De Arica a Villa O´Higgins: el viaje más largo de los tomates del desierto
Durante cinco años un equipo de emprendedores ariqueños probó distintas formas de producción agrícola en el desierto de Atacama. Sin recursos para funcionar, un concurso los llevó a producir y expandirse a otras partes de Chile. Hoy Hidrodesierto es un negocio que da buenos frutos.
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Hace dos años el ingeniero comercial Pietro Alberti (28) junto a tres de sus socios veían frustradas las expectativas de llevar su innovadora idea al mercado. Juntos habían trabajado probando tecnologías de agricultura tecnificada en el desierto de Atacama y los resultados, a pesar de ser exitosos, no recibían el financiamiento necesario para funcionar.
Hoy, después de haber ganado un fondo de 10 millones de pesos del concurso Impulso Chileno en 2018, cosechan a la semana más de 100 kilos de tomates cherry y se están expandiendo al resto de Chile.
Primero comenzaron vendiendo bandejas de 500 gramos dentro de Arica. Después su negocio creció a Coquimbo y Santiago. Hace pocos días los tomates cruzaron todo el país y llegaron a la XI Región, a las manos de Andrónico Luksic, empresario que está detrás de "Impulso".
"Una gran emoción recibir en Villa O'Higgins, corazón de la Patagonia Chilena, estos ricos tomates cherry desde Arica. Demuestran la gran tenacidad y convicción de Pietro, uno de los miles de emprendedores chilenos que día a día luchan por sus ideas con esfuerzo", señala Luksic a DFMAS.
El aviso que les cambió la vida
Pietro cuenta que comenzaron a probar técnicas en junio del año 2015. "Partimos con un invernadero de 12 metros cuadrados aproximadamente. El cual nosotros lo utilizábamos solamente de experimentación, en los cuales probamos todos los sistemas hidropónicos hasta llegar al nuestro", comenta. Además de eso trabajaba paralelamente desde su casa. "Hacía pruebas con una bandeja de 1,2 metros y lo hice con tomates cherry para ver cómo era la producción", sostiene agregando que las nuevas fuentes de plástico que utilizan son de 2,4 metros.
Y así, hace ya 5 años el equipo conformado por los técnicos electrónicos Néstor Rojas (65) y Mauricio Vadulli (65), el ingeniero electrónico Juan López (59) y Alberti, comenzaron evaluando distintas formas de producción agrícola en el desierto. Frutilla, acelga, pepino, maracuyá, kumquat y otras especies de frutas y verduras dieron resultado, pero el tomate cherry fue el que mejor funcionó, asegura Alberti.
"Mezclamos la experiencia, la sabiduría y la juventud para llevar a cabo este proyecto", comenta Alberti, quien es enfático al destacar que ninguno de ellos es agrónomo, por lo que su proyecto "parecía una locura".
El método con el que decidieron trabajar es una tecnología de flujo y reflujo, la que consiste en un sistema hidropónico de bajo costo que funciona sembrando sobre gravilla de construcción. Tal sustrato se vierte sobre bandejas de plástico que conservan el agua filtrada por las raíces de la planta para volver a ser utilizada posteriormente. "Como estamos en el desierto no hay mucha agua y tuvimos que ingeniar alguna alternativa que fuera rentable", sostiene Alberti, quien explica que una de las dos formas de recolección de agua es a través de la condensación del aire.
Mostraron su idea a distintas autoridades de Arica y nacionales, pero no les dieron el visto bueno. "Les gustaba y encontraban todo bonito, pero nunca nos quisieron aportar", comenta el ingeniero. Sin embargo, no se dieron por vencidos. A medios del 2018 vieron un aviso en el diario sobre el concurso de Impulso Chileno. Y probaron suerte. Sin esperarlo, quedaron seleccionados entre los 20 mejores proyectos de un total de 8 mil postulantes. "Nuestra idea no era tan loca", argumenta.
En crecimiento
Actualmente utilizan 2.900 litros de agua para 240 plantas de tomate cherry distribuidas en 350 metros cuadrados de terreno, aunque hasta ahora sólo cerca de la mitad del espacio está siendo utilizado. "Estamos en etapa de experimentación", explica Alberti. El trabajo se hace entre las familias de los 4 emprendedores, quienes limpian los tomates y los salen a vender a la ciudad.
Si bien, en un principio sólo cosechaban entre 8 y 10 kilos a la semana la producción ha ido en aumento, por lo que buscar nuevos mercados se ha vuelto necesario. "Hacemos más de 100 kilos a la semana e irá en aumento", comenta el ingeniero de la Universidad de Tarapacá, Si bien, hasta el momento generan utilidades cercanas a los "500 mil pesos" las expectativas de crecer siguen siendo altas y buscan adjudicarse más fondos.
Entre los puntos destacables hay que mencionar que la empresa ahora es finalista del programa Desafío emprendedor del Banco de Chile que entrega 20 millones de pesos a cada uno de los ganadores con el objetivo de hacer crecer sus negocios. Ante esta posibilidad Alberti asegura, "que hayan visto nuestro proyecto y tengamos la posibilidad de seguir mostrándonos, es espectacular para que el sueño de Hidrodesierto crezca". Y concluye: "Demostraremos que esto es 100% posible y que sí vale la pena postular a concursos".