Tres innovaciones que buscan el reciclaje y revalorización de mascarillas desechables
El ministerio del Medio Ambiente estima que cada chileno utiliza dos mascarillas al día, generando 30 millones diarios a nivel nacional y 4 mil toneladas de plástico al mes. En este contexto, nacen las soluciones para su reciclaje desde el mundo académico y empresarial.
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U. de Concepción:
maceteros, bandejas y posavasos
La Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la Universidad de Concepción trabaja desde principios de este año para la recolección y revalorización de las mascarillas utilizadas en posavasos, maceteros y bandejas a partir del plástico recuperado.
Carla Pérez, subdirectora del Departamento de Consultoría e Innovación UDT, explica que el proceso funciona con la utilización de la capacidad instalada de la universidad y montar una cadena productiva de desinfección, clasificación, molienda y peletización del plástico.
Además, tienen un programa de reciclaje en conjunto con Softys -CMPC- y la municipalidad de Concepción en que han instalado 10 puntos limpios para la recolección de mascarillas desechables, con una meta de recuperación de cuatro toneladas durante los cuatro meses que funcione este plan piloto.
Hoy tienen una capacidad instalada de procesamiento de 1500 kilos al mes y tienen más de 25 clientes que pueden elegir entre solamente la revalorización de sus mascarillas o llevarse algún producto elaborado a partir de los cubreboca. Ya han entregado 2500 maceteros y a principios de enero entregarán 2 mil bandejas de alimentación.
Pérez señala que esperan aumentar su capacidad de procesamiento a 5 mil kilos por mes y que el próximo año proyectan sumar clientes de la industria de alimentos o del servicio de atención de pacientes. "Estamos viendo el reciclaje de elementos de protección personal, como, por ejemplo, cascos, lentes y guantes quirúrgicos. Hay una serie de otros elementos que tienen casi nulo reciclaje nacional", destaca Pérez.
Ecofibra:
Paneles aislantes de residuos textiles
En 2016 empezó Ecofibra, una empresa ubicada en Alto Hospicio de reciclaje y elaboración de productos de construcción a partir de las mermas de ropa usada y residuos textiles que entran por la zona franca en el norte.
Franklin Zepeda, fundador y gerente de la empresa, cuenta que hace seis meses se propusieron integrar los desechos de las mascarillas en los residuos textiles para la elaboración de paneles aislantes, una tarea difícil ya que al estar compuestas por polipropileno -es decir, plástico-, las mascarillas son inflamables.
Sin embargo, hoy la empresa elaboró su propio liquido ignifugo para maderas y textiles, además de hacer que pequeños trozos de mascarilla se integren a los textiles y desarrollar una técnica para que el polipropileno quede impregnado de este líquido y sea repelente al fuego. "Logramos integrar estas mascarillas dentro de la aislación térmica, siendo los únicos en el mundo", cuenta Zepeda.
Actualmente, estos paneles están en proceso de certificación y esperan poder comercializarlo en febrero próximo, en conjunto a un programa de recolección de mascarillas de menor escala en Alto Hospicio.
"Para hacer una casa de 80 metros cuadrados se necesitan 67 mil mascarillas, eso representa el 20% del material completo, mientras que el 80% es fibra. Vamos a poder reciclar muchas mascarillas porque también la salida de ese reciclaje es masiva y solamente este año hemos vendido en Tarapacá 130 casas", señala Zepeda.
Arte UC:
papel para grabado
Preocupada por la cantidad de mascarillas en el suelo y su contaminación para el medioambiente, la académica de la Escuela de Arte de la Universidad Católica y jefa del Magíster en Arte, Carolina Larrea, está realizando el proyecto Papel Corona, para el reciclaje de tapabocas y su conversión a papel para grabado.
Larrea es vicepresidenta de la Asociación Internacional de Fabricantes de Papel a Mano y Artistas del Papel (Iapma, por sus siglas en inglés) y en octubre de este año se contactó con la comunidad internacional de papel sustentable Peace Paper Project, quienes son los creadores de Papel Corona.
Desde entonces ha estado recolectando mascarillas en el Campus Oriente de la universidad y papel cubre camillas en la Clínica UC de San Carlos y en el Hospital Clínico UC de Marcoleta.
Explica que para la producción de papel se deben hacer pulpas del papel cubre camillas y algodón -ya que las mascarillas son de plástico y no tienen celulosa-, mientras que para los cubrebocas se deben procesar con ácido cítrico y bicarbonato de sodio para ablandarla.
Una vez mezcladas las tres pulpas, se pasan por una pila holandesa y se obtiene papel.
"Para cada pliego de 24 por 18 centímetros de papel se necesitan dos mascarillas. Es un proceso no nocivo para el medio ambiente y se utiliza una técnica de la India de uso de poca agua; es 100% sustentable", señala Larrea.