de la Universidad Mayor y luego de la Universidad Católica. También participó de concursos de piano como el que organizaba radio Beethoven, entre otros certámenes. Con el apoyo de sus padres a los 16 años se fue de intercambio cinco meses al Curtis Institute of Music en Filadelfia y en 2018 decidió que quería estudiar afuera.
Audicionó para distintos conservatorios en Estados Unidos y Canadá, y finalmente entró a The Royal Conservatory de Toronto. Partió con una lesión en la mano, que aún no tiene un diagnóstico claro, y la cual se fue agravando hasta inhabilitarlo.
Después de un año sin encontrar solución tuvo que renunciar a la universidad y al piano, y volver a Chile. Evidentemente se trató de un golpe duro, pero él prefiere enfocarse en lo positivo y cuenta que el 2020 fue un año de reinvención durante el cual pudo constatar que su pasión es la música.
Para mantenerse productivo durante estos meses, empezó a dar clases de piano a través de Zoom. Sus alumnos van desde niños hasta mayores de 50 años. Así se dio cuenta que las clases virtuales funcionaban, y que si bien son distintas a lo presencial, cumplen con su rol educativo además de proporcionar más flexibilidad tanto al profesor como al alumno. Entonces se iluminó: crear un conservatorio online. Le planteó la idea a su hermano Pablo y este se animó inmediatamente. “Somos dos personas entusiastas”, dice Pedro.
A Pablo le queda un año para terminar la carrera de diseño y en paralelo a sus estudios ha realizado algunos trabajos freelance muy variados entre sí: desarrollo de interfaz, diseño gráfico, industrial y marketing. Aunque dejó las clases de piano hace más de diez años cuenta que sigue tocando y se considera un aficionado de la música, pero, aclara que decir eso podría ser casi ofensivo para quienes realmente se desviven por ella, como su hermano.
Dentro de e-conservatory los roles están muy claros. Pedro es el profesor, el de los contactos y las relaciones públicas. Pablo está a cargo de armar la plataforma www.e-conservatory.org y de llevar contenido a su cuenta de Instagram @econservatoryoficial.
“Con la masificación de Zoom pensamos qué podíamos ofrecer que hiciera la diferencia. Nos hacemos cargo de la mediación entre alumnos y profesores. El profesor particular muchas veces tiene la dificultad de corretear a sus alumnos o no le es tan fácil captar nuevos estudiantes. Y al alumno muchas veces le cuesta encontrar un profesor de buen nivel. Ese espacio entre medio, nosotros podíamos llenarlo”, afirma el diseñador.
El requisito para quienes quieran tomar las clases, es uno: no se necesita saber nada de antemano. “Nuestro público es todo aquel que quiera aprender a tocar un instrumento musical”, sostiene Pablo. El filtro de calidad está puesto en los profesores, todos jóvenes estudiantes o recién egresados de conservatorios de música que necesitan hacer clases para mantenerse económicamente.
“Nuestro plan es ir rellenando nuestra oferta con una gama de instrumentos orquestales y tener varias alternativas. En Canadá pude conocer excelentes músicos que estuvieron muy dispuestos a participar de este instituto virtual”, cuenta Pedro. Dos de ellos son Kristian Vogel y David Liam, profesores de saxofón y cello, respectivamente.David Liam.
Actualmente son seis los profesores disponibles para tomar cursos en la plataforma y el 15 de enero, cuando cumplan un mes desde el lanzamiento oficial, incorporarán dos nuevos nombres. Los hermanos cuentan que están recibiendo solicitudes, reservas e inscripciones de profesores y alumnos que se incorporarán a partir de marzo.
Las clases se pueden tomar por sesión, cada una tiene un valor de $20.000, pero el programa está pensado para que sean cuatro sesiones mensuales por $70.000, es decir $17.500 cada una. Ellos como plataforma se quedan con un 14% de cada sesión. Por el momento, solo ofrecen clases particulares lo cual hace más fácil la coordinación entre las partes, pero no descartan ampliarse a otros formatos cuando pasen a la etapa de expansión. Trazaron un plan de seis meses con el foco puesto en conseguir alumnos locales, para luego internacionalizarse.
La ventaja de una plataforma así, coinciden, es terminar con las barreras físicas y conectar a un alumno con un profesor en cualquier parte del mundo. “E-conservatory parte con la idea de que si esto funciona, habrá clases que no podrían haber existido por distancia”, agregan. Ahora que Pedro partirá a estudiar a Montreal, tiene la misión de reclutar nuevos profesores de excelencia que quieran sumarse al instituto virtual.
También crearon un sistema de becas, al cual se puede postular en el sitio. El primer becado es Waseno Thong, un joven indio que toma clases de piano gratis con Pedro desde la localidad de Nagaland. “Tiene que ver con los cimientos de nuestro emprendimiento, poder acercar la música también a aquellos que no cuentan con los recursos suficientes”, sostiene el profesor.
Durante los últimos meses le han dedicado aproximadamente dos horas diarias, cada uno, a la creación de la plataforma y tienen tres reuniones semanales. Durante el proceso recibieron consejos de su entorno familiar más cercano y de sus amigos. Conversaron también con expertos en marketing y están agendando reuniones con publicistas.
“La marca la levantamos nosotros dos, probando. Como diseñador la mayoría de la pega se hizo antes, ahora se trata de mantener la plataforma y ver hacia dónde vamos a proyectarla”, dice Pablo. Pedro por su parte confía en el éxito de e-conservatory y cree que en un tiempo más la plataforma requerirá dedicación absoluta por lo que eventualmente tendrían que contratar a alguien.
“Hemos visto que son muchos los papás que les encantaría que sus hijos tomaran clases de piano o de otro instrumento, y dadas las circunstancias, tengo mucha fe”, afirma. Pablo agrega: “La idea nace en pandemia y lógicamente en una situación así es fácil explotar el mensaje, pero por los comentarios que hemos recibido creo que esto trascenderá al encierro. Tiene una instantaneidad que la gente ahora valora más, incluso aunque pueda desplazarse”.
“Somos muy distintos, nos lo han dicho y yo también lo creo. Nos complementamos. No lo miraría como que uno de nosotros es más esto o lo otro”, declara Pedro. Pablo lo interrumpe: “Aunque tú eres el más catete”. Se ríen. Cuentan que entre ellos dos hay una hermana mujer estudiante de medicina y que es muy distinta a ellos. “Somos como un triángulo, pero muy cercanos”.
Retomando la idea de las vueltas de la vida, el músico se explaya y dice que tuvieron que alinearse dos elementos para que naciera e-conservatory: “Mi hermano tuvo que encontrar su pasión latente por el diseño, talento que combina muy bien con una inteligencia envidiable, y por otro lado mi propia historia, yo iba a ser pianista y quiero seguir haciendo música. La música tiene un montón de beneficios: estimula la sensibilidad, creatividad, lógica, reflexión. Todo eso es cierto, pero la razón por la que yo y mis colegas hacemos música es porque la experiencia es tremenda. Eso queremos transmitir en e-conservatory”.